El ataque más mortífero fue el de Dura, donde murieron al menos seis personas, seguido del de Bagdad-Jadida, con cuatro.
Estos son los últimos ataques en un contexto de recrudecimiento de la violencia que se está viviendo por todo el país y que ya ha dejado más de 650 muertos desde el inicio de año, alimentando el temor de que Irak vuelva a los niveles de violencia de 2006 y 2007.
Ningún grupo se había atribuido por el momento la autoría del ataque, pero los insurgentes sunitas, incluyendo a los vinculados a Al Qaida, suelen poner bombas coordinadas por toda la ciudad.
Esta escalada de violencia llega a solo unos meses de la celebración de elecciones legislativas, y a ella se une el mortífero enfrentamiento en el que las fuerzas gubernamentales intentan recuperar de manos de los insurgentes armados, algunos de ellos del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL, vinculado a Al Qaida), la ciudad de Faluya y barrios de Ramadi.
Un periodista murió y otro resultó herido este lunes en un ataque contra una patrulla de policía en Jaldiya, al este de Ramadi, capital provincial de Al Anbar, en el que también fallecieron dos policías y otros dos resultaron heridos.
El atentado, con bomba, tuvo lugar cuando policías y periodistas se dirigían a una comisaría para celebrar una ceremonia simbólica con motivo de su reapertura, indicaron fuentes médicas y de seguridad.
En el ataque falleció Firas Mohamed Atiya, un redactor de 28 años que colaboraba con la cadena Faluya TV, mientras que el periodista Muayad Ibrahim, colaborador con Al Anbar TV, resultó herido, según el capitán de policía Sinane Musaab y el doctor Ahmed al Ani.