Señaló asimismo que tenía "fuertes reservas" sobre el fallo judicial y que iba a "utilizar todas las posibilidades de la Constitución y de la ley". El fiscal general Ashtar Ausaf Ali señaló que Sharif no puede recurrir la sentencia.
La rápida y moderada reacción del político resultó tranquilizadora en un país de 200 millones de habitantes, un arsenal atómico y en el que Sharif cuenta con amplio apoyo popular.
El analista de seguridad Fida Khan dijo que los disturbios podrían hacer que el poderoso Ejército se hiciese con el poder, ya que en el pasado, cuando hubo crisis, el Ejército tomó el mando y lo asumió durante décadas. Pero parece que en esta ocasión no va a ser así. El Ejército por el momento no se ha pronunciado sobre el fallo.
Sharif se enfrenta a varios procesos judiciales después de que en 2016 aparecieran documentos de los llamados "Papeles de Panamá" que mostraban que sus hijos eran titulares de varias empresas offshore.
En Pakistán el primer ministro puede ser destituido si se prueba que ha ocultado su fortuna.
En un primer procedimiento ante el Tribunal Supremo hace unos meses los cinco jueces no estuvieron de acuerdo en la forma de evaluar los presuntos delitos de Sharif. Dos de ellos votaron a favor de apartarlo del cargo pero tres en contra.
Los magistrados designaron entonces una comisión de mediación que recientemente llegó a la conclusión en un informe de cientos de páginas de que existen "enormes disparidades" entre las fuentes de ingresos declaradas y la riqueza acumulada de la familia Sharif. Los observadores no estaban de acuerdo sobre si este hecho era suficiente para una destitución.
El tribunal dijo que Sharif no reveló como debía su fortuna y justifica la destitución con los resultados concretos de la investigación, pero también con un artículo de la Constitución que se remite a la moral política. El artículo 62f señala que un miembro del Parlamento "tiene que ser honrado, incorrupto, sincero y merecedor de confianza".
Los jueces instan a la Oficina Nacional de Cuentas a que presente una demanda contra Sharif, sus dos hijos y su hija Maryam. Además ordenaron que sea inhabilitado de por vida. El político, que en 2013 fue elegido primer ministro por tercera vez, no podrá volver a participar nunca en unas elecciones.
Sin embargo, Sharif ya fue inhabilitado en el año 2000 por 21 años, por haber intentado actuar contra el general Pervez Musharraf, que entonces dirigía el país. La prohibición fue retirada por un tribunal en 2009.
El presidente de Pakistán, Mamnoon Hussain, convocará al Parlamento en los próximos días para elegir un nuevo primer ministro, que a su vez nombrará un nuevo Gobierno. Por el momento se desconoce cuándo sucederá y quiénes son los candidatos.
Las turbulencias políticas llegan en momentos difíciles para el país. Una crisis energética está impidiendo el desarrollo, la cifra de atentados terroristas vuelve a aumentar tras un tiempo de calma y las relaciones con Estados Unidos, así como con el vecino Afganistán y la gran enemiga, India, se encuentran en su nivel más bajo.
Todavía falta un año hasta las próximas elecciones, pero los analistas estiman que el partido gubernamental de Sharif será el que siga en el poder y podrá nombrar un nuevo primer ministro.
El politólogo Rasool Baksh Rais dijo que el partido sigue intacto, tanto si Sharif es primer ministro o no. El analista Hamid Mir señaló que Sharif tendrá probablemente una gran influencia en la elección del próximo primer ministro. Eso puede significar que podría seguir gobernando a través del nuevo candidato.
En todo esto el perdedor es el débil orden demócrático, señala el añalista Fida Khan. Ningún primer ministro desde la creación del país hace 70 años ha gobernado una legislatura completa. "La democracia es muy vulnerable. Las cosas fácilmente pueden empeorar".
La rápida y moderada reacción del político resultó tranquilizadora en un país de 200 millones de habitantes, un arsenal atómico y en el que Sharif cuenta con amplio apoyo popular.
El analista de seguridad Fida Khan dijo que los disturbios podrían hacer que el poderoso Ejército se hiciese con el poder, ya que en el pasado, cuando hubo crisis, el Ejército tomó el mando y lo asumió durante décadas. Pero parece que en esta ocasión no va a ser así. El Ejército por el momento no se ha pronunciado sobre el fallo.
Sharif se enfrenta a varios procesos judiciales después de que en 2016 aparecieran documentos de los llamados "Papeles de Panamá" que mostraban que sus hijos eran titulares de varias empresas offshore.
En Pakistán el primer ministro puede ser destituido si se prueba que ha ocultado su fortuna.
En un primer procedimiento ante el Tribunal Supremo hace unos meses los cinco jueces no estuvieron de acuerdo en la forma de evaluar los presuntos delitos de Sharif. Dos de ellos votaron a favor de apartarlo del cargo pero tres en contra.
Los magistrados designaron entonces una comisión de mediación que recientemente llegó a la conclusión en un informe de cientos de páginas de que existen "enormes disparidades" entre las fuentes de ingresos declaradas y la riqueza acumulada de la familia Sharif. Los observadores no estaban de acuerdo sobre si este hecho era suficiente para una destitución.
El tribunal dijo que Sharif no reveló como debía su fortuna y justifica la destitución con los resultados concretos de la investigación, pero también con un artículo de la Constitución que se remite a la moral política. El artículo 62f señala que un miembro del Parlamento "tiene que ser honrado, incorrupto, sincero y merecedor de confianza".
Los jueces instan a la Oficina Nacional de Cuentas a que presente una demanda contra Sharif, sus dos hijos y su hija Maryam. Además ordenaron que sea inhabilitado de por vida. El político, que en 2013 fue elegido primer ministro por tercera vez, no podrá volver a participar nunca en unas elecciones.
Sin embargo, Sharif ya fue inhabilitado en el año 2000 por 21 años, por haber intentado actuar contra el general Pervez Musharraf, que entonces dirigía el país. La prohibición fue retirada por un tribunal en 2009.
El presidente de Pakistán, Mamnoon Hussain, convocará al Parlamento en los próximos días para elegir un nuevo primer ministro, que a su vez nombrará un nuevo Gobierno. Por el momento se desconoce cuándo sucederá y quiénes son los candidatos.
Las turbulencias políticas llegan en momentos difíciles para el país. Una crisis energética está impidiendo el desarrollo, la cifra de atentados terroristas vuelve a aumentar tras un tiempo de calma y las relaciones con Estados Unidos, así como con el vecino Afganistán y la gran enemiga, India, se encuentran en su nivel más bajo.
Todavía falta un año hasta las próximas elecciones, pero los analistas estiman que el partido gubernamental de Sharif será el que siga en el poder y podrá nombrar un nuevo primer ministro.
El politólogo Rasool Baksh Rais dijo que el partido sigue intacto, tanto si Sharif es primer ministro o no. El analista Hamid Mir señaló que Sharif tendrá probablemente una gran influencia en la elección del próximo primer ministro. Eso puede significar que podría seguir gobernando a través del nuevo candidato.
En todo esto el perdedor es el débil orden demócrático, señala el añalista Fida Khan. Ningún primer ministro desde la creación del país hace 70 años ha gobernado una legislatura completa. "La democracia es muy vulnerable. Las cosas fácilmente pueden empeorar".