Este cineasta prefiere definirse como un cronista, un "puente" entre el espectador y estos mexicanos cubiertos con pasamontañas que buscan ante la cámara cómo exteriorizar con palabras su dolor desgarrador.
¿Máscaras? "Sí, no necesariamente para el anonimato sino para ofrecer libertad, como en el teatro clásico griego", afirma a la AFP González durante el Festival de Berlín.
"Lo que hice fue preguntar a los que nunca se les había preguntado. Y tenían muchas ganas de hablar".
A González, que firma su sexto documental, le carcomía una pregunta: Los sicarios ¿son conscientes del daño que provocan? "Al menos durante ese tiempo" frente a la cámara lo fueron, afirma.
Mirando o esquivando el objetivo, los verdugos tratan de explicar el porqué: "Cuando hay una orden te deshumanizas", "no hay vuelta atrás una vez has matado", el "remordimiento viene cuando uno está solo", aseguran al relatar sus asesinatos a sangre fría.
"No se les puede justificar, pero uno no puede ser empático parcialmente y vale la pena entenderlos", defiende.
Pero admite que estos testimonios le han quitado el sueño y le han obligado a seguir una terapia.
"No es fácil hablar en la mañana con alguien que te confiesa haber matado a niños y almorzar luego con tu hijo propio. Hay algo que se pierde de inocencia".
El relato de las víctimas es puro dolor. "Duele más tener a un familiar desaparecido que tener a un muerto", confiesa un familiar de los jóvenes de Iguala, más de dos años después de que desaparecieran tras caer en manos de sicarios y policías corruptos.
Por ello, González afirma que no puede disfrutar de la alfombra roja de la Berlinale. Como mucho, "estamos orgullosos" de haber zarandeado al público.
La guerra contra el narcotráfico dejó en diez años al menos 100.000 muertos y unos 30.000 desaparecidos. Para este documentalista la solución pasa por "la legalización de todas las drogas, porque es un problema de salud y no criminal".
Los mexicanos "nos vamos a ver pronto en la disyuntiva de ser capaces de perdonar o de seguir condenando", porque "no va a haber cárceles para contener lo que vivimos", aseguró.
"Lo querramos o no México se verá ante una situación como Colombia", que firmó la paz con la guerrilla de las FARC, afirma, recordando empero que los colombianos rechazaron el acuerdo en un referéndum.
Pese a todo, González defiende que los mexicanos no pueden vivir "atormentados permanentemente".
"También soy capaz de ver una película en la que los balazos no matan sino que solo suenan fuerte en la sala de cine".
"La libertad del diablo" recibió el premio de financiación Impulso Morelia. Sus otros documentales como "Los ladrones viejos" o "Cuates de Australia" también fueron proyectados en festivales internacionales.
Para su próxima película afirma que necesita reponerse y prevé "algo muy relajado", una historia de familias que viven en el desierto, lejos de los estragos de la guerra.
¿Máscaras? "Sí, no necesariamente para el anonimato sino para ofrecer libertad, como en el teatro clásico griego", afirma a la AFP González durante el Festival de Berlín.
"Lo que hice fue preguntar a los que nunca se les había preguntado. Y tenían muchas ganas de hablar".
A González, que firma su sexto documental, le carcomía una pregunta: Los sicarios ¿son conscientes del daño que provocan? "Al menos durante ese tiempo" frente a la cámara lo fueron, afirma.
Mirando o esquivando el objetivo, los verdugos tratan de explicar el porqué: "Cuando hay una orden te deshumanizas", "no hay vuelta atrás una vez has matado", el "remordimiento viene cuando uno está solo", aseguran al relatar sus asesinatos a sangre fría.
"No se les puede justificar, pero uno no puede ser empático parcialmente y vale la pena entenderlos", defiende.
Pero admite que estos testimonios le han quitado el sueño y le han obligado a seguir una terapia.
"No es fácil hablar en la mañana con alguien que te confiesa haber matado a niños y almorzar luego con tu hijo propio. Hay algo que se pierde de inocencia".
El relato de las víctimas es puro dolor. "Duele más tener a un familiar desaparecido que tener a un muerto", confiesa un familiar de los jóvenes de Iguala, más de dos años después de que desaparecieran tras caer en manos de sicarios y policías corruptos.
Por ello, González afirma que no puede disfrutar de la alfombra roja de la Berlinale. Como mucho, "estamos orgullosos" de haber zarandeado al público.
- "Perdonar o seguir condenando" -
La guerra contra el narcotráfico dejó en diez años al menos 100.000 muertos y unos 30.000 desaparecidos. Para este documentalista la solución pasa por "la legalización de todas las drogas, porque es un problema de salud y no criminal".
Los mexicanos "nos vamos a ver pronto en la disyuntiva de ser capaces de perdonar o de seguir condenando", porque "no va a haber cárceles para contener lo que vivimos", aseguró.
"Lo querramos o no México se verá ante una situación como Colombia", que firmó la paz con la guerrilla de las FARC, afirma, recordando empero que los colombianos rechazaron el acuerdo en un referéndum.
Pese a todo, González defiende que los mexicanos no pueden vivir "atormentados permanentemente".
"También soy capaz de ver una película en la que los balazos no matan sino que solo suenan fuerte en la sala de cine".
"La libertad del diablo" recibió el premio de financiación Impulso Morelia. Sus otros documentales como "Los ladrones viejos" o "Cuates de Australia" también fueron proyectados en festivales internacionales.
Para su próxima película afirma que necesita reponerse y prevé "algo muy relajado", una historia de familias que viven en el desierto, lejos de los estragos de la guerra.