Imagen de la película Million Dollar Crocodile
Pero el film del director Lisheng Lin, que llega 58 años después de "Godzilla" y 37 años después de "Jaws", es más una comedia o una película de acción que una película de terror.
Es cierto que un cocodrilo gigante escapado de su jaula devora a un gánster malvado, pero en realidad se hace justicia, ya que este último, interpretado por el actor Lam Suet de Hong Kong, quería convertir al animal en un manjar exótico para turistas.
Sin otra ambición que divertir al público, esta película, que según los medios chinos tuvo un presupuesto de 4,7 millones de dólares, ofrece a los televidentes occidentales comunes, quizás no muy conscientes de la rápida evolución de la sociedad china, una imagen de la China del siglo XXI, sorprendentemente cerca del Occidente capitalista y fascinada por el dinero.
El enorme reptil proviene de una finca privada y es vendido por su propietario por un abultado paquete de billetes a otro empresario privado. El gángster detrás de esta operación también piensa hacer su negocio vendiendo la carne del animal en un restaurante.
Y la motivación de una bella joven que regresó de un viaje a Italia -interpretada por la actriz taiwanesa Barbie Hsu-, que caza el cocodrilo sin pensar en el peligro, es el paquete de 100.000 euros que accidentalmente se tragó el animal.
La película comienza con un playboy en un descapotable en una carretera tratando de acariciar la rodilla de quien se sienta a su lado, continúa con la persecución del cocodrilo en un 4x4 y termina con un balazo.
La fascinación por el dinero parece haber hecho que los guionistas se olviden del tipo de cambio: los 100.000 euros equivalen a un millón de yuanes, una cifra citada por los protagonistas, pero el valor del cocodrilo alcanza el millón de dólares en el título.
Por si fuera poco, según las primeras reseñas publicadas después del lanzamiento de la película en China a principios de junio, el cocodrilo se llamaba Mao...
En la versión exhibida el jueves en Montreal, era Amao. Sólo para mostrar que el pasado es el pasado y no se toca.
Es cierto que un cocodrilo gigante escapado de su jaula devora a un gánster malvado, pero en realidad se hace justicia, ya que este último, interpretado por el actor Lam Suet de Hong Kong, quería convertir al animal en un manjar exótico para turistas.
Sin otra ambición que divertir al público, esta película, que según los medios chinos tuvo un presupuesto de 4,7 millones de dólares, ofrece a los televidentes occidentales comunes, quizás no muy conscientes de la rápida evolución de la sociedad china, una imagen de la China del siglo XXI, sorprendentemente cerca del Occidente capitalista y fascinada por el dinero.
El enorme reptil proviene de una finca privada y es vendido por su propietario por un abultado paquete de billetes a otro empresario privado. El gángster detrás de esta operación también piensa hacer su negocio vendiendo la carne del animal en un restaurante.
Y la motivación de una bella joven que regresó de un viaje a Italia -interpretada por la actriz taiwanesa Barbie Hsu-, que caza el cocodrilo sin pensar en el peligro, es el paquete de 100.000 euros que accidentalmente se tragó el animal.
La película comienza con un playboy en un descapotable en una carretera tratando de acariciar la rodilla de quien se sienta a su lado, continúa con la persecución del cocodrilo en un 4x4 y termina con un balazo.
La fascinación por el dinero parece haber hecho que los guionistas se olviden del tipo de cambio: los 100.000 euros equivalen a un millón de yuanes, una cifra citada por los protagonistas, pero el valor del cocodrilo alcanza el millón de dólares en el título.
Por si fuera poco, según las primeras reseñas publicadas después del lanzamiento de la película en China a principios de junio, el cocodrilo se llamaba Mao...
En la versión exhibida el jueves en Montreal, era Amao. Sólo para mostrar que el pasado es el pasado y no se toca.