Irán y el denominado Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido más Alemania) no comenzaron, como estaba previsto, la redacción del acuerdo final, que se espera ponga fin a más de una década de controversia sobre la naturaleza del programa atómico iraní.
"Las divergencias eran demasiado grandes para comenzar a redactar un texto de acuerdo", declaró a la televisión pública iraní el vice ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abas Aragchi, quien dijo también que no hubo progresos tangibles.
"Subsisten enormes divergencias, se necesita más realismo" por parte de los iraníes, estimó por su parte un diplomático occidental.
"Esperábamos un poco más de flexibilidad de la parte (iraní)", añadió.
Al contrario de las tres reuniones precedentes, consideradas fructíferas, esta ronda terminó sin conferencia de prensa común entre la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton (quien lidera las discusiones en nombre de las grandes potencias), y el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, lo que refuerza la impresión de que los avances fueron poco significativos.
"Las negociaciones son complejas y profundas. Estamos intentando redactar un acuerdo", explicó Michael Mann, portavoz de la responsable de la diplomacia europea, en un mensaje electrónico enviado a la AFP.
- Próxima ronda en junio -
En el tercer día de las negociaciones en Viena comenzaron a alzarse voces disonantes y Estados Unidos comunicó su preocupación en cuanto a la ausencia de progresos en las negociaciones.
"Subsisten diferencias importantes entre las posiciones de las dos partes. Estamos preocupados porque no hay progresos, el tiempo es limitado", dijo un diplomático estadounidense en condición de anonimato.
"Occidente debe renunciar a sus demandas excesivas y hacer una evaluación precisa de la realidad", había declarado por su parte un responsable de la delegación iraní a la agencia de prensa oficial Irna.
"Esperábamos que los occidentales fuesen más realistas, pero al parecer no es así", añadió esta fuente.
Aunque no se comunicó una fecha exacta para el próximo encuentro, al contrario de las reuniones precedentes, ambas partes dijeron que quieren proseguir el diálogo.
"Estamos determinados a proseguir las negociaciones", declaró Aragchi a la televisión pública, avanzando que habrán dos reuniones entre el 22 de mayo y el 21 de junio.
Todo indica que la próxima ronda de negociaciones tendrá lugar en junio, aunque la Unión Europea aún debe determinar una fecha, confirmaron fuentes estadounidenses.
Las dos partes quieren concluir un acuerdo definitivo de aquí al 20 de julio, que garantice el carácter pacífico del programa nuclear iraní, y permita levantar las numerosas sanciones internacionales impuestas a la república islámica.
Algunas divergencias parecen estar ya resueltas, como el tema del reactor de agua pesada de Arak, y en caso de que sea necesario, el plazo impuesto puede en teoría ser prolongado si hay un acuerdo común. Pero en ese caso, el presidente estadounidense Barack Obama y el iraní Hasan Rohani deberán enfrentarse a los partidarios de una línea dura en sus campos respectivos.
El primer acuerdo interino entre el grupo 5+1 e Irán, alcanzado en noviembre en Ginebra, prevé la congelación de algunas actividades del programa iraní, a cambio del levantamiento de parte de las sanciones.
Teherán ha respetado sus compromisos escrupulosamente, según los informes de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), encargada de comprobar sobre el terreno el cumplimiento del acuerdo de Ginebra.
Desde hace años, las potencias occidentales e Israel temen que Irán quiera ir más allá de un programa civil y dotarse de la bomba atómica.
Irán no deja de desmentirlo con firmeza.
El Consejo de Seguridad de la ONU emitió seis resoluciones contra Irán, cuatro de ellas implicaban sanciones económicas.
Uno de los temas más delicados en las negociaciones es la capacidad de enriquecer uranio que Irán tendrá después de este posible acuerdo.
Uno de los objetivos de las grandes potencias es limitar la capacidad de enriquecimiento de Irán, reduciendo el número de centrifugadoras. Este elemento, más que cualquier otro, permite determinar el tiempo que necesitaría la República Islámica para acumular la suficiente cantidad de materia nuclear necesaria para confeccionar una bomba.