Sundance London arrancó el jueves en el centro de ocio O2 Arena con una programación compuesta por películas y documentales proyectados en la última edición de la muestra creada en 1985 por el oscarizado actor y director Robert Redford, y casi en igual medida por actuaciones musicales en vivo.
La oportunidad de abrir una sucursal en Londres coincidió con un deseo de los responsables de Sundance, que organizan ya talleres de cine en diferentes países, con sacar el festival fuera de las fronteras estadounidenses.
"Yo era reacio de que saliéramos hasta que el momento fuera realmente adecuado, y en esta ocasión sentí que lo era y que podíamos traer una versión reducida (...) como una alquimia de lo que hacemos en Sundance", explicó Robert Redford, de 75 años, en una rueda de prensa.
Hasta el domingo, el público londinense podrá disfrutar así de los estrenos británicos, y en muchos casos europeos, de 14 películas y documentales estadounidenses, así como ocho cortometrajes, presentados en enero en la estación de esquí de Park City (Utah, oeste de Estados Unidos).
Los organizadores buscan ante todo dar proyección a unos cineastas que históricamente han tenido dificultades para acceder a los circuitos de distribución internacionales, copados por grandes producciones de Hollywood.
"El principal objetivo es el mismo que con el que empezamos, que consiste en crear oportunidades para que se puedan descubrir nuevos artistas, nuevas voces, y extender esa oportunidad a otros lugares del mundo", señaló Redford.
"Este es el primer paso, si funciona", agregó el fundador de la cita que lanzó a cineastas como Steven Soderbergh, los hermanos Joel y Ethan Coen o Quentin Tarantino, por citar sólo algunos.
Junto a la ficción, los documentales centran cada vez más la atención en Sundance por lo que en esta edición inaugural se han programado varios, como "The House I Live In", una crítica de Eugene Jarecki a la guerra contra las drogas de Estados Unidos, que ganó el premio al mejor documental, o "The Queen of Versailles", la visión de Lauren Greenfield del sueño americano.
El festival contará con la participación estelar del heredero del trono, el príncipe Carlos, que aprovechará esta plataforma para lanzar "Harmony", un documental dirigido por Stuart Sender y Julie Bergman Sender sobre sus labores en defensa del medio ambiente.
"Durante años hemos comunicado indirectamente con ese interés común. Parecía una cosa natural respaldar su película en este país", dijo Redford, comprometido con numerosas causas ecológicas.
La música tendrá también un papel destacado, dentro de de producciones como "Filly Brown", sobre una artista de hip hop, o "Under African Skies", que narra el regreso de Paul Simon al continente de "Graceland", pero también sola en conciertos de grupos como Placebo.
"La música y el cine pueden ser el próximo híbrido", afirmó Redford, destacando la conexión cada vez más fuerte entre estas dos artes.
En cambio, el fundador del Sundance Institute no muestra el mismo entusiasmo por las nuevas tecnologías aplicadas al cine actual, como el 3D.
"La tecnología probablemente ha ido un poco demasiado lejos y ha crecido demasiado", explicó Redford. "Creo que caerá por sí solo, orgánicamente (...) El público decidirá".
La oportunidad de abrir una sucursal en Londres coincidió con un deseo de los responsables de Sundance, que organizan ya talleres de cine en diferentes países, con sacar el festival fuera de las fronteras estadounidenses.
"Yo era reacio de que saliéramos hasta que el momento fuera realmente adecuado, y en esta ocasión sentí que lo era y que podíamos traer una versión reducida (...) como una alquimia de lo que hacemos en Sundance", explicó Robert Redford, de 75 años, en una rueda de prensa.
Hasta el domingo, el público londinense podrá disfrutar así de los estrenos británicos, y en muchos casos europeos, de 14 películas y documentales estadounidenses, así como ocho cortometrajes, presentados en enero en la estación de esquí de Park City (Utah, oeste de Estados Unidos).
Los organizadores buscan ante todo dar proyección a unos cineastas que históricamente han tenido dificultades para acceder a los circuitos de distribución internacionales, copados por grandes producciones de Hollywood.
"El principal objetivo es el mismo que con el que empezamos, que consiste en crear oportunidades para que se puedan descubrir nuevos artistas, nuevas voces, y extender esa oportunidad a otros lugares del mundo", señaló Redford.
"Este es el primer paso, si funciona", agregó el fundador de la cita que lanzó a cineastas como Steven Soderbergh, los hermanos Joel y Ethan Coen o Quentin Tarantino, por citar sólo algunos.
Junto a la ficción, los documentales centran cada vez más la atención en Sundance por lo que en esta edición inaugural se han programado varios, como "The House I Live In", una crítica de Eugene Jarecki a la guerra contra las drogas de Estados Unidos, que ganó el premio al mejor documental, o "The Queen of Versailles", la visión de Lauren Greenfield del sueño americano.
El festival contará con la participación estelar del heredero del trono, el príncipe Carlos, que aprovechará esta plataforma para lanzar "Harmony", un documental dirigido por Stuart Sender y Julie Bergman Sender sobre sus labores en defensa del medio ambiente.
"Durante años hemos comunicado indirectamente con ese interés común. Parecía una cosa natural respaldar su película en este país", dijo Redford, comprometido con numerosas causas ecológicas.
La música tendrá también un papel destacado, dentro de de producciones como "Filly Brown", sobre una artista de hip hop, o "Under African Skies", que narra el regreso de Paul Simon al continente de "Graceland", pero también sola en conciertos de grupos como Placebo.
"La música y el cine pueden ser el próximo híbrido", afirmó Redford, destacando la conexión cada vez más fuerte entre estas dos artes.
En cambio, el fundador del Sundance Institute no muestra el mismo entusiasmo por las nuevas tecnologías aplicadas al cine actual, como el 3D.
"La tecnología probablemente ha ido un poco demasiado lejos y ha crecido demasiado", explicó Redford. "Creo que caerá por sí solo, orgánicamente (...) El público decidirá".