La multitud lo siguió desde que salió de la sede de su partido izquierdista Morena, en el barrio de Roma Norte, en el centro de la capital. Desde ahí, el incansable político recorrió en un automóvil varias calles hasta arribar al centro histórico de la ciudad, flanqueado por policías y simpatizantes.
Incansable, porque además de una intensa campaña electoral, López Obrador lleva esperando desde 2006 una victoria que le fue esquiva en dos ocasiones y que esta vez parece arrolladora.
"Este es un día histórico y será una noche memorable", fueron sus primeras palabras tras conocer los resultados del conteo rápido oficial que le dio un contundente 53 por ciento de los votos y una ventaja de 30 puntos respecto al segundo lugar.
Pero en el Zócalo lo esperaban desde mucho antes de la difusión de las cifras oficiales. Ni bien se supo que las encuestas de salida de urna le otorgaban una amplia ventaja, los seguidores de AMLO, como se le conoce por las siglas de su nombre, empezaron a reunirse en la gran plaza capitalina, escenario de múltiples festejos y del Grito de Independencia cada año.
Después de dar un primer discurso en el hotel Hilton, donde estaba la sala de prensa de Morena, López Obrador se trasladó al Zócalo, donde se instaló un gran escenario con los logotipos de su partido y mariachis incluidos, listos para el festejo.
"Desde este Zócalo de la Ciudad de México, corazón político, social, cultural de nuestra República, un saludo a todos los mexicanos", manifestó al llegar. Admitió que estaba contento y el público no dejó de gritar y aplaudir mientras hablaba. "¡Sí se pudo!", afirmó.
Cientos de banderolas blancas con las letras de "Morena" inscritas se agitaban en combinación con otros centenares de banderas mexicanas. Además de las arengas de "¡presidente!" se escuchaba el conocido "¡Es un honor estar con Obrador!".
También se escuchó el "Cielito lindo", canción icónica, dedicada sobre todo en los partidos de la selección de fútbol y ahora dedicada a la histórica victoria del líder nacionalista. Su triunfo supone la llegada del primer partido de izquierda a la presidencia de México.
Los automóviles hacían sonar sus bocinas y tanto jóvenes como adultos expresaron su alegría. López Obrador incluso se animó a hacerse selfies con algunos en su recorrido por las calles.
La Ciudad de México parecía una fiesta. No es de extrañar, puesto que López Obrador, de 64 años, fue su alcalde de 2000 a 2005.
"Mi agradecimiento sincero a toda, a todos los que participaron en esta jornada electoral donde, de manera libre, soberana, el pueblo de México decidió iniciar una etapa nueva en la vida pública del país", apuntilló ante los vítores de sus seguidores. A su lado estaba su esposa, Beatriz Gutiérrez Müeller.
López Obrador ha llegado con la promesa de un "cambio radical", aunque su discurso en el Zócalo fue bastante conciliador. Él quiere una "reconciliación" en México y ante la multitud que lo aclamaba prometió que cumplirá con sus promesas. "No les voy a fallar", dijo. "Amor con amor se paga".
Incansable, porque además de una intensa campaña electoral, López Obrador lleva esperando desde 2006 una victoria que le fue esquiva en dos ocasiones y que esta vez parece arrolladora.
"Este es un día histórico y será una noche memorable", fueron sus primeras palabras tras conocer los resultados del conteo rápido oficial que le dio un contundente 53 por ciento de los votos y una ventaja de 30 puntos respecto al segundo lugar.
Pero en el Zócalo lo esperaban desde mucho antes de la difusión de las cifras oficiales. Ni bien se supo que las encuestas de salida de urna le otorgaban una amplia ventaja, los seguidores de AMLO, como se le conoce por las siglas de su nombre, empezaron a reunirse en la gran plaza capitalina, escenario de múltiples festejos y del Grito de Independencia cada año.
Después de dar un primer discurso en el hotel Hilton, donde estaba la sala de prensa de Morena, López Obrador se trasladó al Zócalo, donde se instaló un gran escenario con los logotipos de su partido y mariachis incluidos, listos para el festejo.
"Desde este Zócalo de la Ciudad de México, corazón político, social, cultural de nuestra República, un saludo a todos los mexicanos", manifestó al llegar. Admitió que estaba contento y el público no dejó de gritar y aplaudir mientras hablaba. "¡Sí se pudo!", afirmó.
Cientos de banderolas blancas con las letras de "Morena" inscritas se agitaban en combinación con otros centenares de banderas mexicanas. Además de las arengas de "¡presidente!" se escuchaba el conocido "¡Es un honor estar con Obrador!".
También se escuchó el "Cielito lindo", canción icónica, dedicada sobre todo en los partidos de la selección de fútbol y ahora dedicada a la histórica victoria del líder nacionalista. Su triunfo supone la llegada del primer partido de izquierda a la presidencia de México.
Los automóviles hacían sonar sus bocinas y tanto jóvenes como adultos expresaron su alegría. López Obrador incluso se animó a hacerse selfies con algunos en su recorrido por las calles.
La Ciudad de México parecía una fiesta. No es de extrañar, puesto que López Obrador, de 64 años, fue su alcalde de 2000 a 2005.
"Mi agradecimiento sincero a toda, a todos los que participaron en esta jornada electoral donde, de manera libre, soberana, el pueblo de México decidió iniciar una etapa nueva en la vida pública del país", apuntilló ante los vítores de sus seguidores. A su lado estaba su esposa, Beatriz Gutiérrez Müeller.
López Obrador ha llegado con la promesa de un "cambio radical", aunque su discurso en el Zócalo fue bastante conciliador. Él quiere una "reconciliación" en México y ante la multitud que lo aclamaba prometió que cumplirá con sus promesas. "No les voy a fallar", dijo. "Amor con amor se paga".