Venezuela, y la nueva guerra fría


La carrera armamentista en la región es causa de alarma profunda. Una hipotética guerra con los vecinos es un sinsentido. Dos modelos ideológicos se enfrentan en la ya fracturada unidad andina. El uno, de corte liberal y con deseos de abrirse al mundo bajo el clásico parámetro de los TLC con los Estados Unidos y Europa, y el otro, aún "en construcción", que busca la reivindicación de la soberanía siguiendo un socialismo remozado que cree un eje de cooperación sur-sur para enfrentar a los demonios del imperialismo con el prisma de la clásica geopolítica de la guerra fría.



Venezuela, y la nueva guerra fría
Al mando de este segundo grupo, está Chávez, y sus vientos guerreristas desplegados con furor en sus paradas militares. En lo coyuntural, la llamarada se encendió con el anuncio sobre la continuación de la relación privilegiada entre Colombia y los Estados Unidos en cuanto al uso y operación de bases militares en Colombia. El Ecuador y el resto de los aliados del eje Alba han seguido, aunque con matices, la protesta de Chávez, pero el ambiente se ha enrarecido.

Colombia profundiza los lazos con la administración Obama, en contra de las expectativas iniciales. Obama no solo que ha continuado la política de seguridad de Bush, sino que está reforzándola a través de los acuerdos por firmarse en los próximos días.

Mientras tanto, la carrera armamentista va en ascenso. En el caso ecuatoriano, Angostura marcó el punto de quiebre en cuanto a la estrategia diplomática y militar. Para el año 2008, el gasto militar se incrementó en casi $700 millones, lo cual significa una cifra récord. Según un informe de BLANCO Y NEGRO, las adquisiciones en equipo de defensa alcanzaron 68% del Presupuesto, mientras que en 2007, ese rubro representaba el 21,6% y el resto se destinaba a gastos de personal y retiros. Así, el Ecuador ocupa ahora el tercer lugar en América Latina en cuanto al porcentaje de su PIB que destina a defensa, con el 2,01%.

En el caso venezolano, Chávez se ha armado hasta los dientes. Según datos del Economist, ha comprado armamento ruso por un monto de $4,4 billones entre 2005-2008, con una línea de crédito adicional de $1 billón para armamento el año pasado, cuando el precio del petróleo declinaba. Este mes, ha declarado que compraría batallones de tanques para enfrentar a las bases estadounidenses en Colombia. Del otro lado, en cambio, está la preocupación de Colombia, de que parte del armamento adquirido por su vecino país vaya a manos de las FARC.

Chávez ha conformado el eje de unidad con Ahmadinejad en contra de los EEUU y ha hablado con él sobre cooperación nuclear. En su amistad con Irán, por supuesto, ha llevado de la mano al Ecuador y a Bolivia. Lo que está claro es que Irán busca aliados diplomáticos y razones para irritar a los EEUU. Para algunos analistas, el asunto es más peligroso, pues Irán estaría apuntando a los simpatizantes venezolanos de Hezbollah.

La carrera armamentista en la región es causa de alarma profunda, pues en pleno siglo XXI -siglo que debiera ser de aprendizaje y verdadera integración- el tan solo pensamiento de una hipotética guerra con los vecinos es un sinsentido. Sin embargo, las alertas se encienden cuando los móviles políticos son tan diametralmente opuestos y median entre los países no los intereses de los pueblos que casi siempre son los de la paz, sino los egos presidenciales, cuyos afanes de perpetuación pueden tornar la defensa nacionalista en razón de Estado y de guerra.
Ana María Correa

Viernes, 21 de Agosto 2009
Hoy, Ecuador
           


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