Por culpa del incidente la Mostra había tenido que repetir el pase de su excelente documental Napoli, Napoli, Napoli, un durísimo repaso a los males que asuelan a la ciudad italiana, donde la ausencia de Estado, el inmovilismo político y la nefasta situación del mercado laboral (sólo con la privatización de Telecom en 2006 se perdieron 18.000 puestos de trabajo en la provincia) han instaurado un caos permanente, dando paso a un panorama controlado por la Camorra. "No sé. Sí, Nápoles es jodida, pero ¿qué me dices de Detroit? Allí matan a un montón de gente cada día. En EE UU la llaman la capital del crimen. ¿Te he dicho que voy a rodar mi nueva película allí? Tampoco es que Nueva Orleans sea mucho mejor... No he estado en todas partes".
El director de El rey de Nueva York, El funeral o Teniente corrupto es un hombre conocido por su afición al exceso pero también por su innegable talento, que en Napoli, Napoli, Napoli brilla con luz propia, especialmente en las escalofriantes entrevistas a presas de cárceles que sirven de hilo conductor al filme: "Me gustaba la idea de ir añadiendo cosas mientras rodábamos. Éste era mi primer documental y yo soy un director de cine, así que he decidido muchísimas cosas sobre la marcha. ¿Que si he sentido peligro rodando allí? No. Para mí, cuando gritas acción todas las ciudades son iguales".
En el pase, al que han asistido unas 50 personas (en una sala para 1.200), Ferrara, a grito pelado, se dirigió al público desde su palco: "Ayer estuve a punto de morir en un accidente de avión, pero hoy estoy aquí y quiero daros las gracias por haber venido". Poco después las luces se apagaban. "Qué pedazo de pantalla", se le oyó decir cuando su nombre apareció en pantalla. Cien por cien Ferrara.
El director de El rey de Nueva York, El funeral o Teniente corrupto es un hombre conocido por su afición al exceso pero también por su innegable talento, que en Napoli, Napoli, Napoli brilla con luz propia, especialmente en las escalofriantes entrevistas a presas de cárceles que sirven de hilo conductor al filme: "Me gustaba la idea de ir añadiendo cosas mientras rodábamos. Éste era mi primer documental y yo soy un director de cine, así que he decidido muchísimas cosas sobre la marcha. ¿Que si he sentido peligro rodando allí? No. Para mí, cuando gritas acción todas las ciudades son iguales".
En el pase, al que han asistido unas 50 personas (en una sala para 1.200), Ferrara, a grito pelado, se dirigió al público desde su palco: "Ayer estuve a punto de morir en un accidente de avión, pero hoy estoy aquí y quiero daros las gracias por haber venido". Poco después las luces se apagaban. "Qué pedazo de pantalla", se le oyó decir cuando su nombre apareció en pantalla. Cien por cien Ferrara.