Según la oposición del Partido Demcrático, la enmienda despoja de todo sentido al testamento vital. "Esto pasa el límite de la ficción", ha dicho la líder de los senadores demócratas, Anna Finocchiaro. "Estamos aquí para regular la declaración anticipada de tratamiento, pero con esta enmienda, visto que la declaración no cuenta nada, ya no sé qué hacemos aquí".
Convocados hace un mes con toda urgencia por el primer ministro, Silvio Berlusconi, para aprobar una ley que impidiera morir a Eluana Englaro, los senadores decidieron tomarse un tiempo de reflexión tras la muerte de la mujer.
La oposición planteó más de mil enmiendas al texto original, pero la derecha las ha ido rechazando una tras otra, cumpliendo al pie de la letra las pretensiones expresadas durante estas semanas por el Vaticano, que antes del caso Eluana siempre se había negado a que Italia legislara sobre la materia.
Ayer, el Senado aprobó otra enmienda considerada clave por la Iglesia, la que impedirá a los pacientes renunciar a la hidratación y alimentación artificial. Maurizio Gasparri, líder del grupo del Pueblo de la Libertad, estaba exultante: "El partido de la muerte y la eutanasia no ha ganado". Y el ministro de Sanidad, Maurizio Sacconi, resumió con otro eslogan episcopal la aprobación: "Con esta ley no será posible nunca más un caso Englaro".
Según el oncólogo y senador Umberto Veronesi, se trata de una norma "claramente inconstitucional, ya que el artículo 32 sanciona que todos los pacientes tienen derecho a renunciar a las terapias médicas". El truco empleado por la mayoría para salvar ese reparo consiste en afirmar que la hidratación y alimentación artificial no constituyen una cura médica, sino "un apoyo vital" para el paciente.
Veronesi llamó a los italianos a presentar su testamento vital ante los notarios antes de que la ley entre en vigor, y anunció que "el referéndum abrogativo será inevitable". "En Italia cuenta más la fe que el derecho", lamentó.
Beppino Englaro, el padre de Eluana, ha calificado hoy como "una barbarie" digna de "un Estado confesional" la ley que ultima el Gobierno.
La norma deberá ser ahora examinada por la Cámara de Diputados. La única esperanza de la oposición, que además está dividida ante la ley, es recurrir a la Corte Constitucional o ganar el referéndum abrogativo.
Convocados hace un mes con toda urgencia por el primer ministro, Silvio Berlusconi, para aprobar una ley que impidiera morir a Eluana Englaro, los senadores decidieron tomarse un tiempo de reflexión tras la muerte de la mujer.
La oposición planteó más de mil enmiendas al texto original, pero la derecha las ha ido rechazando una tras otra, cumpliendo al pie de la letra las pretensiones expresadas durante estas semanas por el Vaticano, que antes del caso Eluana siempre se había negado a que Italia legislara sobre la materia.
Ayer, el Senado aprobó otra enmienda considerada clave por la Iglesia, la que impedirá a los pacientes renunciar a la hidratación y alimentación artificial. Maurizio Gasparri, líder del grupo del Pueblo de la Libertad, estaba exultante: "El partido de la muerte y la eutanasia no ha ganado". Y el ministro de Sanidad, Maurizio Sacconi, resumió con otro eslogan episcopal la aprobación: "Con esta ley no será posible nunca más un caso Englaro".
Según el oncólogo y senador Umberto Veronesi, se trata de una norma "claramente inconstitucional, ya que el artículo 32 sanciona que todos los pacientes tienen derecho a renunciar a las terapias médicas". El truco empleado por la mayoría para salvar ese reparo consiste en afirmar que la hidratación y alimentación artificial no constituyen una cura médica, sino "un apoyo vital" para el paciente.
Veronesi llamó a los italianos a presentar su testamento vital ante los notarios antes de que la ley entre en vigor, y anunció que "el referéndum abrogativo será inevitable". "En Italia cuenta más la fe que el derecho", lamentó.
Beppino Englaro, el padre de Eluana, ha calificado hoy como "una barbarie" digna de "un Estado confesional" la ley que ultima el Gobierno.
La norma deberá ser ahora examinada por la Cámara de Diputados. La única esperanza de la oposición, que además está dividida ante la ley, es recurrir a la Corte Constitucional o ganar el referéndum abrogativo.