Hombres armados con escopetas y armas cortas irrumpieron de madrugada en una vivienda de Puente del Rey, en el municipio cafetalero de Atoyac (Guerrero), y abrieron fuego contra una mujer y seis hombres de entre 24 y 54 años de edad, indica un informe de la policía estatal.
Las víctimas, que se encontraban celebrando la Navidad, eran tres hermanos, su padre, su tío, así como un hombre y una mujer que eran invitados.
Además, dos de los fallecidos son dos policías de Atoyac y otro agente de la policía estatal, precisó Roberto Álvarez Heredia, portavoz de Seguridad del gobierno de Guerrero.
"Frente a un domicilio se encuentran las personas privadas de la vida", comentó a la AFP el jefe regional de la Policía estatal, quien pidió el anonimato por motivos de seguridad.
Las autoridades hallaron casquillos percutidos en el lugar del crimen, donde se desplegaron policías y militares.
Las primeras investigaciones indican que los atacantes sólo pretendían asesinar a una persona por venganza, dijo Álvarez Heredia.
En tanto, en Chihuahua -fronterizo con Estados Unidos, gran consumidor de drogas-, nueve personas fueron asesinadas durante las celebraciones de Navidad, según las autoridades.
Cinco de ellas perdieron la vida en Ciudad Juárez, entre ellas tres mujeres que fueron previamente torturadas y un hombre cuyos restos desmembrados fueron encontrados en un baúl abandonado en plena calle.
Por otro lado, en Michoacán, la fiscalía local reportó el "hallazgo de seis cabezas humanas" pertenecientes a hombres en calles del municipio de Jiquilpan.
Las autoridades no han identificado los restos, que fueron trasladados al Servicio Médico Forense para su análisis.
Tras el hallazgo, 53 policías de Jiquilpan fueron trasladados a Morelia, capital michoacana, "con el objetivo de descartar nexos con la delincuencia organizada y esclarecer los hechos", informó la secretaría de Seguridad Pública estatal (SSP).
La seguridad en el municipio quedó a cargo de la Policía estatal y del Ejército, añadió en un comunicado.
Dentro de las líneas de investigación, no se descarta que "el asesinato de estas personas se haya originado a causa de una disputa entre grupos criminales", dijo a la AFP el titular de la SSP, Juan Bernardo Corona.
Las cabezas fueron encontradas en los límites con el estado de Jalisco, donde opera el poderoso cártel Jalisco Nueva Generación.
Durante años, Michoacán, donde ha prosperado la producción de drogas sintéticas, vivió bajo el terror del ahora desmantelado cártel Los Caballeros Templarios.
Con frecuencia, esos sanguinarios cárteles asesinan a sus rivales y los entierran en fosas clandestinas. Muchos de estos entierros han sido hallados en esta zona limítrofe entre Michoacán y Jalisco.
De su lado, el empobrecido Guerrero es uno de los estados más violentos al ser clave para la producción y tráfico de marihuana y amapola. Esta región acaparó la atención mundial en 2014 con la desaparición y presumible masacre de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, a manos de policías en complicidad con criminales.
Según fuentes oficiales, desde 2006, cuando el gobierno federal militarizó la guerra contra las drogas, más de 170.000 personas han sido asesinadas y más de 28.000 se reportan desaparecidas en México, pero la estadística no especifica cuántos casos estarían relacionados con el crimen organizado.
Las víctimas, que se encontraban celebrando la Navidad, eran tres hermanos, su padre, su tío, así como un hombre y una mujer que eran invitados.
Además, dos de los fallecidos son dos policías de Atoyac y otro agente de la policía estatal, precisó Roberto Álvarez Heredia, portavoz de Seguridad del gobierno de Guerrero.
"Frente a un domicilio se encuentran las personas privadas de la vida", comentó a la AFP el jefe regional de la Policía estatal, quien pidió el anonimato por motivos de seguridad.
Las autoridades hallaron casquillos percutidos en el lugar del crimen, donde se desplegaron policías y militares.
Las primeras investigaciones indican que los atacantes sólo pretendían asesinar a una persona por venganza, dijo Álvarez Heredia.
En tanto, en Chihuahua -fronterizo con Estados Unidos, gran consumidor de drogas-, nueve personas fueron asesinadas durante las celebraciones de Navidad, según las autoridades.
Cinco de ellas perdieron la vida en Ciudad Juárez, entre ellas tres mujeres que fueron previamente torturadas y un hombre cuyos restos desmembrados fueron encontrados en un baúl abandonado en plena calle.
- Policías sospechosos -
Por otro lado, en Michoacán, la fiscalía local reportó el "hallazgo de seis cabezas humanas" pertenecientes a hombres en calles del municipio de Jiquilpan.
Las autoridades no han identificado los restos, que fueron trasladados al Servicio Médico Forense para su análisis.
Tras el hallazgo, 53 policías de Jiquilpan fueron trasladados a Morelia, capital michoacana, "con el objetivo de descartar nexos con la delincuencia organizada y esclarecer los hechos", informó la secretaría de Seguridad Pública estatal (SSP).
La seguridad en el municipio quedó a cargo de la Policía estatal y del Ejército, añadió en un comunicado.
Dentro de las líneas de investigación, no se descarta que "el asesinato de estas personas se haya originado a causa de una disputa entre grupos criminales", dijo a la AFP el titular de la SSP, Juan Bernardo Corona.
Las cabezas fueron encontradas en los límites con el estado de Jalisco, donde opera el poderoso cártel Jalisco Nueva Generación.
Durante años, Michoacán, donde ha prosperado la producción de drogas sintéticas, vivió bajo el terror del ahora desmantelado cártel Los Caballeros Templarios.
Con frecuencia, esos sanguinarios cárteles asesinan a sus rivales y los entierran en fosas clandestinas. Muchos de estos entierros han sido hallados en esta zona limítrofe entre Michoacán y Jalisco.
De su lado, el empobrecido Guerrero es uno de los estados más violentos al ser clave para la producción y tráfico de marihuana y amapola. Esta región acaparó la atención mundial en 2014 con la desaparición y presumible masacre de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, a manos de policías en complicidad con criminales.
Según fuentes oficiales, desde 2006, cuando el gobierno federal militarizó la guerra contra las drogas, más de 170.000 personas han sido asesinadas y más de 28.000 se reportan desaparecidas en México, pero la estadística no especifica cuántos casos estarían relacionados con el crimen organizado.