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A través de la historia de una adolescente, María, interpretada por la actriz Lea van Acken, de 14 años, la película muestra como una severa educación religiosa puede empujar a la muerte, en este caso un suicidio por anorexia interpretado como "un sacrificio" en nombre de Dios.
María estudia en un colegio católico y es muy devota, sabe responder a todas las preguntas sobre Cristo que le hace el joven y aparentemente simpático sacerdote (Florian Stetter) que los guía en el catecismo y los prepara para el sacramento de la Confirmación.
En la biblioteca del colegio un compañero comienza a demostrarle que ella le gusta y la invita a participar en un coro, diciéndole que practican no solo cantatas de Bach sino música gospel y soul.
María simpatiza con él, pero luego se asusta, calificando esos ritmos de "diabólicos", como le ha dicho el sacerdote, miembro de la congregación religiosa extremista San Pío, que rechaza las reformas en la iglesia.
La madre de María es aún más extremista y la reprende cuando ella, pese a todo, expresa su deseo de ir a cantar en el coro de su amigo.
Anna Brüggemann, la guionista, dijo que ella había recibido una educación católica, pero no tan severa.
"Esa rigidez religiosa es una ideología... la mamá de María solo se preocupa por las formas cuando lo que debía era tomar a su hija en los brazos", cuando la niña comienza enflaquecer porque no se alimenta bien.
Ella cree que si ofrece su vida a Dios su hermanito menor, que sufre de autismo, podrá curarse.
La actriz Lea van Acken aclaró que en su vida no había paralelos con su personaje, que ella no conocía antes esa mentalidad extremista.
Por su parte el realizador declaró que "en los años 90 se pensó que habíamos llegado al final de la religión, pero en realidad no fue así, antes por el contrario, en Estados Unidos, en la radio, hay predicadores evangelistas, y ni hablar de los fundamentalistas del Islam y los protestantes".
"La religión se vuelve algo absoluto, para algunas familias la religión es el elemento supremo, obsesivo.. hay un abuso psicológico. El film trata en particular sobre la Congregación de San Pío, que no es una secta pero que rechaza las reformas introducidas en la iglesia católica", aclaró.
"Los rituales, las vestimentas de los sacerdotes me traen recuerdos de infancia. En las familias religiosas las mujeres, con frecuencia, tienen un carácter fuerte, militan por esa forma extrema de la religión, y dominan al marido, pero igual puede ocurrir lo contrario, la pareja se somete y le dice al otro: domíname", dijo
"La madre es una fanática, solo ve la lucha entre Dios y el Diablo, cree equivocadamente que es la única que sabe como proteger a su hija, además es colérica, implacable", añadió.
El sacerdote parece simpático "pero uno se imagina que en una conversación, al cabo de dos horas, mostrará que está loco. Los de la Congregación de San Pío dan miedo", confesó.
"El cura está convencido de hacer el bien, y desde su posición puede hacerles creer cualquier cosa a los niños. María lo único que hace es seguir al pie de la letra lo que la religión le pide: hazte santa, sigue a Cristo, sacrifícate, ella es la sucesora de Cristo", explicó
El director dijo que no tenía nada contra la religión, "un sistema que consiste en encontrar respuestas a todo.. que trata de decirnos que hay algo más importante que conseguir dinero.. la religión católica es racionalista, más racionalista que otras...pero el extremismo es un abuso psicológico, un peligro".
