Después de una reunión entre el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y el canciller ruso Segei Lavrov en París, Kerry dijo “hablamos sobre la posibilidad de tratar de alentar el cese de fuego. Quizás un cese de fuego localizado en Aleppo”. Lavrov dijo que el presidente sirio Bashar al Assad está dispuesto a permitir que entre ayuda humanitaria en los devastados distritos controlados por los rebeldes como el este de Ghouta, un enclave al este de Damasco.
Los rusos y los estadounidenses mantuvieron discusiones en el período previo a la Conferencia de paz II que se llevará a cabo en Ginebra el 22 de enero y su cooperación es una señal positiva de que la guerra en Siria puede finalizar. Pero todavía hay diferencias sobre si Irán debe asistir. Lavrov dijo que debería, mientras que Kerry dijo que sólo si acordaba que el propósito de la reunión en Ginebra es arreglar que Assad deje el poder en Siria. Esto parece altamente improbable ya que las fuerzas de Assad están avanzando cerca de Aleppo y los divididos rebeldes están luchando su propia guerra civil en la que 700 personas han muerto en los últimos días. El grupo Isis (Estado Islámico de Irak y el Levante) lanzó un exitoso contraataque durante el fin de semana recapturando Raqqa sobre el norte del Eufrates, la única de las 14 capitales de provincia sirias jamás tomada por los rebeldes, así como Al-Bab y Tel Abyad sobre la frontera con Turquía. Los activistas locales dicen que unos 100 opositores tomados prisioneros por Isis han sido asesinados.
La guerra interna en el altamente fragmentado movimiento rebelde, que tiene tanto como 1200 grupos diferentes, los desacreditará aún más a ellos en el país y en el extranjero. Una de las razones principales de porqué ahora Estados Unidos está comenzando a estar de acuerdo con Rusia en ponerle fin a la guerra en Siria, dado que los combatientes ligados a Al Qaida y otros combatientes yijadistas parecen ser ahora la principal fuerza militar rebelde.
Las unidades más grandes rebeldes estuvieron en tratativas durante los dos últimos meses, principalmente para recibir financiación y armas de Arabia Saudita y las monarquías del Golfo. Los líderes sauditas han dicho que quieren organizar la oposición dirigida a derrocar a Assad y reducir el rol de Al Qaida. Un rasgo central de la guerra en Siria es la confrontación entre Irán y Arabia Saudita, quienes apoyan a bandos que luchan entre sí y también en Yemen y el Líbano. Rusia, Irán y Hezbolá han sido partidarios esenciales de Al Assad, a quien Estados Unidos, Arabia Saudita y sus aliados imaginaban que sería fácil de derrocar a fines de 2011 y en 2012.
Los rebeldes nunca fueron lo suficientemente fuertes para vencer al ejército sirio por sí solos. pero creían que sería posible con ayuda del poderío aéreo de Estados Unidos y la OTAN, como sucedió en Libia. Pero el surgimiento de Isis, Jabhat al Nusra y otros grupos yijadistas costernó cada vez más a Occidente ante la idea de que pudieran convertirse en los nuevos poderes en Siria después de la caída de Assad. El reciente avance de Isis en las provincias de Anbar y Nineve en Irak aumentó el incentivo para que Estados Unidos y sus aliados trataran de finalizar o, por lo menos, desescalar la guerra en Siria.
Estados Unidos y Rusia tendrían que traer a bordo a Irán, Arabia Saudita y Turquía para ponerle fin al conflicto. Una frontera abierta con Turquía que pueden cruzar sin temores, reclutas, armas y municiones ha sido crucial para el éxito de los rebeldes en el norte de Siria. Se dice que las agrupaciones nuevas formadas por los rebeldes como el Frente Islámico son financiadas por los sauditas y Arabia Saudita tomó una posición más independiente de Estados Unidos desde que el presidente Obama y David Cameron, sin apoyo público para otra guerra, no lanzaron ataques aéreos después que armas químicas fueran usadas en Damasco en agosto.
Patrick Cockburn