El escritor y abogado de 55 años, férreo secesionista, prometió seguir adelante con el plan para convertir la región en "un Estado soberano en forma de república", abrió la puerta a la unilateralidad y la desobediencia y reivindicó como único "presidente legítimo" a Carles Puigdemont, su antecesor destituido y prófugo.
"Lo investiremos. Es uno de los objetivos que nos proponemos", señaló Torra sobre Puigdemont tras ser elegido en la cámara con 66 votos a favor y 65 en contra después de otro tenso debate. "Haremos república, haremos república catalana", proclamó.
La investidura de Torra devuelve a Cataluña un Gobierno propio más de medio año después de que el Gobierno central de Mariano Rajoy interviniera la autonomía de la región el 27 de octubre para poner freno al plan soberanista, que había culminado ese mismo día con el Parlamento catalán aprobando crear una república independiente.
Pero la recuperación del autogobierno, que se plasmará los próximos días cuando el Ejecutivo de Torra quede instaurado y Madrid levante su intervención, está lejos de disolver la tensión entre el independentismo y el Estado central que viene dominando desde hace meses la agenda política en España.
Torra anunció hoy diversas medidas polémicas como abrir un proceso constituyente para elaborar una nueva Constitución en Cataluña, crear un "consejo de la República" en el exterior y trabajar por la investidura de Puigdemont, que fue destituido por el Gobierno central ese mismo 27 de octubre y vive desde entonces fuera de España.
Ya en el primer debate de investidura el sábado había insistido en pintar una Cataluña donde los derechos civiles son "pisoteados" por una España que tiene "presos políticos" (alusión a los políticos que están en prisión preventiva procesados por delitos vinculados al plan soberanista).
El ahora presidente del "Govern" llegó incluso a hablar de una "crisis humanitaria" en Cataluña, una de las regiones más prósperas y con mayor autonomía de Europa.
Pero fueron antiguos artículos y tuits de Torra con insultos a España y los españoles los que llevaron a las fuerzas antiindependentistas a acusarlo de "xenófobo", "ultranacionalista" y "supremacista".
Inés Arrimadas, líder del partido Ciudadanos que ganó las elecciones del 21 de diciembre pero no sumó mayoría absoluta para gobernar, leyó hoy en la Cámara citas de Torra llamando "bestias con forma humana" a los catalanes que hablan español o denunciando una "avalancha inmigratoria" de españoles en Cataluña.
"Si en algún momento he podido usar una palabra inconveniente, lo lamento, no volverá a pasar", se disculpó Torra, que optó hoy por un tono más pragmático y moderado y enumeró un exhaustivo catálogo de medidas en materia de educación, salud, inmigración, cultura, deporte, economía, industria, energía, transporte o medio ambiente.
La ambición de esos planes contrasta con el carácter provisional del nuevo Gobierno reconocido por el propio Torra y por Puigdemont, que desde Berlín especuló ya con unas nuevas elecciones catalanas en octubre. Ambos se reunirán mañana en Berlín, donde Puigdemont espera que la Justicia alemana decida sobre su posible entrega a España.
La continuidad del plan secesionista, la incertidumbre de un Gobierno catalán "provisional", la autoridad a la distancia de Puigdemont y la división social en Cataluña -donde media población rechaza la independencia y quiere seguir formando parte de España- vuelven a abrir un escenario inestable e imprevisible.
En una primera reacción, Rajoy apostó por "el entendimiento y la concordia", aunque advirtió de que trabajará para garantizar "que la ley, la Constitución española y el resto del ordenamiento jurídico se van a cumplir". Mañana se reunirá con el socialista Pedro Sánchez, líder de la oposición, para analizar la nueva situación.
"Lo investiremos. Es uno de los objetivos que nos proponemos", señaló Torra sobre Puigdemont tras ser elegido en la cámara con 66 votos a favor y 65 en contra después de otro tenso debate. "Haremos república, haremos república catalana", proclamó.
La investidura de Torra devuelve a Cataluña un Gobierno propio más de medio año después de que el Gobierno central de Mariano Rajoy interviniera la autonomía de la región el 27 de octubre para poner freno al plan soberanista, que había culminado ese mismo día con el Parlamento catalán aprobando crear una república independiente.
Pero la recuperación del autogobierno, que se plasmará los próximos días cuando el Ejecutivo de Torra quede instaurado y Madrid levante su intervención, está lejos de disolver la tensión entre el independentismo y el Estado central que viene dominando desde hace meses la agenda política en España.
Torra anunció hoy diversas medidas polémicas como abrir un proceso constituyente para elaborar una nueva Constitución en Cataluña, crear un "consejo de la República" en el exterior y trabajar por la investidura de Puigdemont, que fue destituido por el Gobierno central ese mismo 27 de octubre y vive desde entonces fuera de España.
Ya en el primer debate de investidura el sábado había insistido en pintar una Cataluña donde los derechos civiles son "pisoteados" por una España que tiene "presos políticos" (alusión a los políticos que están en prisión preventiva procesados por delitos vinculados al plan soberanista).
El ahora presidente del "Govern" llegó incluso a hablar de una "crisis humanitaria" en Cataluña, una de las regiones más prósperas y con mayor autonomía de Europa.
Pero fueron antiguos artículos y tuits de Torra con insultos a España y los españoles los que llevaron a las fuerzas antiindependentistas a acusarlo de "xenófobo", "ultranacionalista" y "supremacista".
Inés Arrimadas, líder del partido Ciudadanos que ganó las elecciones del 21 de diciembre pero no sumó mayoría absoluta para gobernar, leyó hoy en la Cámara citas de Torra llamando "bestias con forma humana" a los catalanes que hablan español o denunciando una "avalancha inmigratoria" de españoles en Cataluña.
"Si en algún momento he podido usar una palabra inconveniente, lo lamento, no volverá a pasar", se disculpó Torra, que optó hoy por un tono más pragmático y moderado y enumeró un exhaustivo catálogo de medidas en materia de educación, salud, inmigración, cultura, deporte, economía, industria, energía, transporte o medio ambiente.
La ambición de esos planes contrasta con el carácter provisional del nuevo Gobierno reconocido por el propio Torra y por Puigdemont, que desde Berlín especuló ya con unas nuevas elecciones catalanas en octubre. Ambos se reunirán mañana en Berlín, donde Puigdemont espera que la Justicia alemana decida sobre su posible entrega a España.
La continuidad del plan secesionista, la incertidumbre de un Gobierno catalán "provisional", la autoridad a la distancia de Puigdemont y la división social en Cataluña -donde media población rechaza la independencia y quiere seguir formando parte de España- vuelven a abrir un escenario inestable e imprevisible.
En una primera reacción, Rajoy apostó por "el entendimiento y la concordia", aunque advirtió de que trabajará para garantizar "que la ley, la Constitución española y el resto del ordenamiento jurídico se van a cumplir". Mañana se reunirá con el socialista Pedro Sánchez, líder de la oposición, para analizar la nueva situación.