Un tiburón
Los 178 países miembros de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas (Cites), reunidos desde hace más de una semana en Bangkok, decidieron proteger al tiburón oceánico de puntas blancas, a tres especies de tiburón martillo y al tiburón cailón.
Los votos, que tienen que ser confirmados en reunión plenaria de aquí al jueves, fueron celebrados por los defensores del medio ambiente que, desde hacía años, pedían en vano una mejor protección de estos depredadores oceánicos.
"Estamos encantados de que los gobiernos hayan aprovechado esta importante oportunidad de proteger a estos majestuosos animales", se alegró Elizabeth Wilson, de la ONG Pew, quien señaló que, de esta manera, los tiburones martillo, los más amenazados, podrían ser salvados de una "desaparición total".
Durante la anterior conferencia en 2010, propuestas similares para proteger a los escualos, cuyas aletas se venden a precio de oro en Asia, fracasaron por poco.
En esta ocasión las cinco especies fueron inscritas en el anexo II de la Cites, que permite regular su comercio para impedir su sobreexplotación.
Si la reunión plenaria de esta semana confirma las decisiones, entrarán en vigor de aquí a 18 meses. Entonces, los países exportadores tendrán que entregar permisos de exportación para las cinco especies, asegurando siempre su supervivencia, y en caso contrario se expondrán a sanciones.
Si se confirman, "esta reunión pasará a la Historia como aquella en la que Cites por fin se dio cuenta de su potencial marino", comentó Glenn Sant, de la ONG Traffic.
Solo algunos peces, entre los que hay varios tiburones (gran tiburón blanco, tiburón ballena, tiburón peregrino y pez sierra), forman parte de las 35.000 especies protegidas por la Convención.
Varios países de Asia, con Japón a la cabeza, se opusieron a ampliar la protección a los escualos. Tokio estima que son las organizaciones de pesca y no Cites las que deberían gestionar las especies marinas comerciales.
Además, también se señala al continente asiático como instigador de la caza indiscriminada de escualos. Según Pew, Hong Kong es "el mayor mercado mundial de aletas de tiburón" con más de la mitad del comercio del planeta.
Las cinco especies no representan una parte significativa de este comercio porque "su población es ya muy escasa", explicó Elizabeth Wilson, incluso si los tiburones martillo son el 6% del total de los flujos.
A este respecto, la Unión Europea, Estados Unidos, Brasil, Colombia y la gran mayoría de las ONG sostenían que esta era una razón más para protegerles antes de que desaparecieran.
"Todas estas especies son muy vulnerables a la sobrepesca", subrayó Colman O'Criodain, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), insistiendo en su baja fertilidad a diferencia de otros muchos peces.
"El comercio está alentado por las demandas del mercado del lujo, ya sea la sopa de aleta de tiburón en los banquetes en China, la carne de tiburón cailón en Europa, donde está considerada como un manjar, o las branquias de las rayas utilizadas en la medicina china".
Por otro lado, Cites inscribió también a estas majestuosas rayas en el anexo II.
Sus defensores y los de los tiburones resaltaron el potencial que estos gigantes marinos suponen para el ecoturismo relacionado con el buceo, una manera de compensar las posibles pérdidas del sector de la pesca.
Los votos, que tienen que ser confirmados en reunión plenaria de aquí al jueves, fueron celebrados por los defensores del medio ambiente que, desde hacía años, pedían en vano una mejor protección de estos depredadores oceánicos.
"Estamos encantados de que los gobiernos hayan aprovechado esta importante oportunidad de proteger a estos majestuosos animales", se alegró Elizabeth Wilson, de la ONG Pew, quien señaló que, de esta manera, los tiburones martillo, los más amenazados, podrían ser salvados de una "desaparición total".
Durante la anterior conferencia en 2010, propuestas similares para proteger a los escualos, cuyas aletas se venden a precio de oro en Asia, fracasaron por poco.
En esta ocasión las cinco especies fueron inscritas en el anexo II de la Cites, que permite regular su comercio para impedir su sobreexplotación.
Si la reunión plenaria de esta semana confirma las decisiones, entrarán en vigor de aquí a 18 meses. Entonces, los países exportadores tendrán que entregar permisos de exportación para las cinco especies, asegurando siempre su supervivencia, y en caso contrario se expondrán a sanciones.
Si se confirman, "esta reunión pasará a la Historia como aquella en la que Cites por fin se dio cuenta de su potencial marino", comentó Glenn Sant, de la ONG Traffic.
Solo algunos peces, entre los que hay varios tiburones (gran tiburón blanco, tiburón ballena, tiburón peregrino y pez sierra), forman parte de las 35.000 especies protegidas por la Convención.
Varios países de Asia, con Japón a la cabeza, se opusieron a ampliar la protección a los escualos. Tokio estima que son las organizaciones de pesca y no Cites las que deberían gestionar las especies marinas comerciales.
Además, también se señala al continente asiático como instigador de la caza indiscriminada de escualos. Según Pew, Hong Kong es "el mayor mercado mundial de aletas de tiburón" con más de la mitad del comercio del planeta.
Las cinco especies no representan una parte significativa de este comercio porque "su población es ya muy escasa", explicó Elizabeth Wilson, incluso si los tiburones martillo son el 6% del total de los flujos.
A este respecto, la Unión Europea, Estados Unidos, Brasil, Colombia y la gran mayoría de las ONG sostenían que esta era una razón más para protegerles antes de que desaparecieran.
"Todas estas especies son muy vulnerables a la sobrepesca", subrayó Colman O'Criodain, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), insistiendo en su baja fertilidad a diferencia de otros muchos peces.
"El comercio está alentado por las demandas del mercado del lujo, ya sea la sopa de aleta de tiburón en los banquetes en China, la carne de tiburón cailón en Europa, donde está considerada como un manjar, o las branquias de las rayas utilizadas en la medicina china".
Por otro lado, Cites inscribió también a estas majestuosas rayas en el anexo II.
Sus defensores y los de los tiburones resaltaron el potencial que estos gigantes marinos suponen para el ecoturismo relacionado con el buceo, una manera de compensar las posibles pérdidas del sector de la pesca.