En las elecciones del 4 de marzo, la coalición de centro-derecha liderada por La Liga obtuvo la mayoría de los votos, pero el M5S fue el partido más votado. Ninguno de los dos bloques tiene mayoría parlamentaria y por lo tanto deben negociar para formar gobierno.
"Ciertamente, no estoy ansioso por formar a toda costa un Gobierno con cualquiera", dijo el líder de La Liga, Matteo Salvini, en una conferencia de prensa en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, en la que descartó una alianza de gobierno con el gobernante Partido Democrático (PD), de centro-izquierda.
"Nunca gobernaré con (Matteo) Renzi", señaló, en referencia al ex primer ministro y líder del PD. "Si para llegar al gobierno tengo que sumar a aquellos a quienes los italianos rechazaron la semana pasada, entonces (digo que) absolutamente no", añadió.
En tanto, el candidato del M5S para primer ministro, Luigi Di Maio, dijo que su partido no ofrecería de ninguna forma lugares en el Gobierno a eventuales socios de coalición.
Di Maio evadió las preguntas sobre qué concesiones podría hacer y rechazó la opción de un gobierno de unidad nacional.
"No estamos preparados para concebir un equipo de gobierno diferente al que fue apoyado por la voluntad popular", dijo en la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma, en referencia al gabinete que propuso su partido antes de los comicios.
Di Maio dijo que dependía ahora de los demás ofrecer ideas que podían ser asumidas por su partido. "(Queremos un) diálogo con todos sobre los temas y en este aspecto no vi a nadie hacer una sola propuesta", apuntó.
Salvini y Di Maio, que tendrían las bancas suficientes como para gobernar juntos pero nunca expresaron su voluntad de hacerlo, mostraron una imagen pública muy diferente. El líder de La Liga puso de relieve su euroescepticismo, mientras que el candidato del M5S destacó su postura moderada.
Salvini descartó una salida "repentina y en solitario" de la eurozona, pero dijo que si la Unión Europea obstruye sus pedidos para renegociar las reglas y regulaciones del bloque, tiene expertos "trabajando en un plan B".
Di Maio, por su parte, dijo que el programa electoral de su partido "nunca fue extremista" y mencionó "la estabilidad del país" como una preocupación fundamental. "No queremos tener nada que ver con los partidos extremistas de Europa", destacó ante la prensa extranjera.
En el Parlamento Europeo, el M5S está en el mismo grupo que el británico UKIP y el alemán AFD, pero bajo el liderazgo de Di Maio - que asumió en 2017 -, el partido le bajó el tono al euroescepticismo y, por ejemplo, abandonó la idea de hacer un referéndum sobre el euro.
El presidente Sergio Matarella será el encargado de llevar adelante las conversaciones para formar gobierno. Se espera que comience a reunirse con los líderes partidarios a fines de marzo o principios de abril. Si no logra un acuerdo, podría fijar nuevas elecciones para fines de 2018.
"Eso no nos asusta", dijo Di Maio, en medio de los pronósticos de que si se llevan a cabo nuevos comicios los beneficiados podrían ser los partidos de protesta, con lo que se perjudicarían las fuerzas más tradicionales como el PD o Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi.
"Ciertamente, no estoy ansioso por formar a toda costa un Gobierno con cualquiera", dijo el líder de La Liga, Matteo Salvini, en una conferencia de prensa en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, en la que descartó una alianza de gobierno con el gobernante Partido Democrático (PD), de centro-izquierda.
"Nunca gobernaré con (Matteo) Renzi", señaló, en referencia al ex primer ministro y líder del PD. "Si para llegar al gobierno tengo que sumar a aquellos a quienes los italianos rechazaron la semana pasada, entonces (digo que) absolutamente no", añadió.
En tanto, el candidato del M5S para primer ministro, Luigi Di Maio, dijo que su partido no ofrecería de ninguna forma lugares en el Gobierno a eventuales socios de coalición.
Di Maio evadió las preguntas sobre qué concesiones podría hacer y rechazó la opción de un gobierno de unidad nacional.
"No estamos preparados para concebir un equipo de gobierno diferente al que fue apoyado por la voluntad popular", dijo en la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma, en referencia al gabinete que propuso su partido antes de los comicios.
Di Maio dijo que dependía ahora de los demás ofrecer ideas que podían ser asumidas por su partido. "(Queremos un) diálogo con todos sobre los temas y en este aspecto no vi a nadie hacer una sola propuesta", apuntó.
Salvini y Di Maio, que tendrían las bancas suficientes como para gobernar juntos pero nunca expresaron su voluntad de hacerlo, mostraron una imagen pública muy diferente. El líder de La Liga puso de relieve su euroescepticismo, mientras que el candidato del M5S destacó su postura moderada.
Salvini descartó una salida "repentina y en solitario" de la eurozona, pero dijo que si la Unión Europea obstruye sus pedidos para renegociar las reglas y regulaciones del bloque, tiene expertos "trabajando en un plan B".
Di Maio, por su parte, dijo que el programa electoral de su partido "nunca fue extremista" y mencionó "la estabilidad del país" como una preocupación fundamental. "No queremos tener nada que ver con los partidos extremistas de Europa", destacó ante la prensa extranjera.
En el Parlamento Europeo, el M5S está en el mismo grupo que el británico UKIP y el alemán AFD, pero bajo el liderazgo de Di Maio - que asumió en 2017 -, el partido le bajó el tono al euroescepticismo y, por ejemplo, abandonó la idea de hacer un referéndum sobre el euro.
El presidente Sergio Matarella será el encargado de llevar adelante las conversaciones para formar gobierno. Se espera que comience a reunirse con los líderes partidarios a fines de marzo o principios de abril. Si no logra un acuerdo, podría fijar nuevas elecciones para fines de 2018.
"Eso no nos asusta", dijo Di Maio, en medio de los pronósticos de que si se llevan a cabo nuevos comicios los beneficiados podrían ser los partidos de protesta, con lo que se perjudicarían las fuerzas más tradicionales como el PD o Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi.