Desde temprano los familiares llegaron con flores a la parte alta del cementerio, ubicado en el distrito limeño de Comas (norte), donde se realizó la ceremonia a cargo de los dirigentes de la Asociación de familiares de presos políticos y desaparecidos, una organización humanitaria de fachada cercana a Sendero Luminoso, según una investigación policial.
"No hacemos apología de terrorismo, solo queremos rendirle homenaje a nuestros muertos. Denunciamos persecución política del gobierno", dijo a la prensa Miguel Canales, dirigente de los familiares.
El mausoleo tiene capacidad para unas cincuenta tumbas, pero por ahora sólo están ocupados ocho nichos, de los cuales siete corresponden a integrantes de Sendero Luminoso muertos en 1986 en un motín en la isla penal El Frontón.
Los restos de esos militantes fueron entregados a sus familiares por la fiscalía el 6 de agosto, 30 años después de ocurridos los hechos y tras ser identificados mediante pruebas de ADN.
Durante la ceremonia, que se realizó en medio de severas medidas de seguridad policial, hubo cánticos, rezos y los familiares pidieron justicia para sus muertos.
En Perú, como en el resto de países católicos, el 1 de noviembre, fecha que se celebra el Día de todos los santos, la población acostumbra visitar los cementerios para poner flores a sus muertos y rendirles homenaje.
Canales rechazó el pedido de un sector político de la sociedad civil para destruir el mausoleo por realizar apología al terrorismo.
"Vamos a recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque nos asiste el derecho de enterrar a nuestros muertos", señaló.
El presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski pidió en septiembre "desaparecer" un mausoleo de Sendero Luminoso. "Creo que hay que retirar los cadáveres que estén ahí con respeto y luego el mausoleo debe desaparecer", dijo.
Sendero Luminoso desencadenó entre 1980-2000 un conflicto interno apelando al terrorismo como principal método, lo que provocó la intervención de las fuerzas armadas y dejó más de 69.000 muertos, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
"No hacemos apología de terrorismo, solo queremos rendirle homenaje a nuestros muertos. Denunciamos persecución política del gobierno", dijo a la prensa Miguel Canales, dirigente de los familiares.
El mausoleo tiene capacidad para unas cincuenta tumbas, pero por ahora sólo están ocupados ocho nichos, de los cuales siete corresponden a integrantes de Sendero Luminoso muertos en 1986 en un motín en la isla penal El Frontón.
Los restos de esos militantes fueron entregados a sus familiares por la fiscalía el 6 de agosto, 30 años después de ocurridos los hechos y tras ser identificados mediante pruebas de ADN.
Durante la ceremonia, que se realizó en medio de severas medidas de seguridad policial, hubo cánticos, rezos y los familiares pidieron justicia para sus muertos.
En Perú, como en el resto de países católicos, el 1 de noviembre, fecha que se celebra el Día de todos los santos, la población acostumbra visitar los cementerios para poner flores a sus muertos y rendirles homenaje.
Canales rechazó el pedido de un sector político de la sociedad civil para destruir el mausoleo por realizar apología al terrorismo.
"Vamos a recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque nos asiste el derecho de enterrar a nuestros muertos", señaló.
El presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski pidió en septiembre "desaparecer" un mausoleo de Sendero Luminoso. "Creo que hay que retirar los cadáveres que estén ahí con respeto y luego el mausoleo debe desaparecer", dijo.
Sendero Luminoso desencadenó entre 1980-2000 un conflicto interno apelando al terrorismo como principal método, lo que provocó la intervención de las fuerzas armadas y dejó más de 69.000 muertos, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).