En la soledad de una camioneta, a puertas cerradas, los testimonios se suceden uno tras otro: 26 mujeres de entre 15 y 85 años relatan mirando a la cámara experiencias de violencia y acoso sexual cometidas por extraños, amigos, familiares, policías, profesores o líderes religiosos.
"La violencia contra la mujer no tiene patrón, no tiene color de piel, no tiene clase social. Ocurre en todo lugar, en todas las franjas etarias; le ocurre a mujeres de la periferia y a aquellas de lugares ricos. Toda mujer tiene una historia para contar", resumió a la AFP Paula Sacchetta, directora de este documental estrenado en el 49º Festival de Cine de Brasilia que se desarrolla esta semana.
Los realizadores escogieron una decena de puntos urbanos en Rio de Janeiro y Sao Paulo, donde estacionaron una camioneta con un estudio montado en su interior. Desde allí, invitaron a las mujeres a entrar y relatar -sin guion ni preguntas- episodios de violencia que las marcaron para siempre.
Con máscaras o el rostro descubierto, en total 140 mujeres fueron grabadas rememorando entre lágrimas desde coqueteos prepotentes en la barra de un bar o el metro, hasta violaciones cometidas por miembros de su propia familia dentro de casa.
La idea surgió después de una reciente campaña que se extendió por las redes sociales en la que miles de mujeres relataron historias de violencia sexual utilizando la etiqueta #miprimeracoso (#meuprimeiroassédio).
El estreno del documental coincidió con la publicación de una encuesta que reveló que uno de cada tres brasileños -y brasileñas- cree que la víctima tiene la culpa de las agresiones sexuales.
El 30% de los encuestados por Datafolha concordó con la frase: "la mujer que usa ropas provocativas no puede reclamar si después es violada".
En el mismo sondeo, la frase "las mujeres respetables no son violadas" es dada como cierta por el 42% de los hombres y por el 32% de las mujeres.
"La idea de que las mujeres deben 'ser respetables' viene de nuestra cultura del estupro, que violenta a las niñas en el jardín de infantes y también a mujeres que salen a bailar", opinó la periodista Helena Bertho en una columna de la revista feminista Azmina, que desde 2014 combate la violencia de género.
"Desafortunadamente es una cultura tan arraigada que, aún con todo el crecimiento del movimiento feminista, todavía prevalece", continuó Bertho.
Según datos recopilados por la ONG brasileña Foro de Seguridad Pública, en 2014 la policía brasileña registró una agresión sexual cada 11 minutos, algo más de 47.000 ese año.
El 70% de las víctimas son niños y adolescentes y más del 88% de las agresiones son cometidas contra mujeres.
De acuerdo a estos mismos datos, considerando que apenas 10% de los casos es denunciado, los investigadores estiman que la cifra real de violaciones en Brasil puede superar el medio millón.
La película "Precisamos hablar del acoso" dura 80 minutos y todos los testimonios recogidos durante el rodaje que no entraron en la edición final están disponibles en el sitio precisamosfalardoassedio.com, que es parte de una campaña para estimular a las mujeres que sufrieron abusos a hablar de esa experiencia.
"La violencia contra la mujer no tiene patrón, no tiene color de piel, no tiene clase social. Ocurre en todo lugar, en todas las franjas etarias; le ocurre a mujeres de la periferia y a aquellas de lugares ricos. Toda mujer tiene una historia para contar", resumió a la AFP Paula Sacchetta, directora de este documental estrenado en el 49º Festival de Cine de Brasilia que se desarrolla esta semana.
Los realizadores escogieron una decena de puntos urbanos en Rio de Janeiro y Sao Paulo, donde estacionaron una camioneta con un estudio montado en su interior. Desde allí, invitaron a las mujeres a entrar y relatar -sin guion ni preguntas- episodios de violencia que las marcaron para siempre.
Con máscaras o el rostro descubierto, en total 140 mujeres fueron grabadas rememorando entre lágrimas desde coqueteos prepotentes en la barra de un bar o el metro, hasta violaciones cometidas por miembros de su propia familia dentro de casa.
La idea surgió después de una reciente campaña que se extendió por las redes sociales en la que miles de mujeres relataron historias de violencia sexual utilizando la etiqueta #miprimeracoso (#meuprimeiroassédio).
- Una agresión sexual cada 11 minutos -
El estreno del documental coincidió con la publicación de una encuesta que reveló que uno de cada tres brasileños -y brasileñas- cree que la víctima tiene la culpa de las agresiones sexuales.
El 30% de los encuestados por Datafolha concordó con la frase: "la mujer que usa ropas provocativas no puede reclamar si después es violada".
En el mismo sondeo, la frase "las mujeres respetables no son violadas" es dada como cierta por el 42% de los hombres y por el 32% de las mujeres.
"La idea de que las mujeres deben 'ser respetables' viene de nuestra cultura del estupro, que violenta a las niñas en el jardín de infantes y también a mujeres que salen a bailar", opinó la periodista Helena Bertho en una columna de la revista feminista Azmina, que desde 2014 combate la violencia de género.
"Desafortunadamente es una cultura tan arraigada que, aún con todo el crecimiento del movimiento feminista, todavía prevalece", continuó Bertho.
Según datos recopilados por la ONG brasileña Foro de Seguridad Pública, en 2014 la policía brasileña registró una agresión sexual cada 11 minutos, algo más de 47.000 ese año.
El 70% de las víctimas son niños y adolescentes y más del 88% de las agresiones son cometidas contra mujeres.
De acuerdo a estos mismos datos, considerando que apenas 10% de los casos es denunciado, los investigadores estiman que la cifra real de violaciones en Brasil puede superar el medio millón.
La película "Precisamos hablar del acoso" dura 80 minutos y todos los testimonios recogidos durante el rodaje que no entraron en la edición final están disponibles en el sitio precisamosfalardoassedio.com, que es parte de una campaña para estimular a las mujeres que sufrieron abusos a hablar de esa experiencia.