"El PSDB no forma más parte de la base del Gobierno. Vamos a hacer todo lo posible para mantener nuestra base de apoyo, pero el partido ya dijo que va a salir", declaró Padilha, quien al igual que Temer pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Las declaraciones del jefe de Gabinete se producen un día después de que el nuevo líder del PSDB (Partido de la Social Democracia, centro-derecha), el gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, anticipara que iban a abandonar el Gobierno, aunque el partido aún no lo comunicó oficialmente.
De todas formas, las afirmaciones de ambos políticos dan a entender que no hay más posibilidades de intentar salvar una sociedad que comenzó en mayo del año pasado, cuando Temer asumió la presidencia de forma provisoria tras la separación del cargo de Dilma Rousseff.
Ahora el Gobierno brasileño intentará reconfigurar la base aliada en el Congreso y, al mismo tiempo, que el ex principal socio no se transforme en un partido opositor.
En ese sentido, Padilha expresó que Temer y sus hombres de confianza vislumbran la posibilidad de mantener a cuadros del PSDB en cargos del Gobierno, no como representantes de su partido, sino como funcionarios en los que el mandatario confía y considera capaces.
"Una cosa es un ministro representando en el Gobierno a su partido, otra es que el presidente mantenga a alguien como una elección personal", subrayó Padilha.
El PSDB aún mantiene tres ministros en el Gabinete de Temer: Aloysio Nunes, en Relaciones Exteriores; Antonio Imbassahy, secretario de Gobierno y Luislinda Valois, en la cartera de Derechos Humanos.
La unión entre la administración Temer y los socialdemócratas brasileños siempre tuvo momentos de tensión. Durante este año y medio de Gobierno, referentes del partido se dividieron entre los que consideraban que el PSDB debía permanecer en el oficialismo y los que opinaban que lo mejor era deshacer esa sociedad.
El PSDB ya había dado el primer paso para dejar el Gobierno cuando el 13 de noviembre renunció su afiliado Bruno Araújo como titular de la cartera de Ciudades. La elección como presidente del partido de Alckmin, quien manifestó en varias oportunidades que el PSDB no debería ser socio del oficialismo, marca el final de la sociedad.
Alckmin asume la conducción de la socialdemocracia el 9 de diciembre, cuando se celebra la convención partidaria. La expectativa en Brasil es que ese día se formalice la salida del PSDB del oficialismo.
La ruptura de la alianza abre el interrogante sobre cómo será la gobernabilidad el año próximo, cuando el oficialismo necesita sumar votos en el Congreso para aprobar sus proyectos de ley.
Padilha cree que el PSDB apoyará en el Parlamento el principal proyecto que impulsa el Gobierno: la reforma del sistema de pensiones. El oficialismo propone elevar la edad mínima de jubilación -de los 60 años actuales a 65 para los hombres y de 60 a 62 para las mujeres- y aumentar el tiempo de contribución de 15 a 25 años.
El Gobierno necesita los votos de los parlamentarios del PSDB para aprobar el proyecto. La reforma propuesta por el oficialismo genera un fuerte rechazo en la opinión pública. Por eso, los aliados de Temer en ambas Cámaras no demuestran entusiasmo en aprobarla, a menos de un año de las elecciones generales.
La salida definitiva del PSDB podría debilitar aún más el Gobierno de Temer, acosado por denuncias de corrupción. El mandatario fue denunciado dos veces por la Fiscalía General. Entre los principales cargos están los de lavado de activos, corrupción pasiva, asociación delictiva y obstrucción a la Justicia.
El Congreso dominado por aliados de Temer rechazó en dos ocasiones retirar la inmunidad al mandatario, lo que habría permitido que la Corte Suprema investigara las denuncias.
Las acusaciones contra Temer están relacionadas con la megacausa "Lava Jato", que desde 2014 investiga una trama de corrupción entre empresarios y políticos brasileños. Temer, cuya popularidad figura entre el tres y cinco por ciento, niega todos los cargos.
Las declaraciones del jefe de Gabinete se producen un día después de que el nuevo líder del PSDB (Partido de la Social Democracia, centro-derecha), el gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, anticipara que iban a abandonar el Gobierno, aunque el partido aún no lo comunicó oficialmente.
De todas formas, las afirmaciones de ambos políticos dan a entender que no hay más posibilidades de intentar salvar una sociedad que comenzó en mayo del año pasado, cuando Temer asumió la presidencia de forma provisoria tras la separación del cargo de Dilma Rousseff.
Ahora el Gobierno brasileño intentará reconfigurar la base aliada en el Congreso y, al mismo tiempo, que el ex principal socio no se transforme en un partido opositor.
En ese sentido, Padilha expresó que Temer y sus hombres de confianza vislumbran la posibilidad de mantener a cuadros del PSDB en cargos del Gobierno, no como representantes de su partido, sino como funcionarios en los que el mandatario confía y considera capaces.
"Una cosa es un ministro representando en el Gobierno a su partido, otra es que el presidente mantenga a alguien como una elección personal", subrayó Padilha.
El PSDB aún mantiene tres ministros en el Gabinete de Temer: Aloysio Nunes, en Relaciones Exteriores; Antonio Imbassahy, secretario de Gobierno y Luislinda Valois, en la cartera de Derechos Humanos.
La unión entre la administración Temer y los socialdemócratas brasileños siempre tuvo momentos de tensión. Durante este año y medio de Gobierno, referentes del partido se dividieron entre los que consideraban que el PSDB debía permanecer en el oficialismo y los que opinaban que lo mejor era deshacer esa sociedad.
El PSDB ya había dado el primer paso para dejar el Gobierno cuando el 13 de noviembre renunció su afiliado Bruno Araújo como titular de la cartera de Ciudades. La elección como presidente del partido de Alckmin, quien manifestó en varias oportunidades que el PSDB no debería ser socio del oficialismo, marca el final de la sociedad.
Alckmin asume la conducción de la socialdemocracia el 9 de diciembre, cuando se celebra la convención partidaria. La expectativa en Brasil es que ese día se formalice la salida del PSDB del oficialismo.
La ruptura de la alianza abre el interrogante sobre cómo será la gobernabilidad el año próximo, cuando el oficialismo necesita sumar votos en el Congreso para aprobar sus proyectos de ley.
Padilha cree que el PSDB apoyará en el Parlamento el principal proyecto que impulsa el Gobierno: la reforma del sistema de pensiones. El oficialismo propone elevar la edad mínima de jubilación -de los 60 años actuales a 65 para los hombres y de 60 a 62 para las mujeres- y aumentar el tiempo de contribución de 15 a 25 años.
El Gobierno necesita los votos de los parlamentarios del PSDB para aprobar el proyecto. La reforma propuesta por el oficialismo genera un fuerte rechazo en la opinión pública. Por eso, los aliados de Temer en ambas Cámaras no demuestran entusiasmo en aprobarla, a menos de un año de las elecciones generales.
La salida definitiva del PSDB podría debilitar aún más el Gobierno de Temer, acosado por denuncias de corrupción. El mandatario fue denunciado dos veces por la Fiscalía General. Entre los principales cargos están los de lavado de activos, corrupción pasiva, asociación delictiva y obstrucción a la Justicia.
El Congreso dominado por aliados de Temer rechazó en dos ocasiones retirar la inmunidad al mandatario, lo que habría permitido que la Corte Suprema investigara las denuncias.
Las acusaciones contra Temer están relacionadas con la megacausa "Lava Jato", que desde 2014 investiga una trama de corrupción entre empresarios y políticos brasileños. Temer, cuya popularidad figura entre el tres y cinco por ciento, niega todos los cargos.