Rusia y la OTAN acuerdan cooperar pero quedan escollos


"Rusia ayudará a la OTAN en Afganistán", manifestó el almirante italiano Giampaolo Di Paola, jefe del Comité Militar de la OTAN, tras reunirse recientemente con en Bruselas el Jefe del Estado Mayor General de las FF.AA. de Rusia, general de Ejército Nikolai Makárov.



Rusia y la OTAN acuerdan cooperar pero quedan escollos
Ilia Kramnik, RIA Novosti -

La visita de Makárov fue el paso subsiguiente en el camino para restablecer las relaciones entre Moscú y la OTAN, después de la reunión entre los titulares de Asuntos Exteriores de Rusia y de los países miembros de la OTAN en la isla griega de Corfú y de la visita del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, a Moscú.

Makárov y Di Paola aprobaron un convenio marco de cooperación militar entre Rusia y la OTAN. Los jefes de Estados Mayores planean aprobar este convenio y el programa detallado de la cooperación bilateral durante una siguiente reunión el próximo 6 de mayo.
 
¿Cuál será el formato puede tener la cooperación Rusia-OTAN y qué reportará para ambas partes?

 Rusia y la OTAN tienen muchos intereses comunes, incluida la lucha contra el terorismo, el control sobre no proliferación de las armas de destrucción masiva, la lucha contra el narcotráfico, la seguridad de navegación, etc..

Al mismo tiempo, existen muchas contradicciones entre Moscú y Bruselas, ante todo, en relación a la continua expansión de la OTAN hacia el Este y el sistema general de seguridad europea.

Por ejemplo, las partes todavía no llegaron a un acuerdo respecto al conflicto en Osetia del Sur, que sigue siendo la manzana de la discordia.

La visita realizada por Rasmussen a Moscú en diciembre pasado confirmó las discrepancias existentes entre Moscú y la OTAN. El secretario general de la OTAN dijo que la Alianza no aceptará la postura de Rusia respecto a la agresión de Georgia contra Osetia del Sur y confirmó la posibilidad de admitir a Georgia y Ucrania en la OTAN en un futuro.

Al mismo tiempo, el bloque necesita el apoyo de Rusia en asuntos importantes, incluido el conflicto afgano. Rasmussen propuso a Moscú ampliar su participación en las operaciones que realiza la Fuerza Internacional de Apoyo a la Seguridad (ISAF) en Afganistán, liderada por la OTAN, en particular, proveer a ISAF de helicópteres, combustible y pilotos.

También dijo que Rusia podría adiestrar en su territorio a oficiales de policía afganos.
Moscú aceptó prestar tal apoyo y permitir el tránsito adicional de las cargas de la OTAN con destino a Afganistán a través de su territorio. Rusia también ayudará al Ejército afgano a mantener su parque de helicópteres cuya mayor parte son aparatos soviéticos/rusos.

Las razones de Moscú para apoyar a la OTAN en Afganistán son evidentes. Gracias a las operaciones de la ISAF en ese país, Rusia no necesita desplegar fuerzas adicionales a lo largo de las fronteras sur de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).

Además, la guerra permanente en Afganistán no contribuye a fortalecer la OTAN, obligándola a buscar fórmulas de compromiso con Rusia.
Sin embargo, las partes todavía no han elaborado una fórmula de compromiso.

La Alianza se empeña en obtener unas u otras ventajas de parte de Rusia, sin ofrecer a cambio algo importante, lo que pone en tela de juicio la posibilidad de una estrecha cooperación entre Moscú y Bruselas.

Las relaciones entre Moscú y la Alianza serán inciertas, si los altos cargos de la OTAN mantienen invariable su estrategia actual. En estos momentos, ninguna de las partes quiere una confrontación directa y ni siquiera está en  capacidad de mantenerla.

Por consiguiente, la cooperación entre Rusia y la OTAN se reduciría a varias cumbres y conferencias. Las partes intercambiarían declaraciones amables sin resolver problemas concretos. Probablemente además de los debates, las partes podrán convenir la ejecución de maniobras conjuntas de carácter humanitario o de paz.

 
La cooperación bilateral también la obstaculizan las hipertrofiadas estructuras  burocráticas de la Alianza y la postura antirrusa de muchos países  nuevos miembros de la OTAN, con el apoyo de ciertos países influyentes de la Alianza.

No obstante, Rusia y la OTAN seguirán afrontando problemas importantes. Por consiguiente, Moscú tendrá que establecer relaciones directas con los países de la OTAN, ante todo, con sus miembros más potentes.

En este sentido, las relaciones de Rusia con Alemania, Francia, Italia y, últimamente, con Turquía son las más prometedoras. Las negociaciones directas con estos países hacen posible resolver muchos más asuntos con mucho más éxito que la interacción con el aparato burocrático de OTAN.

El desarrollo de las relaciones entre Moscú y Washington es otro factor que determinará las relaciones entre Rusia y la OTAN en los próximos años.
Así, el nuevo tratado de reducción de las armas ofensivas estratégicas (START), que discuten actualmente los diplomáticos rusos y estadounidenses, tiene enorme importancia. Sus cláusulas definirán las vertientes de la cooperación militar tanto entre Moscú y Washington, como entre Rusia y la OTAN en general.

Esperamos que el documento sea firmado antes de la nueva reunión de los Jefes de los Estados Mayores de Rusia y de los países de la OTAN a convocarse el próximo 6 de mayo.

Miércoles, 3 de Febrero 2010
RIA Novosti, Rusia
           


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