La manifestación, coordinada entre distintas redes sociales, congregó al caer la tarde en la céntrica Plaza Italia a miles de personas que rechazan la instalación de cinco represas sobre los cristalinos ríos Pascua y Baker, en la Patagonia chilena, cuya construcción fue aprobada el lunes por una comisión ambiental.
Las columnas de manifestantes avanzaron por el centro de Santiago, hasta llegar a las inmediaciones del palacio presidencial de La Moneda, donde fueron dispersados por la Policía, lo que derivó en violentos enfrentamientos.
Los manifestantes lanzaron piedras y palos contra los agentes policiales y la emprendieron contra locales comerciales aledaños y el mobiliario público, mientras la policía repelió los ataques con chorros de agua y gases lacrimógenos, constató un periodista de AFP.
Sucursales bancarias ubicadas en el frente de la casa de Gobierno resultaron dañadas en los choques que dejaron un total de 56 detenidos, según confirmó un portavoz de la Policía a la AFP.
Al son de gritos como "Piñera, entiende, la Patagonia no se vende", los manifestantes protagonizaron una de las protestas más masivas de los últimos años en Chile, para oponerse a un proyecto defendido por el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, que lo considera vital para apuntalar el crecimiento económico del país.
La construcción de las represas, en un proyecto llamado Hidroaysén, es un emprendimiento conjunto de la española Endesa -controlada por la italiana Enel- y la chilena Colbún, y supone una inversión total de más de 7.000 millones de dólares, incluida una extensa línea de transmisión de más de 2.000 km.
El proyecto, que generará 2.750 megavatios y cuya aprobación ambiental será impugnada en los próximos días por grupos defensores de la Patagonia, comenzaría a construirse en 2014.
Las movilizaciones contra el polémico proyecto hidroeléctrico se repitieron en otras ciudades del país como Valparaíso, Concepción, Chillán y Valdivia, donde también se registraron incidentes.
Las columnas de manifestantes avanzaron por el centro de Santiago, hasta llegar a las inmediaciones del palacio presidencial de La Moneda, donde fueron dispersados por la Policía, lo que derivó en violentos enfrentamientos.
Los manifestantes lanzaron piedras y palos contra los agentes policiales y la emprendieron contra locales comerciales aledaños y el mobiliario público, mientras la policía repelió los ataques con chorros de agua y gases lacrimógenos, constató un periodista de AFP.
Sucursales bancarias ubicadas en el frente de la casa de Gobierno resultaron dañadas en los choques que dejaron un total de 56 detenidos, según confirmó un portavoz de la Policía a la AFP.
Al son de gritos como "Piñera, entiende, la Patagonia no se vende", los manifestantes protagonizaron una de las protestas más masivas de los últimos años en Chile, para oponerse a un proyecto defendido por el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, que lo considera vital para apuntalar el crecimiento económico del país.
La construcción de las represas, en un proyecto llamado Hidroaysén, es un emprendimiento conjunto de la española Endesa -controlada por la italiana Enel- y la chilena Colbún, y supone una inversión total de más de 7.000 millones de dólares, incluida una extensa línea de transmisión de más de 2.000 km.
El proyecto, que generará 2.750 megavatios y cuya aprobación ambiental será impugnada en los próximos días por grupos defensores de la Patagonia, comenzaría a construirse en 2014.
Las movilizaciones contra el polémico proyecto hidroeléctrico se repitieron en otras ciudades del país como Valparaíso, Concepción, Chillán y Valdivia, donde también se registraron incidentes.