Inicio
Política
Patricio Guzmán.
En un texto remitido a la AFP coincidiendo con la salida de la edición francesa en DVD de su documental, impactante evocación de las secuelas de la dictadura chilena desde la perspectiva de la astronomía, Guzmán explica que el montaje de su película ha sido una "verdadera carrera de obstáculos".
Antes de ser ovacionado en Cannes, el proyecto fue rechazado a lo largo de tres años por 15 televisiones de Europa y Estados Unidos. En su Chile natal, por la FONDART y la CORFO, principales fondos de ayuda a cine y televisión. En Argentina, por el Departamento de Cine de la Universidad San Martín.
El proyecto pudo salir adelante producido por Renate Sachse, esposa del cineasta, con préstamos personales de amigos y el apoyo de Televisión Española, WDR (Alemania), el Fonds Sud francés y Región de París, además de ayudas para escritura de la SCAM francesa y la Fundación Sundance en Estados Unidos.
El presupuesto no pasó de 600.000 euros, que no incluyen ni el sueldo ni los derechos de autor del cineasta, tampoco las remuneraciones de la productora delegada ni de la producción ejecutiva en Chile, puntualiza el cineasta.
Después de ser aplaudido por la crítica, de ser presentado en la sección oficial del pasado Festival de Cannes, de ser premiado como mejor documental europeo de 2010, de estrenarse en Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, México y Chile, de coleccionar selecciones y galardones en más de 14 festivales internacionales, "aún no tenemos los medios para reembolsar nuestros préstamos personales", explica Guzmán.
"Nuestro infortunio, desgraciadamente, no es un caso único", asegura el director de "La batalla de Chile" en los años setenta, que se dice "entristecido" al comprobar "cómo aumenta la falta de confianza de la industria del cine respecto a los autores, sobre todo cuando proponen obras insólitas, atípicas o singulares".
A los responsables de televisiones que le aseguraban que su proyecto no era para el gran público, Guzmán puede replicar ahora que la película se estrenó en octubre pasado con 43 copias en Francia, donde suma 61.000 espectadores y sigue en cartelera en 16 cines.
La industria del cine "nos incita con firmeza a abordar temas y estilos predefinidos", reflexiona el cineasta. "Hemos llegado quizás a una encrucijada: aceptar esta forma de sumisión, que nos vaciará de nuestra inspiración, o retirarnos a una especie de exilio".
El director de "El caso Pinochet" y "Salvador Allende" explica que quiere dar la alarma "para defender la libertad de creación del cine documental".
Su película "ha sabido encontrar su público y "prosigue su odisea", se congratula el director chileno. "Pero, mientras tanto, no dejo de interrogarme sobre las razones de que cada vez sea más difícil ejercer el oficio de cineasta", concluye.
Antes de ser ovacionado en Cannes, el proyecto fue rechazado a lo largo de tres años por 15 televisiones de Europa y Estados Unidos. En su Chile natal, por la FONDART y la CORFO, principales fondos de ayuda a cine y televisión. En Argentina, por el Departamento de Cine de la Universidad San Martín.
El proyecto pudo salir adelante producido por Renate Sachse, esposa del cineasta, con préstamos personales de amigos y el apoyo de Televisión Española, WDR (Alemania), el Fonds Sud francés y Región de París, además de ayudas para escritura de la SCAM francesa y la Fundación Sundance en Estados Unidos.
El presupuesto no pasó de 600.000 euros, que no incluyen ni el sueldo ni los derechos de autor del cineasta, tampoco las remuneraciones de la productora delegada ni de la producción ejecutiva en Chile, puntualiza el cineasta.
Después de ser aplaudido por la crítica, de ser presentado en la sección oficial del pasado Festival de Cannes, de ser premiado como mejor documental europeo de 2010, de estrenarse en Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, México y Chile, de coleccionar selecciones y galardones en más de 14 festivales internacionales, "aún no tenemos los medios para reembolsar nuestros préstamos personales", explica Guzmán.
"Nuestro infortunio, desgraciadamente, no es un caso único", asegura el director de "La batalla de Chile" en los años setenta, que se dice "entristecido" al comprobar "cómo aumenta la falta de confianza de la industria del cine respecto a los autores, sobre todo cuando proponen obras insólitas, atípicas o singulares".
A los responsables de televisiones que le aseguraban que su proyecto no era para el gran público, Guzmán puede replicar ahora que la película se estrenó en octubre pasado con 43 copias en Francia, donde suma 61.000 espectadores y sigue en cartelera en 16 cines.
La industria del cine "nos incita con firmeza a abordar temas y estilos predefinidos", reflexiona el cineasta. "Hemos llegado quizás a una encrucijada: aceptar esta forma de sumisión, que nos vaciará de nuestra inspiración, o retirarnos a una especie de exilio".
El director de "El caso Pinochet" y "Salvador Allende" explica que quiere dar la alarma "para defender la libertad de creación del cine documental".
Su película "ha sabido encontrar su público y "prosigue su odisea", se congratula el director chileno. "Pero, mientras tanto, no dejo de interrogarme sobre las razones de que cada vez sea más difícil ejercer el oficio de cineasta", concluye.
