El encuentro, que empezará el lunes por la tarde, será el primero entre emisarios de Bashar al Asad y una delegación compuesta únicamente por rebeldes combatientes. Los opositores políticos tendrán esta vez un mero papel de observadores.
El jefe de la delegación rebelde, Mohamad Alloush, llegó a la capital kazaja el domingo por la mañana, junto a una decena de jefes combatientes, entre ellos Fares Buyush del Ejército de Idlib, Hasan Ibrahim del Frente Sur y Mamoun Hajj Mousa del grupo Suqur al Sham.
La delegación rebelde, que en un principio tenía que estar compuesta por ocho miembros, fue ampliada a 14 representantes, a los que se añaden 21 consejeros, según una fuente cercana a la oposición.
Los diez enviados del régimen, encabezados por el embajador sirio en la ONU Bashar Jaafari, salieron de Damasco el domingo, según la agencia oficial SANA.
Ambos bandos aseguraron que esta reunión buscaría reforzar la frágil tregua vigente en el país desde el 30 de diciembre, impulsada por Rusia, aliada de Bashar al Asad, y por Turquía, que respalda a los rebeldes.
Las negociaciones de Astaná, auspiciadas por Rusia, Turquía e Irán -éste último, fiel apoyo de Damasco- se llevarán a cabo en el hotel Rixos, donde los organizadores instalaban el domingo una única gran mesa circular en la sala de la reunión.
Las dos delegaciones se reunirán por primera vez cara a cara en un mismo lugar, junto al enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.
De Mistura calificó el domingo estas negociaciones de "buena iniciativa", según declaraciones citadas por las agencias rusas.
Los occidentales por su parte tendrán una presencia mínima en las discusiones: Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña estarán representados por sus embajadores. La Unión Europea contará también con una presencia oficial.
Hasta ahora, las múltiples negociaciones que se han organizado, principalmente Ginebra I y II, han fracasado en su intento de poner fin al conflicto sirio, que ha dejado más de 310.000 muertos desde 2011.
El jefe de la delegación rebelde, Mohamad Alloush, llegó a la capital kazaja el domingo por la mañana, junto a una decena de jefes combatientes, entre ellos Fares Buyush del Ejército de Idlib, Hasan Ibrahim del Frente Sur y Mamoun Hajj Mousa del grupo Suqur al Sham.
La delegación rebelde, que en un principio tenía que estar compuesta por ocho miembros, fue ampliada a 14 representantes, a los que se añaden 21 consejeros, según una fuente cercana a la oposición.
Los diez enviados del régimen, encabezados por el embajador sirio en la ONU Bashar Jaafari, salieron de Damasco el domingo, según la agencia oficial SANA.
Ambos bandos aseguraron que esta reunión buscaría reforzar la frágil tregua vigente en el país desde el 30 de diciembre, impulsada por Rusia, aliada de Bashar al Asad, y por Turquía, que respalda a los rebeldes.
Las negociaciones de Astaná, auspiciadas por Rusia, Turquía e Irán -éste último, fiel apoyo de Damasco- se llevarán a cabo en el hotel Rixos, donde los organizadores instalaban el domingo una única gran mesa circular en la sala de la reunión.
Las dos delegaciones se reunirán por primera vez cara a cara en un mismo lugar, junto al enviado de la ONU para Siria, Staffan de Mistura.
De Mistura calificó el domingo estas negociaciones de "buena iniciativa", según declaraciones citadas por las agencias rusas.
Los occidentales por su parte tendrán una presencia mínima en las discusiones: Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña estarán representados por sus embajadores. La Unión Europea contará también con una presencia oficial.
Hasta ahora, las múltiples negociaciones que se han organizado, principalmente Ginebra I y II, han fracasado en su intento de poner fin al conflicto sirio, que ha dejado más de 310.000 muertos desde 2011.