
Las hermanas Franco se han centrado en el blanco y negro y en los cordones, omnipresentes. Pocos estampados. Vestidos de mil formas y pantalones abombachados. Final poético con todas las modelos extendiendo sus brazos y recogiéndose.
También desde México, José Alfredo Silva y Giovanni Estrada, alma de Trista, han mostrado su colección 'El perro de Pavlov', vasta y profunda. Para reflexionar sobre la muerte, modelaron sobre el maniquí los vestidos mientras proyectaban luces para generar sombras de personas cercanas a la marca. Prendas en fibras, prendas ultraligeras, prendas que cargan los volúmenes hacia arriba. La parte masculina fabulosa con camisetas y pantalones muy especiales. Las sandalias también. Suenan campanitas, claro.
Y desde Argentina, Veroivaldi también ha repetido en la LAF. Tapa las caras de las modelos con tules y les coloca vestidos, la mayoría cortos. Gasa de seda, algodón, tafetán y cuero. Se echan en falta accesorios.
Cerrando la octava edición de la pasarela, Pablo Ramírez ha homenajeado a los grandes maestros de la costura del siglo pasado. El creador de Buenos Aires se ha quedado en eso, en un homenaje con pocas claves personales. Vestidos, blusas y algún bañador. 'Nostalgia' en violín acompaña el paso de las modelos. De vez en cuando, algún hombre con camisas gauchito, pantalones en gabardina de algodón negra o lino. Negro, mucho negro. Como final, vestidos largos.