Por encima de las tórridas telenovelas y del BBB, como se conoce al Gran Hermano en Brasil, un drama mucho más grande y serio domina ahora la televisión.
Las novelas cuentan con sus romances melodramáticos y el BBB con sus telegénicos exhibicionistas. Pero las estrellas de este show, que aparecen sin descanso en todas las cadenas, son en su mayoría grises hombres de mediana edad.
Su historia, sin embargo, es la más explosiva que ha vivido Brasil en décadas.
Son los 77 exejecutivos de Odebrecht, la constructora más importante de América Latina, que se han declarado culpables de haber participado en la mayor red de sobornos de la historia del país.
Con la esperanza de reducir sus sentencias, los exdirectivos se abrieron a los fiscales, explicándoles cómo la empresa gestionaba un departamento especial para comprar a cada partido y a la mayoría de los políticos más influyentes del gigante sudamericano.
Durante meses, todos esos testimonios -en forma de declaraciones grabadas y documentos escritos- permanecieron bajo secreto.
Pero en la noche del martes, el juez de la corte suprema Edson Fachin autorizó investigar a alrededor de cien políticos basándose en sus relatos. Poco después, las "delaciones premiadas" se hicieron públicas.
Sin molestarse en maquillar sus temores, los legisladores vaciaron el Congreso tras conocer la esperada lista. El jueves, víspera del feriado de Viernes Santo, no había señales de regreso.
Aunque lejos de Brasilia, los políticos no podrán evitar que las televisiones sigan emitiendo los testimonios, ahora que la corrupción se ha convertido en un espectáculo casi en vivo.
El máximo protagonista de las grabaciones es Marcelo Odebrecht, expresidente de la compañía familiar y, hasta su arresto en 2015 en el marco de la megaoperación anticorrupción conocida como "Lava Jato" (Lavadero de autos), uno de los empresarios más prestigiosos de Brasil.
Odebrecht fue condenado a 19 años de prisión en 2016. En los videos, no obstante, aparece vistiendo camisa y a veces una chaqueta de traje, trasmitiendo todavía la imagen de un ejecutivo seguro de sí mismo, al tiempo que enumera sus delitos -y a sus supuestos socios políticos- al detalle.
Al exCEO de la poderosa constructora se le escucha decir que suministró ilegalmente unos 144 millones de dólares a los políticos investigados.
Odebrecht y sus antiguos colegas señalan a todos los grandes líderes brasileños, incluyendo al presidente Michel Temer y todos los exmandatarios vivos desde el retorno de la democracia a mediados de los años 80.
La mayoría de los pagos de la empresa fueron en forma de donaciones sin declarar a partidos políticos -la llamada 'caja 2'- que, según los fiscales, era una forma de soborno generalizado para comprar influencias en todo el espectro político.
"Todo el mundo cometió ese delito electoral", afirma Odebrecht en las grabaciones. "No conozco ningún político en Brasil que haya conseguido hacer cualquier elección sin caja dos", añade.
Y aún va más lejos: "El tipo puede decirte que no lo sabía, pero recibió dinero del partido que era de caja dos".
Uno de los pocos grandes nombres de la política que no aparece en la lista es el de Michel Temer. Como presidente en ejercicio, la Constitución estipula que no puede ser investigado por supuestas ilegalidades cometidas previamente a su llegada al poder.
Aunque el alivio inicial en Planalto pronto se vio opacado por el video en el que el exejecutivo Marcio Faria le cuenta a los fiscales que Odebrecht sobornó al PMDB de Temer en 2010 durante un encuentro presidido por el ahora mandatario.
El acuerdo, supuestamente sellado en la oficina del entonces candidato a la vicepresidencia en Sao Paulo, estipulaba que la constructora pagaría 40 millones de dólares a la formación a cambio de la adjudicación de un contrato con la estatal Petrobras.
"Estaba claro que hablábamos de un soborno", dijo Faria.
Hasta entonces, Temer había tratado de mantenerse al margen del escándalo, pidiendo calma en Brasilia, pero la publicación del testimonio le obligó a reaccionar.
Lo hizo el jueves con un video en el que aseguró que "jamás" estuvo al tanto de negocios ilícitos entre empresarios de Odebrecht y políticos.
El mandatario admitió haber participado en la reunión, pero negó haberse enterado de dichas conversaciones: "la mentira es que en esa reunión yo habría escuchado referencia a valores financieros o a negocios ilícitos de la empresa con políticos", afirmó.
"Eso nunca pasó. Ni en esa reunión, ni en cualquier otra reunión que tuve a lo largo de mi vida pública con cualquier persona física o jurídica. Jamás colocaría mi biografía en riesgo", zanjó.
Las novelas cuentan con sus romances melodramáticos y el BBB con sus telegénicos exhibicionistas. Pero las estrellas de este show, que aparecen sin descanso en todas las cadenas, son en su mayoría grises hombres de mediana edad.
Su historia, sin embargo, es la más explosiva que ha vivido Brasil en décadas.
Son los 77 exejecutivos de Odebrecht, la constructora más importante de América Latina, que se han declarado culpables de haber participado en la mayor red de sobornos de la historia del país.
Con la esperanza de reducir sus sentencias, los exdirectivos se abrieron a los fiscales, explicándoles cómo la empresa gestionaba un departamento especial para comprar a cada partido y a la mayoría de los políticos más influyentes del gigante sudamericano.
Durante meses, todos esos testimonios -en forma de declaraciones grabadas y documentos escritos- permanecieron bajo secreto.
Pero en la noche del martes, el juez de la corte suprema Edson Fachin autorizó investigar a alrededor de cien políticos basándose en sus relatos. Poco después, las "delaciones premiadas" se hicieron públicas.
Sin molestarse en maquillar sus temores, los legisladores vaciaron el Congreso tras conocer la esperada lista. El jueves, víspera del feriado de Viernes Santo, no había señales de regreso.
Aunque lejos de Brasilia, los políticos no podrán evitar que las televisiones sigan emitiendo los testimonios, ahora que la corrupción se ha convertido en un espectáculo casi en vivo.
- Mentiras y cintas de vídeo -
El máximo protagonista de las grabaciones es Marcelo Odebrecht, expresidente de la compañía familiar y, hasta su arresto en 2015 en el marco de la megaoperación anticorrupción conocida como "Lava Jato" (Lavadero de autos), uno de los empresarios más prestigiosos de Brasil.
Odebrecht fue condenado a 19 años de prisión en 2016. En los videos, no obstante, aparece vistiendo camisa y a veces una chaqueta de traje, trasmitiendo todavía la imagen de un ejecutivo seguro de sí mismo, al tiempo que enumera sus delitos -y a sus supuestos socios políticos- al detalle.
Al exCEO de la poderosa constructora se le escucha decir que suministró ilegalmente unos 144 millones de dólares a los políticos investigados.
Odebrecht y sus antiguos colegas señalan a todos los grandes líderes brasileños, incluyendo al presidente Michel Temer y todos los exmandatarios vivos desde el retorno de la democracia a mediados de los años 80.
La mayoría de los pagos de la empresa fueron en forma de donaciones sin declarar a partidos políticos -la llamada 'caja 2'- que, según los fiscales, era una forma de soborno generalizado para comprar influencias en todo el espectro político.
"Todo el mundo cometió ese delito electoral", afirma Odebrecht en las grabaciones. "No conozco ningún político en Brasil que haya conseguido hacer cualquier elección sin caja dos", añade.
Y aún va más lejos: "El tipo puede decirte que no lo sabía, pero recibió dinero del partido que era de caja dos".
- Reacción -
Uno de los pocos grandes nombres de la política que no aparece en la lista es el de Michel Temer. Como presidente en ejercicio, la Constitución estipula que no puede ser investigado por supuestas ilegalidades cometidas previamente a su llegada al poder.
Aunque el alivio inicial en Planalto pronto se vio opacado por el video en el que el exejecutivo Marcio Faria le cuenta a los fiscales que Odebrecht sobornó al PMDB de Temer en 2010 durante un encuentro presidido por el ahora mandatario.
El acuerdo, supuestamente sellado en la oficina del entonces candidato a la vicepresidencia en Sao Paulo, estipulaba que la constructora pagaría 40 millones de dólares a la formación a cambio de la adjudicación de un contrato con la estatal Petrobras.
"Estaba claro que hablábamos de un soborno", dijo Faria.
Hasta entonces, Temer había tratado de mantenerse al margen del escándalo, pidiendo calma en Brasilia, pero la publicación del testimonio le obligó a reaccionar.
Lo hizo el jueves con un video en el que aseguró que "jamás" estuvo al tanto de negocios ilícitos entre empresarios de Odebrecht y políticos.
El mandatario admitió haber participado en la reunión, pero negó haberse enterado de dichas conversaciones: "la mentira es que en esa reunión yo habría escuchado referencia a valores financieros o a negocios ilícitos de la empresa con políticos", afirmó.
"Eso nunca pasó. Ni en esa reunión, ni en cualquier otra reunión que tuve a lo largo de mi vida pública con cualquier persona física o jurídica. Jamás colocaría mi biografía en riesgo", zanjó.