Este despliegue masivo, en el que participan los ejércitos chino y mongol, bautizado Vostok-2018 (Este-2018), se llevará a cabo hasta el 17 de septiembre en Siberia oriental y en el Extremo Oriente ruso.
Se prevé que el presidente ruso, Vladimir Putin, asista a Vostok-2018 al margen del Foro Económico de (Extremo Oriente).
El evento se organiza en un contexto de tensiones con Occidente, entre la crisis ucraniana, la guerra en Siria y las innumerables acusaciones de injerencia en política occidental.
A ojos del ejército ruso, esta demostración de fuerza se asemeja a "Zapad-81" (Oeste-81) que, hace casi 40 años, movilizó a entre 100.000 y 150.000 soldados del Pacto de Varsovia en Europa oriental, las mayores maniobras organizadas en la era soviética.
"Será como Zapad-81, pero más imponente", declaró a finales de agosto Serguéi Shoigú, ministro de Defensa ruso, respecto al contingente esperado: 300.000 soldados, 36.000 vehículos, 1.000 aviones y 80 navíos.
"Imaginen 36.000 motores militares moviéndose simultáneamente: tanques, transportes blindados de personal, vehículos de combate de infantería... Y todo esto, por supuesto, en condiciones lo más cercanas posible a una verdadera situación de combate", dijo Shoigú.
Armas modernas
Todo el repertorio moderno del ejército ruso participará en estos ejercicios: misiles Iskander, capaces de transportar ojivas nucleares; tanques T-80 y T-90 o los recientes aviones de combate Su-34 y Su-35. En el mar, la flota rusa desplegará varias fragatas equipadas de misiles Kalibr, que se pusieron a prueba en Siria.
En 2014, los anteriores ejercicios militares rusos en esta región, los Vostok-2014 habían movilizado a 155.000 soldados.
Pero el año pasado, en las maniobras Zapad-2017 (Oeste-2017), organizadas a las puertas de la Unión Europea, apenas participaron 12.700 hombres, según Moscú, aunque Ucrania y los países bálticos hablaron de un contingente mucho mayor.
Como cabía esperar, la OTAN denunció estas maniobras, considerando que "Rusia se centra en preparar un conflicto militar de gran escala".
"Encaja con una tendencia que se observa desde hace tiempo, la de una Rusia más asertiva, que aumenta drásticamente su presupuesto de defensa y su presencia militar", indicó un portavoz de la Alianza, Dylan White.
Desde 2014, cuando se inició la grave degradación de las relaciones entre Moscú y Occidente, Rusia multiplicó los grandes ejercicios militares, del Cáucaso al mar Báltico y hasta en el Ártico, al tiempo que denuncia la expansión de la OTAN en sus fronteras, una amenaza fundamental para su seguridad, según la nueva doctrina militar rusa, adoptada el año pasado.
Las maniobras rusas en el Extremo Oriente estuvieron precedidas por ejercicios en el Mediterráneo en los que participaron más de 25 buques y una treintena de aviones, en un contexto de refuerzo de la presencia rusa frente a las costas de Siria, donde interviene militarmente desde 2015.