Los representantes de los países miembros de la OEA, entre ellos ocho cancilleres, aprobaron una resolución en la que se aboga por la cooperación regional para buscar nuevos enfoques contra el narcotráfico, que prevengan o mitiguen los costos sociales, y revisar las políticas tradicionales.
"El régimen internacional actual impone el prohibicionismo, inspira a la guerra que nuestros países, en particular los de tránsito como Guatemala y (el resto de) Centroamérica, hemos librado contra las drogas con un alto costo de violencia", afirmó el presidente anfitrión, Otto Pérez.
A pesar de que existe un interés para buscar alternativas, Estados Unidos impulsa la política represiva contra ese flagelo, criticada por gobiernos como los de Guatemala, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y otros latinoamericanos.
En la cita, el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para la lucha antidrogas, William Brownfield, destacó que en ese combate se necesita la colaboración de todos los países.
"Respetamos el derecho soberano de los Estados de decidir cómo pueden asignar sus propios recursos y apoyamos la idea de que las políticas contra las drogas se realizan mejor dentro de un marco colaborativo", aseveró.
- Violencia desborda -
El mandatario guatemalteco consideró que la ilegalidad de las drogas y la guerra contra el narcotráfico hizo de Centroamérica la región sin conflicto armado más violenta del mundo, con más de 30 homicidios por cada 100.000 habitantes, según la ONU.
"En México, en Centroamérica o en el Caribe tanto como en África y las islas del Pacífico, atestiguamos la violencia, la ruptura de lazos sociales o las condenas desproporcionadas, todo ello vinculado con la lucha contra las drogas", afirmó por su parte el canciller de México, José Antonio Meade.
Desde el 2006 México libra una lucha militar contra poderosos carteles de drogas que ha dejado al menos 80.000 muertos.
El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, fue uno de los más críticos de la estrategia de Washington basada en la represión, y dijo que gobiernos anteriores en el hemisferio "consintieron" la imposición de un "enfoque prohibicionista militarista" que atentó "en muchos casos contra la soberanía nacional".
Pérez sorprendió en febrero de 2012 cuando propuso legalizar las drogas, y estima "urgente" que el continente concerte una propuesta de regulación, al considerar que la política estadounidense fracasó, fortaleció a los carteles del narcotráfico y disparó la violencia.
El mandatario comentó que después de 50 años de escasos avances de la lucha antidrogas es necesario "innovar" y "tener una posición cada vez más progresista".
Para el secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, se debe "debatir sin tapujos". "Hemos avanzado, encontrado nuevos enfoques para enfrentar el tema de drogas de cara a la sesión especial de la ONU", que analizará reformas a la Convención sobre drogas que data de 1961, destacó.
- Combate diferenciado -
Tanto Meade como el vicecanciller de Nicaragua, Denis Moncada, y otros representantes coincidieron en que la lucha antinarcotráfico debe ser abordada desde las distintas responsabilidades entre países consumidores, productores y de tránsito.
"Hay que alcanzar compromisos que nos permitan acordar medidas para reducir la oferta y la demanda y mantener vigente el principio de responsabilidad común y compartida", destacó Meade.
Para Moncada, "la responsabilidad debe de ser diferenciada entre (los países) productores y consumidores, con los que son de tránsito como Centroamérica", consideró.
Patiño pidió a las naciones consumidoras asumir la responsabilidad y controlar la demanda para desestimular la oferta, y recriminó que "son contados con los dedos de las manos los grandes narcotraficantes apresados o condenados" en Estados Unidos "donde tienen sus negocios y cuentas bancarias".
El canciller costarricense, Manuel González, estimó que la lucha debe estar enfocada en la justicia y salud, y coincidió con su homóloga colombiana María Ángela Holguín en que se debe combatir también la corrupción asociada al narcotráfico.
La OEA convocó a esta cita extraordinaria -seguimiento de otra en 2013 en la ciudad colonial guatemalteca de Antigua- para avanzar en una posición común sobre el problema mundial de las drogas de cara a la asamblea especial de las Naciones Unidas que se celebrará en el primer trimestre de 2016.