El EI había asediado la refinería cercana a la ciudad de Baiji (200 km al norte de Bagdad) durante cuatro meses. En noviembre de 2014 una operación del ejército iraquí apoyado por bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos rompió el cerco.
Pero el EI atacó de nuevo y, en abril, los yihadistas lograron apoderarse de una parte.
Los yihadistas "lanzaron un asalto de madrugada, y los combates continúan", declaró un general iraquí a la AFP que pidió conservar el anonimato.
Tras haber conseguido una victoria importante expulsando a finales de marzo al EI de Tikrit, las fuerzas iraquíes decidieron continuar hacia Mosul (norte), segunda ciudad del país, caída en junio de 2014 en manos de los yihadistas. La toma de la refinería es una etapa decisiva para la reconquista de Mosul.
"La batalla por la refinería de Baiji es un verdadero test para las fuerzas iraquíes, y una de las más complicadas", según el general.
"Los terroristas que entraron hace tres semanas (en el complejo de la refinería) toman posiciones en los edificios. Son kamikazes que no se marcharán hasta que no los maten", añadió.
"Nuestras fuerzas luchan -dijo- por detener a los yihadistas que se encuentran en edificios, cerca de las canalizaciones y de los depósitos a los que prenden fuego", añadió.
El ejército cuenta con la ayuda de la policía, de unidades antiterroristas y de varias milicias chiitas aliadas.
El jueves los yihadistas afirmaron en su boletín radiofónico diario que los combatientes habían cometido dos atentados suicidas la víspera, uno con un camión en la refinería y otro con un vehículo militar en sus alrededores.