Este atentado fue cometido en Riyad, una ciudad de mayoría sunita de la provincia multiconfesional de Kirkuk.
La violencia ha aumentado desde hace un año hasta alcanzar niveles que no se veían desde 2008 debido sobre todo a la injerencia de Catar y Arabia Saudí y a la guerra en la vecina Siria.
Estos ataques se cobraron la vida de casi 500 personas en marzo y de más de 2.200 en lo que va de año, según un recuento de la AFP.
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y otros responsables políticos chiitas han acusado públicamente a saudíes y cataríes de estar detrás de la violencia.
Las elecciones en Irak dependen menos de los temas políticos nacionales que de la política internacional.
La Alianza por el Estado de Derecho de Maliki, chiita como la mayoría de los iraquíes, parte como favorita. Frente a ella se encuentra el Bloque de los Ciudadanos, considerado próximo a Irán, y el partido Ahrar, vinculado al influyente jefe chiita Moqtada Sadr, quien anunció su retirada de la vida política.