"Estos son amores amputados", dijo a AFP Hernán Estrada cuando finalmente pudo tener el cuerpo de su hijo mayor, Luis Felipe, desaparecido el 9 de octubre de 2009 por las Fuerzas Gaitanistas de San Marcos-Sucre, una banda criminal formada de remanantes de grupos paramilitares.
"Estamos agradecidos con los esfuerzos de la fiscalía, pero esto es algo de otro mundo (...) estas cicatrices no van a sanar, pero tenemos que hacer nuestro propio duelo", agregó.
En la ceremonia, el organismo entregó 14 restos óseos de personas que murieron entre los años 1989 y 2016.
Las víctimas, todos varones de entre 14 y 71 años, fueron asesinadas en los departamentos de Antioquia (noroeste) y Bolívar (norte) por guerrillas, paramilitares, fuerzas militares o bandas criminales vinculadas a la guerra interna que desde mediados de los años 1960 azota a Colombia.
Unos 260.000 muertos, más de 60.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados deja el cruento conflicto, que el gobierno de Juan Manuel Santos busca dejar atrás tras sellar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) e iniciar negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla activa.
Unos 32.000 paramilitares de ultraderecha se desmovilizaron entre 2003 y 2006 a instancias del gobierno, aunque muchos pasaron a integrar bandas criminales, conocidas como "bacrim" y vinculadas al narcotráfico y la minería ilegal que ha financiado el conflicto.
Luego de penar 23 años tras sus rastros, Francisco Reyes daba gracias a la justicia por haber encontrado a su padre y su hermano, llevados por las milicias irregulares de derecha Casa Castaño, en el origen de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) surgidas en los años 1980 para combatir a las guerrillas.
"Fue como un dolor muy grande y a la vez alegría, porque me han salido canas buscando", afirmó. "Hoy me voy feliz con ellos en sus cofrecitos", agregó.
La necesidad de cerrar un doloroso capítulo motiva a quienes buscan a sus familiares desaparecidos por la violencia.
Leonilda Rodríguez también celebraba haber sido convocada este viernes por la fiscalía. "Hoy recibo una alegría muy grande de saber que han encontrado a mi hermanito", dijo. "No tenía la esperanza de ver sus restos".
"Estamos agradecidos con los esfuerzos de la fiscalía, pero esto es algo de otro mundo (...) estas cicatrices no van a sanar, pero tenemos que hacer nuestro propio duelo", agregó.
En la ceremonia, el organismo entregó 14 restos óseos de personas que murieron entre los años 1989 y 2016.
Las víctimas, todos varones de entre 14 y 71 años, fueron asesinadas en los departamentos de Antioquia (noroeste) y Bolívar (norte) por guerrillas, paramilitares, fuerzas militares o bandas criminales vinculadas a la guerra interna que desde mediados de los años 1960 azota a Colombia.
Unos 260.000 muertos, más de 60.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados deja el cruento conflicto, que el gobierno de Juan Manuel Santos busca dejar atrás tras sellar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) e iniciar negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla activa.
Unos 32.000 paramilitares de ultraderecha se desmovilizaron entre 2003 y 2006 a instancias del gobierno, aunque muchos pasaron a integrar bandas criminales, conocidas como "bacrim" y vinculadas al narcotráfico y la minería ilegal que ha financiado el conflicto.
Luego de penar 23 años tras sus rastros, Francisco Reyes daba gracias a la justicia por haber encontrado a su padre y su hermano, llevados por las milicias irregulares de derecha Casa Castaño, en el origen de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) surgidas en los años 1980 para combatir a las guerrillas.
"Fue como un dolor muy grande y a la vez alegría, porque me han salido canas buscando", afirmó. "Hoy me voy feliz con ellos en sus cofrecitos", agregó.
La necesidad de cerrar un doloroso capítulo motiva a quienes buscan a sus familiares desaparecidos por la violencia.
Leonilda Rodríguez también celebraba haber sido convocada este viernes por la fiscalía. "Hoy recibo una alegría muy grande de saber que han encontrado a mi hermanito", dijo. "No tenía la esperanza de ver sus restos".