Así lo informó hoy el Ejército de Salvación Arakan Rohingya (ARSA) en su cuenta de Twitter, tras una oleada de violencia desatada a finales de agosto que costó la vida a cientos de personas y provocó la huida de 270.000 miembros de esa minoría a la vecina Bangladesh, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Los últimos episodios de violencia comenzaron con ataques de esos grupos rebeldes a puestos del Ejército y la policía birmana, que fueron respondidos con una "acción de desalojo" de los rohingya. Sin embargo nadie sabe con claridad lo que ocurre en Rajine ante la falta de acceso de la ONU y organizaciones al lugar.
Quienes huyen cuentan que sus casas fueron reducidas a escombros y sus familiares asesinados a tiros por la policía birmana. Sin embargo, la consejera de Estado y líder de facto del país, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, acusa a "terroristas" de la ola de violencia.
"ARSA llama urgentemente al Gobierno birmano a responder a esta pausa humanitaria para cesar la ofensiva militar y participar en la ayuda a las víctimas en las zonas afectadas por el conflicto en el estado de Arakan (Rajine)", señala el texto.
La minoría musulmana de los ronhingya sufre persecución y discriminación en Myanmar, de mayoría budista. Se calcula que en torno a un millón de los 52 millones de habitantes de ese país forma parte de esa etnia.
El país los considera inmigrantes ilegales, pese a que muchos de ellos llegaron allí en el siglo XIX con los británicos, que colonizaron la nación del sureste asiático. A la mayoría se le niega la nacionalidad birmana, una política que apoya gran parte de la población budista.
Los últimos episodios de violencia comenzaron con ataques de esos grupos rebeldes a puestos del Ejército y la policía birmana, que fueron respondidos con una "acción de desalojo" de los rohingya. Sin embargo nadie sabe con claridad lo que ocurre en Rajine ante la falta de acceso de la ONU y organizaciones al lugar.
Quienes huyen cuentan que sus casas fueron reducidas a escombros y sus familiares asesinados a tiros por la policía birmana. Sin embargo, la consejera de Estado y líder de facto del país, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, acusa a "terroristas" de la ola de violencia.
"ARSA llama urgentemente al Gobierno birmano a responder a esta pausa humanitaria para cesar la ofensiva militar y participar en la ayuda a las víctimas en las zonas afectadas por el conflicto en el estado de Arakan (Rajine)", señala el texto.
La minoría musulmana de los ronhingya sufre persecución y discriminación en Myanmar, de mayoría budista. Se calcula que en torno a un millón de los 52 millones de habitantes de ese país forma parte de esa etnia.
El país los considera inmigrantes ilegales, pese a que muchos de ellos llegaron allí en el siglo XIX con los británicos, que colonizaron la nación del sureste asiático. A la mayoría se le niega la nacionalidad birmana, una política que apoya gran parte de la población budista.