El mandatario argumentó que estuvo revisando los informes técnicos y comprobó que la ley es inaplicable porque requeriría disponer de 3.200 millones de dólares, casi el 25 por ciento del presupuesto nacional.
"Prefiero condenar mi futuro político antes que condenar a Paraguay" afirmó Cartes, en un mensaje transmitido por video desde la sede del Gobierno, en Asunción.
"El Congreso podría levantar mi veto si logran 23 votos en Senadores y 41 votos en Diputados, en cuyo caso, a pesar de mi veto, esta ley quedaría promulgada", recordó el presidente paraguayo.
Sin embargo, pidió a sus compatriotas que observen la conducta de los legisladores en los próximos días e insistió en que "no se puede postergar el bien de todos los paraguayos privilegiando a unos cuantos, ni usar la necesidad de la gente como instrumento proselitista".
Durante la semana trascendió que Cartes estaba dispuesto a promulgar esa ley, que venía del Congreso, para evitar más crispación social, dado que desde hace tres semanas, miles de campesinos están acampando frente al Congreso para reclamar solución a sus deudas.
El presidente admitió que existió esa posibilidad pero consideró que es imposible acceder a la demanda, en las condiciones planteadas, y prometió seguir haciendo un esfuerzo para brindar soluciones de fondo a los pequeños productores con propuestas concretas para su rehabilitación financiera y productiva.
Apenas conocido el anuncio del presidente paraguayo, los campesinos volvieron a salir de su campamento para recorrer las calles céntricas de Asunción y anunciaron que permanecerán presionando hasta obtener alguna solución que satisfaga sus reclamos.