"He llegado a la conclusión de que es el momento de reconocer Jerusalén como capital de Israel", dijo hoy en un esperado discurso ofrecido en la Casa Blanca. Trump ya había informado la víspera al presidente palestino, Mahmud Abbas, y a otros líderes árabes de su intención de dar ese paso.
Además, Trump ordenó al Departamento de Estado que inicie los preparativos para el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Fuentes de la Casa Blanca habían señalado antes que ese paso podría durar años.
"Ese proceso comenzará de inmediato", aseguró Trump, que interpretó el traslado de la embajada como mero "reconocimiento de la realidad" que existe en Israel. "Reconocemos finalmente lo obvio: que Jerusalén es la capital de Israel", añadió.
La decisión va en contra de la política seguida por la comunidad internacional, que no reconoce Jerusalén como capital de Israel porque es una de las cuestiones más espinosas del conflicto y espera que su estatus final se defina en negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Y aunque numerosas voces de la comunidad internacional alertaron hoy del peligro desestabilizador del esperado anuncio, Trump defendió su postura de que es el mejor camino para impulsar un proceso de paz estancado que no se ha podido resolver hasta ahora. "No podemos solucionar nuestros problemas si seguimos las mismas suposiciones equivocadas y las mismas estrategias fallidas del pasado", justificó.
Trump dijo que sigue buscando una solución "aceptable para las dos partes" y manifestó su apoyo a la solución de dos Estados, que prevé la creación de un futuro Estado palestino, si así lo desean los implicados.
Sin embargo, no está claro cómo serían compatibles ambas propuestas, ya que los palestinos reclaman la zona oriental de Jerusalén -ocupada desde 1967 y posteriormente anexionada por Israel- como capital de su futuro Estado.
El Estado judío, por su parte, reclama la ciudad como su capital indivisible y esa es la postura que pareció apoyar hoy Trump. "Es un paso retrasado durante mucho tiempo para continuar el proceso de paz y buscar un acuerdo viable". Israel es una nación soberana y tiene derecho a elegir libremente su capital, insistió.
El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el traslado de la embajada supone el cumplimiento de una promesa de campaña del político republicano, pero también una ruptura con la política seguida por su país en las últimas décadas.
El Congreso aprobó en 1995 una ley que prevé ese traslado, pero hasta ahora todos los presidentes han retrasado su implementación alegando daños a la seguridad nacional y el plazo se va postergando cada seis meses. Trump no lo firmó la última vez. En estos momentos Jerusalén no alberga ninguna embajada y todas las legaciones diplomáticas se encuentran en la ciudad de Tel Aviv.
Con el anuncio, Trump sigue la misma postura que adelantó durante una visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Washington el pasado febrero. "Queremos un gran acuerdo para los isarelíes y un gran acuerdo para los palestinos", dijo entonces y reiteró hoy. "Intentaré hacer todo lo que esté en mis manos para forjar un acuerdo".
Trump aseguró también, como hizo poco después Netanyahu, que no pretende que se cambie el estatus de los lugares santos de cristianos y musulmanes. La Explanada de las Mezquitas con la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa en la Ciudad Vieja (en Jerusalén oriental) es el tercer lugar sagrado del Islam, también sagrado para los judíos, que rezan en el Muro de las Lamentaciones. La Ciudad Vieja también acoge la Iglesia del Santo Sepulcro, sagrada para los cristianos.
El anuncio fue recibido con euforia en Israel, donde Netanyahu habló de un "día histórico", frente a las fuertes críticas de los palestinos y del mundo árabe.
El presidente palestino Mahmud Abbas consideró que Estados Unidos ha quedado "descalificado" para seguir ejerciendo cualquier papel en el proceso de paz, mientras que el grupo radical Hamas alertaba con una respuesta del pueblo palestino, horas después de amenazar con una nueva Intifada (levantamiento). Uno de sus miembros habló incluso de una "declaración de guerra".
Los consulados de Estados Unidos en Jerusalén y el Ministerio de Exteriores alemán emitieron alertas de viaje para Jerusalén, Cisjordania y Gaza, ante el temor a brotes de violencia.
Países del mundo árabe y occidentales coincidieron también en el potencial desestabilizador y las consecuencias que podría tener la medida, entre ellos Arabia Saudí, Irán, Egipto, Turquía o Líbano.El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había amenazado la víspera con romper relaciones con Israel si Washington daba ese paso. De los países árabes, sólo Egipto y Jordania tienen relaciones diplomáticas con Israel.
Turquía convocó una reunión del Consejo de Cooperación Islámico para la próxima semana y la Liga Árabe celebrará una reunión de urgencia el sábado.
En Europa, Francia se apresuró a criticar la decisión de Trump, como también hicieron Alemania y la Unión Europea. Incluso Reino Unido, tradicional aliado estadounidense, consideró que el paso daña las perspectivas de alcanzar la paz entre israelíes y palestinos.
El secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, recordó que las resoluciones de la ONU contemplan que el estatus de Jerusalén se decida a través de negociaciones y alertó que no hay un "plan B" a la solución de dos Estados.
El papa Francisco y numerosos líderes de distintas iglesias de Jerusalén también alertaron hoy del peligro de desestabilización y violencia del paso unilateral de Trump.
Además, Trump ordenó al Departamento de Estado que inicie los preparativos para el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Fuentes de la Casa Blanca habían señalado antes que ese paso podría durar años.
"Ese proceso comenzará de inmediato", aseguró Trump, que interpretó el traslado de la embajada como mero "reconocimiento de la realidad" que existe en Israel. "Reconocemos finalmente lo obvio: que Jerusalén es la capital de Israel", añadió.
La decisión va en contra de la política seguida por la comunidad internacional, que no reconoce Jerusalén como capital de Israel porque es una de las cuestiones más espinosas del conflicto y espera que su estatus final se defina en negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Y aunque numerosas voces de la comunidad internacional alertaron hoy del peligro desestabilizador del esperado anuncio, Trump defendió su postura de que es el mejor camino para impulsar un proceso de paz estancado que no se ha podido resolver hasta ahora. "No podemos solucionar nuestros problemas si seguimos las mismas suposiciones equivocadas y las mismas estrategias fallidas del pasado", justificó.
Trump dijo que sigue buscando una solución "aceptable para las dos partes" y manifestó su apoyo a la solución de dos Estados, que prevé la creación de un futuro Estado palestino, si así lo desean los implicados.
Sin embargo, no está claro cómo serían compatibles ambas propuestas, ya que los palestinos reclaman la zona oriental de Jerusalén -ocupada desde 1967 y posteriormente anexionada por Israel- como capital de su futuro Estado.
El Estado judío, por su parte, reclama la ciudad como su capital indivisible y esa es la postura que pareció apoyar hoy Trump. "Es un paso retrasado durante mucho tiempo para continuar el proceso de paz y buscar un acuerdo viable". Israel es una nación soberana y tiene derecho a elegir libremente su capital, insistió.
El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el traslado de la embajada supone el cumplimiento de una promesa de campaña del político republicano, pero también una ruptura con la política seguida por su país en las últimas décadas.
El Congreso aprobó en 1995 una ley que prevé ese traslado, pero hasta ahora todos los presidentes han retrasado su implementación alegando daños a la seguridad nacional y el plazo se va postergando cada seis meses. Trump no lo firmó la última vez. En estos momentos Jerusalén no alberga ninguna embajada y todas las legaciones diplomáticas se encuentran en la ciudad de Tel Aviv.
Con el anuncio, Trump sigue la misma postura que adelantó durante una visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Washington el pasado febrero. "Queremos un gran acuerdo para los isarelíes y un gran acuerdo para los palestinos", dijo entonces y reiteró hoy. "Intentaré hacer todo lo que esté en mis manos para forjar un acuerdo".
Trump aseguró también, como hizo poco después Netanyahu, que no pretende que se cambie el estatus de los lugares santos de cristianos y musulmanes. La Explanada de las Mezquitas con la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa en la Ciudad Vieja (en Jerusalén oriental) es el tercer lugar sagrado del Islam, también sagrado para los judíos, que rezan en el Muro de las Lamentaciones. La Ciudad Vieja también acoge la Iglesia del Santo Sepulcro, sagrada para los cristianos.
El anuncio fue recibido con euforia en Israel, donde Netanyahu habló de un "día histórico", frente a las fuertes críticas de los palestinos y del mundo árabe.
El presidente palestino Mahmud Abbas consideró que Estados Unidos ha quedado "descalificado" para seguir ejerciendo cualquier papel en el proceso de paz, mientras que el grupo radical Hamas alertaba con una respuesta del pueblo palestino, horas después de amenazar con una nueva Intifada (levantamiento). Uno de sus miembros habló incluso de una "declaración de guerra".
Los consulados de Estados Unidos en Jerusalén y el Ministerio de Exteriores alemán emitieron alertas de viaje para Jerusalén, Cisjordania y Gaza, ante el temor a brotes de violencia.
Países del mundo árabe y occidentales coincidieron también en el potencial desestabilizador y las consecuencias que podría tener la medida, entre ellos Arabia Saudí, Irán, Egipto, Turquía o Líbano.El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había amenazado la víspera con romper relaciones con Israel si Washington daba ese paso. De los países árabes, sólo Egipto y Jordania tienen relaciones diplomáticas con Israel.
Turquía convocó una reunión del Consejo de Cooperación Islámico para la próxima semana y la Liga Árabe celebrará una reunión de urgencia el sábado.
En Europa, Francia se apresuró a criticar la decisión de Trump, como también hicieron Alemania y la Unión Europea. Incluso Reino Unido, tradicional aliado estadounidense, consideró que el paso daña las perspectivas de alcanzar la paz entre israelíes y palestinos.
El secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, recordó que las resoluciones de la ONU contemplan que el estatus de Jerusalén se decida a través de negociaciones y alertó que no hay un "plan B" a la solución de dos Estados.
El papa Francisco y numerosos líderes de distintas iglesias de Jerusalén también alertaron hoy del peligro de desestabilización y violencia del paso unilateral de Trump.