Opositores en Tais, Yemen.
Tras cuatro meses de protestas populares sangrientamente reprimidas por el régimen de Saleh, que se niega a dejar el poder, la revuelta adquirió otra magnitud el 23 de mayo con el inicio de duros combates en Saná entre fuerzas leales al presidente y un poderoso jefe tribal, que se unió a la oposición.
Estos combates, a los que se añaden en el sur enfrentamientos entre el ejército y los extremistas, eclipsaron el movimiento de protesta popular en Saná, donde solamente algunos centenares de irreductibles acampaban aún en la plaza del Cambio, según un fotógrafo de la AFP.
Los habitantes de Al Hasaba, barrio donde se producen los enfrentamientos en el norte de la capital, pasaron otra noche en blanco debido a los combates con armas de todo tipo de calibre, lo que permitió a los hombres del influyente jefe tribal Sadek al Ahmar acercarse a la sede de la presidencia.
Al menos 39 personas murieron según un balance obtenido por la AFP en dos hospitales de Saná, la mayoría de ellos miembros de las fuerzas fieles a Saleh o combatientes del jeque Sadek.
Las fuerzas del jeque tomaron el control de un inmueble cercano a la presidencia, según el sitio internet del ministerio de Defensa, tras haber ocupado la sede del Congreso Popular General, el partido de Saleh.
Hasta ahora los enfrentamientos se han circunscrito al barrio de Al Hasaba, pero la inquietud ganó al resto de la capital, causando un inicio de éxodo de la población.
La mayoría de las tiendas en Saná estaban cerradas y largas colas se formaban frente a las estaciones de servicio, debido a la falta de gasolina. El bidón de gasolina se vendía en el mercado negro a 5.000 riales (23 dólares), más del triple del precio habitual.
Ante esta situación caótica, Italia anunció el cierre temporal de su embajada en Yemen y la repatriación de sus ciudadanos en ese país, donde siguen desaparecidos tres franceses desde el 28 de mayo.
En el sur del país, la ciudad de Sinjibar era escenario de enfrentamientos entre sus nuevos ocupantes, extremistas armados, y fuerzas militares que rodeaban la localidad.
"Sinjibar es una ciudad fantasma. La población ha huido, sólo quedan hombres que quieren proteger sus casas", dijo a la AFP Awad Al Matari, un ingeniero que se refugió en Adén.
Según este ingeniero, los hombres armados que tomaron el domingo esta ciudad aseguran pertenecer a una organización desconocida, los "Partidarios de la Sharia", y "se preparan para proclamar ahí un emirato islámico".
Estos combates, a los que se añaden en el sur enfrentamientos entre el ejército y los extremistas, eclipsaron el movimiento de protesta popular en Saná, donde solamente algunos centenares de irreductibles acampaban aún en la plaza del Cambio, según un fotógrafo de la AFP.
Los habitantes de Al Hasaba, barrio donde se producen los enfrentamientos en el norte de la capital, pasaron otra noche en blanco debido a los combates con armas de todo tipo de calibre, lo que permitió a los hombres del influyente jefe tribal Sadek al Ahmar acercarse a la sede de la presidencia.
Al menos 39 personas murieron según un balance obtenido por la AFP en dos hospitales de Saná, la mayoría de ellos miembros de las fuerzas fieles a Saleh o combatientes del jeque Sadek.
Las fuerzas del jeque tomaron el control de un inmueble cercano a la presidencia, según el sitio internet del ministerio de Defensa, tras haber ocupado la sede del Congreso Popular General, el partido de Saleh.
Hasta ahora los enfrentamientos se han circunscrito al barrio de Al Hasaba, pero la inquietud ganó al resto de la capital, causando un inicio de éxodo de la población.
La mayoría de las tiendas en Saná estaban cerradas y largas colas se formaban frente a las estaciones de servicio, debido a la falta de gasolina. El bidón de gasolina se vendía en el mercado negro a 5.000 riales (23 dólares), más del triple del precio habitual.
Ante esta situación caótica, Italia anunció el cierre temporal de su embajada en Yemen y la repatriación de sus ciudadanos en ese país, donde siguen desaparecidos tres franceses desde el 28 de mayo.
En el sur del país, la ciudad de Sinjibar era escenario de enfrentamientos entre sus nuevos ocupantes, extremistas armados, y fuerzas militares que rodeaban la localidad.
"Sinjibar es una ciudad fantasma. La población ha huido, sólo quedan hombres que quieren proteger sus casas", dijo a la AFP Awad Al Matari, un ingeniero que se refugió en Adén.
Según este ingeniero, los hombres armados que tomaron el domingo esta ciudad aseguran pertenecer a una organización desconocida, los "Partidarios de la Sharia", y "se preparan para proclamar ahí un emirato islámico".