
Abdalá II, a la derecha, y su esposa Rania.
Según el soberano hachemita, los proyectos de utilizar energía nuclear para el aprovisionamiento eléctrico y la desalinización del agua en Jordania enfrentan "una fuerte oposición (..) proveniente de Israel", pese a que los dos países firmaron un tratado de paz en 1994.
"Cuando empezamos a orientarnos hacia la energía nuclear con fines pacíficos, hemos contactado a varios países (...) para que trabajen con nosotros. Pero rápidamente nos percatamos de que Israel presionaba a esos países para obstaculizarles cualquier cooperación con nosotros", sostuvo.
"Una delegación jordana contacta a un socio potencial y una semana después una delegación israelí le pide a nuestro interlocutor que no apoye la propuesta jordana en el sector nuclear", precisó.
Altos funcionarios israelíes negaron de inmediato esas acusaciones.
"Israel apoya el uso de la energía nuclear civil para que Jordania satisfaga sus necesidades energéticas y nunca actuó" para frenarlo, dijo un responsable israelí que pidió el anonimato.
Israel podría incluso llegar a comprar electricidad producida en Jordania en caso de que esta tenga excedentes gracias a la producción de un reactor nuclear, agregó. "Cada vez que nos consultan al respecto, adoptamos un enfoque positivo", aseguró.
Jordania importa el 95% de su energía eléctrica y trata de buscar alternativas al gas egipcio, que cubre actualmente el 80% de su demanda de producción eléctrica.
Esa fuente sufrió numerosas interrupciones en los últimos meses, debido a que el gasoducto que lleva el fluido egipcio a Israel y Jordania fue blanco de catorce atentados desde 2011.
Por otro lado, el 92% del territorio jordano es desértico, y el monarca espera usar la energía nuclear en plantas de desalinización.
"La energía nuclear será el medio más económico y más seguro de desalinización", sostiene.
Un consorcio formado por el grupo francés Areva y el japonés Mitsubishi participa actualmente de una puja con la firma rusa Atomstroyexport para construir la primera central nuclear jordana.
Transición en Siria
Por otra parte, el rey se dijo "sumamente preocupado por el riesgo de fragmentación de Siria, donde estamos asistiendo (...) a un recrudecimiento de la violencia confesional".
"Eso no solo representa un peligro para la unidad de Siria, pues el conflicto también puede desbordarse hacia países vecinos con una composición confesional similar", advirtió.
"Ya hemos visto señales de que ese riesgo es más cercano", subrayó.
Unos 200.000 sirios se han refugiado en Jordania desde el inicio de la rebelión contra el presidente Bashar al Asad en marzo de 2011.
El monarca jordano propone, como posible salida de la crisis siria, "una fórmula de transición política en la que todos los componentes de la sociedad siria, incluyendo a los alauitas", la etnia de Asad, para que estos "sientan que pueden desempeñar un papel en el futuro de su país".
Este "proceso de transición inclusiva" sería, segín Abdalá II, la única manera de frenar la escala de enfrentamientos.
Esa alternativa permitiría "preservar la integridad territorial y la unidad de Siria" y favorecería "la estabilidad regional", insistió.
"Lo digo desde el principio: el problema no es de un individuo, sino de un sistema. Si el presidente Bashar se retira mañana pero el sistema se conserva ¿qué habrá ganado el pueblo sirio?", se preguntó.
La represión de las protestas y los enfrentamientos ya han causado la muerte de unas 27.000 personas, un 70% de las cuales eran civiles, según datos de una ONG siria.
"Cuando empezamos a orientarnos hacia la energía nuclear con fines pacíficos, hemos contactado a varios países (...) para que trabajen con nosotros. Pero rápidamente nos percatamos de que Israel presionaba a esos países para obstaculizarles cualquier cooperación con nosotros", sostuvo.
"Una delegación jordana contacta a un socio potencial y una semana después una delegación israelí le pide a nuestro interlocutor que no apoye la propuesta jordana en el sector nuclear", precisó.
Altos funcionarios israelíes negaron de inmediato esas acusaciones.
"Israel apoya el uso de la energía nuclear civil para que Jordania satisfaga sus necesidades energéticas y nunca actuó" para frenarlo, dijo un responsable israelí que pidió el anonimato.
Israel podría incluso llegar a comprar electricidad producida en Jordania en caso de que esta tenga excedentes gracias a la producción de un reactor nuclear, agregó. "Cada vez que nos consultan al respecto, adoptamos un enfoque positivo", aseguró.
Jordania importa el 95% de su energía eléctrica y trata de buscar alternativas al gas egipcio, que cubre actualmente el 80% de su demanda de producción eléctrica.
Esa fuente sufrió numerosas interrupciones en los últimos meses, debido a que el gasoducto que lleva el fluido egipcio a Israel y Jordania fue blanco de catorce atentados desde 2011.
Por otro lado, el 92% del territorio jordano es desértico, y el monarca espera usar la energía nuclear en plantas de desalinización.
"La energía nuclear será el medio más económico y más seguro de desalinización", sostiene.
Un consorcio formado por el grupo francés Areva y el japonés Mitsubishi participa actualmente de una puja con la firma rusa Atomstroyexport para construir la primera central nuclear jordana.
Transición en Siria
Por otra parte, el rey se dijo "sumamente preocupado por el riesgo de fragmentación de Siria, donde estamos asistiendo (...) a un recrudecimiento de la violencia confesional".
"Eso no solo representa un peligro para la unidad de Siria, pues el conflicto también puede desbordarse hacia países vecinos con una composición confesional similar", advirtió.
"Ya hemos visto señales de que ese riesgo es más cercano", subrayó.
Unos 200.000 sirios se han refugiado en Jordania desde el inicio de la rebelión contra el presidente Bashar al Asad en marzo de 2011.
El monarca jordano propone, como posible salida de la crisis siria, "una fórmula de transición política en la que todos los componentes de la sociedad siria, incluyendo a los alauitas", la etnia de Asad, para que estos "sientan que pueden desempeñar un papel en el futuro de su país".
Este "proceso de transición inclusiva" sería, segín Abdalá II, la única manera de frenar la escala de enfrentamientos.
Esa alternativa permitiría "preservar la integridad territorial y la unidad de Siria" y favorecería "la estabilidad regional", insistió.
"Lo digo desde el principio: el problema no es de un individuo, sino de un sistema. Si el presidente Bashar se retira mañana pero el sistema se conserva ¿qué habrá ganado el pueblo sirio?", se preguntó.
La represión de las protestas y los enfrentamientos ya han causado la muerte de unas 27.000 personas, un 70% de las cuales eran civiles, según datos de una ONG siria.