"Voy a dar un salto y comenzar a navegar en las turbias aguas de la relación madre-hija", dijo Burman este sábado en entrevista con AFP antes del cierre de la Berlinale, donde el estreno del "El rey del Once" y la emoción que generó le significó "una sensación de plenitud que no recuerdo haber tenido antes".
Una semana después, Burman habló de su proyecto cinematográfico de salir de la relación patriarcal para adentrarse en el universo psicológico femenino.
Para eso, adquirió los derechos de la novela de la catalana Milena Busquets "También esto pasará", cuya acción transcurre en Cadaqués bajo la cautivante luz del Mediterráneo.
"Voy a explorar ese vínculo femenino de amor y odio que relaciona a las madres con sus hijas". Adelantó que su película explorará "una historia de amor no correspondido entre una hija y su madre".
El director de 42 años indicó además que está preparando otro proyecto con Opus Films, la productora polaca de "Ida" de Pawel Pawlikowski, ganadora del Oscar el año pasado, esta vez para un filme de aventuras.
Por otra parte Burman rodará este año en Brasil "Supermax", la primera serie de TV que Globo va a grabar en español. Se trata de un thriller psicológico que ocurre en una cárcel de alta seguridad alquilada por un canal para montar un reality show "muy extremo".
"Ocho participantes huyen de sus encierros cotidianos para meterse en una cárcel, pero sus infiernos los persiguen a todos lados", comentó Burman.
El realizador dijo en la capital alemana que para él la Berlinale, en la que ha participado varias veces durante su carrera, representa la oportunidad de echar una mirada al camino recorrido, algo que de otra forma nunca hace.
"La carrera de un director de cine es un poco curiosa, porque un cirujano cada vez que hace una operación opera mejor el páncreas, pero la película número 9 de un director puede ser peor que la número 2", señala. Para él, la proyección de "El rey del Once" en la enorme sala del Zoo Palast hace una semana fue tal vez "la más emocionante" de su vida.
La comedia dramática de Burman vuelve a bucear eficazmente en el universo de la colectividad judía del barrio Once porteño, algo que ya había explorado con éxito en "El abrazo partido", presentado en 2004.
Cuenta la historia de Ariel, un argentino que regresa desde Nueva York a sus raíces del barrio en el que su padre, un omnipresente y al principio invisible organizador del mundo avasallante del Once, es una suerte de monarca benévolo e ingenioso que ayuda a sus semejantes al frente de una asociación caritativa.
"Yo viví en el barrio del Once y volví al barrio de mi infancia y a la manera de filmar que tenía antes", cuenta el director.
Recurriendo sin pedantería a referencias bíblicas y al humor corrosivo autoinfligido que practica este Woody Allen porteño que no teme caer en el cliché --y justamente así lo evita-- Burman hizo reír y reflexionar con su cine ágil y sensible.
"El humor es una lateralidad, una perspectiva diferente, un pequeño corrimiento necesario para poder vivir, es impensable la vida sin humor en lo cotidiano", acota. "Me pareció además interesante utilizar una serie de parábolas o relatos que están en el Antiguo Testamento, porque son tremendamente actuales. No existían los medios y todos esos relatos ordenaban la esperanza de que todos tenemos un camino para recorrer y transformarnos en otra cosa".
Una semana después, Burman habló de su proyecto cinematográfico de salir de la relación patriarcal para adentrarse en el universo psicológico femenino.
Para eso, adquirió los derechos de la novela de la catalana Milena Busquets "También esto pasará", cuya acción transcurre en Cadaqués bajo la cautivante luz del Mediterráneo.
"Voy a explorar ese vínculo femenino de amor y odio que relaciona a las madres con sus hijas". Adelantó que su película explorará "una historia de amor no correspondido entre una hija y su madre".
El director de 42 años indicó además que está preparando otro proyecto con Opus Films, la productora polaca de "Ida" de Pawel Pawlikowski, ganadora del Oscar el año pasado, esta vez para un filme de aventuras.
Por otra parte Burman rodará este año en Brasil "Supermax", la primera serie de TV que Globo va a grabar en español. Se trata de un thriller psicológico que ocurre en una cárcel de alta seguridad alquilada por un canal para montar un reality show "muy extremo".
"Ocho participantes huyen de sus encierros cotidianos para meterse en una cárcel, pero sus infiernos los persiguen a todos lados", comentó Burman.
El realizador dijo en la capital alemana que para él la Berlinale, en la que ha participado varias veces durante su carrera, representa la oportunidad de echar una mirada al camino recorrido, algo que de otra forma nunca hace.
"La carrera de un director de cine es un poco curiosa, porque un cirujano cada vez que hace una operación opera mejor el páncreas, pero la película número 9 de un director puede ser peor que la número 2", señala. Para él, la proyección de "El rey del Once" en la enorme sala del Zoo Palast hace una semana fue tal vez "la más emocionante" de su vida.
- El barrio de la infancia -
La comedia dramática de Burman vuelve a bucear eficazmente en el universo de la colectividad judía del barrio Once porteño, algo que ya había explorado con éxito en "El abrazo partido", presentado en 2004.
Cuenta la historia de Ariel, un argentino que regresa desde Nueva York a sus raíces del barrio en el que su padre, un omnipresente y al principio invisible organizador del mundo avasallante del Once, es una suerte de monarca benévolo e ingenioso que ayuda a sus semejantes al frente de una asociación caritativa.
"Yo viví en el barrio del Once y volví al barrio de mi infancia y a la manera de filmar que tenía antes", cuenta el director.
Recurriendo sin pedantería a referencias bíblicas y al humor corrosivo autoinfligido que practica este Woody Allen porteño que no teme caer en el cliché --y justamente así lo evita-- Burman hizo reír y reflexionar con su cine ágil y sensible.
"El humor es una lateralidad, una perspectiva diferente, un pequeño corrimiento necesario para poder vivir, es impensable la vida sin humor en lo cotidiano", acota. "Me pareció además interesante utilizar una serie de parábolas o relatos que están en el Antiguo Testamento, porque son tremendamente actuales. No existían los medios y todos esos relatos ordenaban la esperanza de que todos tenemos un camino para recorrer y transformarnos en otra cosa".