La Scala de Milán.
Como cada 7 de diciembre, día de San Ambrosio, patrono de Milán, la flor y nata de la sociedad italiana asistió a la apertura de la temporada lírica, marcada por una inusual nevada.
La ópera, que dura casi 5 horas, fue dirigida por el célebre director israelo-argentino Daniel Barenboim, quien es desde hace un año director musical de La Scala.
El papel protagonista estuvo a cargo de Jonas Kaufmann y en el de Elsa actuó Anette Dasch, convocada en el último momento para reemplazar a Anja Harteros, quien se enfermó repentinamente.
La decisión de haber escogido una ópera del teórico musical alemán del romanticismo, cuyas obras han sido objeto de debate en las últimas décadas por su contenido antisemita y por su supuesta influencia sobre Adolf Hitler y el nazismo, generó polémica en Italia.
En particular despertó malestar que no se rinda homenaje al compositor italiano Verdi, quien también festeja el bicentenario de su nacimiento en el 2013.
Verdi es una figura emblemática para Italia, no sólo por sus composiciones sino también por sus posiciones políticas que exaltaban el carácter nacionalista del pueblo italiano.
La Scala se defiende de tales polémicas y recordó que programó para el próximo año siete óperas de Verdi: Falstaff, Nabucco, Macbeth, Oberto conte di San Bonifacio, Un ballo in maschera, Don Carlo y Aida.
La ausencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano, por "compromisos políticos", fue interpretada como un señal de desacuerdo con la programación aun cuando el mismo mandatario calificó de "fútil" la polémica Wagner o Verdi.
"Esos dos gigantes de la música del siglo XIX pertenecen a la historia de la cultura y de la creatividad europea y tienen un lugar de honor en todos los teatros de Italia", escribió en una carta a Barenboim en donde se excusa por no asistir al espectáculo.
La ópera, que dura casi 5 horas, fue dirigida por el célebre director israelo-argentino Daniel Barenboim, quien es desde hace un año director musical de La Scala.
El papel protagonista estuvo a cargo de Jonas Kaufmann y en el de Elsa actuó Anette Dasch, convocada en el último momento para reemplazar a Anja Harteros, quien se enfermó repentinamente.
La decisión de haber escogido una ópera del teórico musical alemán del romanticismo, cuyas obras han sido objeto de debate en las últimas décadas por su contenido antisemita y por su supuesta influencia sobre Adolf Hitler y el nazismo, generó polémica en Italia.
En particular despertó malestar que no se rinda homenaje al compositor italiano Verdi, quien también festeja el bicentenario de su nacimiento en el 2013.
Verdi es una figura emblemática para Italia, no sólo por sus composiciones sino también por sus posiciones políticas que exaltaban el carácter nacionalista del pueblo italiano.
La Scala se defiende de tales polémicas y recordó que programó para el próximo año siete óperas de Verdi: Falstaff, Nabucco, Macbeth, Oberto conte di San Bonifacio, Un ballo in maschera, Don Carlo y Aida.
La ausencia del presidente de la República, Giorgio Napolitano, por "compromisos políticos", fue interpretada como un señal de desacuerdo con la programación aun cuando el mismo mandatario calificó de "fútil" la polémica Wagner o Verdi.
"Esos dos gigantes de la música del siglo XIX pertenecen a la historia de la cultura y de la creatividad europea y tienen un lugar de honor en todos los teatros de Italia", escribió en una carta a Barenboim en donde se excusa por no asistir al espectáculo.