A nivel nacional, los responsables políticos de izquierda y de derecha brindaron su apoyo al antiguo jefe de los Verdes, Alexander Van der Bellen, para derrotar al candidato ultraderechista Norbert Hofer, en el duelo del próximo domingo que se anuncia ajustado.
En el Burgenland (este) no se percibe de la misma manera. Allí hace poco más de un año, los "rojos" socialdemócratas (SPÖ) decidieron aliarse con los "azules" del FPÖ local para gobernar esta región fronteriza con Hungría, la más oriental del país.
"Algunos alcaldes SPÖ hacen campaña por Van der Bellen, ninguno de ellos apoya activamente a Hofer, pero estoy seguro de que varios votarán por él", afirma la responsable regional ecologista, Regina Petrik.
Esta alianza "rojiazul" es el "primer corte en el cordón sanitario instaurado" por socialdemócratas contra el FPÖ, recordaba recientemente la revista austríaca Profil.
La coalición de Burgenland es un ejemplo del auge del FPÖ a nivel nacional y una muestra de la crisis de los partidos tradicionales (socialdemócratas y conservadores), cuyos candidatos quedaron eliminados en la primera vuelta de las presidenciales.
En Eisenstadt, capital de 14.000 habitantes de esta región rural, el SPÖ considera su unión atípica con el FPÖ una solución al debilitamiento de la izquierda austríaca y un ejemplo para el ejecutivo nacional.
"Por un lado está la ideología, por el otro el pragmatismo. La ideología nos habría llevado a la oposición", justifica Helmut Schuster, responsable del SPÖ regional.
En las elecciones provinciales de mayo de 2015, el partido retrocedió seis puntos, hasta el 42% de los votos, frente a los conservadores.
Ante este resultado, el socialdemócrata Hans Niessl, que dirige la región desde hace 15 años, decidió aliarse con el FPÖ, que quedó tercero con el 15%.
"Menos de una semana después de las elecciones se hizo público el pacto de coalición", recuerda Geza Molnar, jefe de filas del FPÖ regional. Niessl "tenía como prioridad la seguridad y el mercado laboral, con una línea muy cercana a la nuestra".
"El cambio es difícilmente perceptible. Lo que cambia es el ambiente, la retórica, ya no son las palabras del SPÖ", afirma la señora Petrik, una treintañera que almuerza con su pareja en un restaurante de la ciudad.
Toda esta insistencia en la seguridad "acaba por hacer creer a la gente que vive insegura", lamenta. Burgenland cuenta con uno de los índices de delincuencia más bajos del país.
El SPÖ destaca "una colaboración extraordinariamente buena" con el FPÖ que ha permitido reformar la administración local, favorecer el empleo y gestionar el tránsito de cientos de miles de migrantes.
De cara a las presidenciales la situación es incómoda. Por de pronto los socialdemócratas de Burgenland afirman ser "neutrales", explica Schuster.
A nivel nacional, el canciller Christian Kern, jefe del SPÖ aliado a los conservadores (ÖVP) en una gran coalición desde 2007, apoya claramente a Van der Bellen.
Después de las presidenciales habrá legislativas, como muy tarde en 2018, y el tema de una coalición con el FPÖ preocupa.
Para gran satisfacción de los políticos del Burgenland, el SPÖ acaba de lanzar una reflexión sobre los "criterios" que abren la vía a una alianza gubernamental con otros partidos. No se nombra al FPÖ pero todos lo tienen en mente.
En el Burgenland (este) no se percibe de la misma manera. Allí hace poco más de un año, los "rojos" socialdemócratas (SPÖ) decidieron aliarse con los "azules" del FPÖ local para gobernar esta región fronteriza con Hungría, la más oriental del país.
"Algunos alcaldes SPÖ hacen campaña por Van der Bellen, ninguno de ellos apoya activamente a Hofer, pero estoy seguro de que varios votarán por él", afirma la responsable regional ecologista, Regina Petrik.
Esta alianza "rojiazul" es el "primer corte en el cordón sanitario instaurado" por socialdemócratas contra el FPÖ, recordaba recientemente la revista austríaca Profil.
La coalición de Burgenland es un ejemplo del auge del FPÖ a nivel nacional y una muestra de la crisis de los partidos tradicionales (socialdemócratas y conservadores), cuyos candidatos quedaron eliminados en la primera vuelta de las presidenciales.
- Cuando las palabras cambian -
En Eisenstadt, capital de 14.000 habitantes de esta región rural, el SPÖ considera su unión atípica con el FPÖ una solución al debilitamiento de la izquierda austríaca y un ejemplo para el ejecutivo nacional.
"Por un lado está la ideología, por el otro el pragmatismo. La ideología nos habría llevado a la oposición", justifica Helmut Schuster, responsable del SPÖ regional.
En las elecciones provinciales de mayo de 2015, el partido retrocedió seis puntos, hasta el 42% de los votos, frente a los conservadores.
Ante este resultado, el socialdemócrata Hans Niessl, que dirige la región desde hace 15 años, decidió aliarse con el FPÖ, que quedó tercero con el 15%.
"Menos de una semana después de las elecciones se hizo público el pacto de coalición", recuerda Geza Molnar, jefe de filas del FPÖ regional. Niessl "tenía como prioridad la seguridad y el mercado laboral, con una línea muy cercana a la nuestra".
"El cambio es difícilmente perceptible. Lo que cambia es el ambiente, la retórica, ya no son las palabras del SPÖ", afirma la señora Petrik, una treintañera que almuerza con su pareja en un restaurante de la ciudad.
Toda esta insistencia en la seguridad "acaba por hacer creer a la gente que vive insegura", lamenta. Burgenland cuenta con uno de los índices de delincuencia más bajos del país.
- ¿Prueba? -
El SPÖ destaca "una colaboración extraordinariamente buena" con el FPÖ que ha permitido reformar la administración local, favorecer el empleo y gestionar el tránsito de cientos de miles de migrantes.
De cara a las presidenciales la situación es incómoda. Por de pronto los socialdemócratas de Burgenland afirman ser "neutrales", explica Schuster.
A nivel nacional, el canciller Christian Kern, jefe del SPÖ aliado a los conservadores (ÖVP) en una gran coalición desde 2007, apoya claramente a Van der Bellen.
Después de las presidenciales habrá legislativas, como muy tarde en 2018, y el tema de una coalición con el FPÖ preocupa.
Para gran satisfacción de los políticos del Burgenland, el SPÖ acaba de lanzar una reflexión sobre los "criterios" que abren la vía a una alianza gubernamental con otros partidos. No se nombra al FPÖ pero todos lo tienen en mente.