Bajo una impresionante protección policial, once camiones cargados con desechos radioactivos llegaron a Gorleben en la mañana provenientes de la estación ferroviaria de Dannenberg, a unos veinte kilómetros.
A esta última había llegado el lunes el convoy de desechos radioactivos de las centrales nucleares alemanas, tratados en Francia.
En la mañana temprano, la policía había evacuado a varios miles de militantes ecologistas, reunidos desde hace varios días en los alrededores de Dannenberg y de Gorleben para manifestar su oposición al almacenamiento de residuos en la región y contra el recurso a la energía atómica en Alemania.
El movimiento antinuclear se ha fortalecido en Alemania desde que el gobierno liberal-conservador de Angela Merkel decidió este año prolongar la explotación de las 17 centrales nucleares, que su predecesor socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005) quería cerrar en 2021.
Los policías, en una masa compacta y con chalecos de protección negros, acompañaban a pie los camiones blancos que transportaban los contenedores con los residuos, cuando llegaban al depósito de Gorleben.
Las 123 toneladas de material altamente radioactivo se añadirán a los 91 contenedores ya almacenados en los hangares y que esperan una decisión final del gobierno sobre su eventual entierro.
"El convoy llegó, pero el gobierno federal está más lejos que nunca de su objetivo de hacer aceptar la energía nuclear en Alemania", afirmó Florian Kubitz, portavoz del grupo ecologista Robin Hood.
Para el Spiegel Online, uno de los portales más leídos del país, "las manifestaciones mostraron que la política nuclear de Merkel le rinde poco y le cuesta muy cara".
Los ecologistas se felicitaban de la importante movilización de militantes que consiguieron retrasar en más de 24 horas la llegada del convoy a Gorbelen, encadenándose en las vías férreas, suspendiéndose sobre los puentes y organizando sentadas ante los depósitos.
Incluso hubo breves enfrentamientos el domingo entre policías y manifestantes en un bosque cerca de Dannenberg, donde los militantes trataban de retirar el balasto de la vía férrea.
Según los grupos ecologistas, dos militantes resultaron seriamente heridos, 29 recibieron golpes en la cabeza y 16 tuvieron los dedos fracturados.
Los militantes también liberaron rebaños de ovejas para bloquear la ruta que lleva a Gorleben e inmovilizaron durante varias horas un camión delante de la estación ferroviaria de Dannenberg.
El convoy marcó un récord de demora -91 horas- para recorrer el trayecto desde el oeste de Francia, según los ecologistas.
Más de 20.000 policías fueron movilizados para la operación, que costó unos 50 millones de euros, según Rainer Wendt del sindicato de la policía DPolG.
A esta última había llegado el lunes el convoy de desechos radioactivos de las centrales nucleares alemanas, tratados en Francia.
En la mañana temprano, la policía había evacuado a varios miles de militantes ecologistas, reunidos desde hace varios días en los alrededores de Dannenberg y de Gorleben para manifestar su oposición al almacenamiento de residuos en la región y contra el recurso a la energía atómica en Alemania.
El movimiento antinuclear se ha fortalecido en Alemania desde que el gobierno liberal-conservador de Angela Merkel decidió este año prolongar la explotación de las 17 centrales nucleares, que su predecesor socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005) quería cerrar en 2021.
Los policías, en una masa compacta y con chalecos de protección negros, acompañaban a pie los camiones blancos que transportaban los contenedores con los residuos, cuando llegaban al depósito de Gorleben.
Las 123 toneladas de material altamente radioactivo se añadirán a los 91 contenedores ya almacenados en los hangares y que esperan una decisión final del gobierno sobre su eventual entierro.
"El convoy llegó, pero el gobierno federal está más lejos que nunca de su objetivo de hacer aceptar la energía nuclear en Alemania", afirmó Florian Kubitz, portavoz del grupo ecologista Robin Hood.
Para el Spiegel Online, uno de los portales más leídos del país, "las manifestaciones mostraron que la política nuclear de Merkel le rinde poco y le cuesta muy cara".
Los ecologistas se felicitaban de la importante movilización de militantes que consiguieron retrasar en más de 24 horas la llegada del convoy a Gorbelen, encadenándose en las vías férreas, suspendiéndose sobre los puentes y organizando sentadas ante los depósitos.
Incluso hubo breves enfrentamientos el domingo entre policías y manifestantes en un bosque cerca de Dannenberg, donde los militantes trataban de retirar el balasto de la vía férrea.
Según los grupos ecologistas, dos militantes resultaron seriamente heridos, 29 recibieron golpes en la cabeza y 16 tuvieron los dedos fracturados.
Los militantes también liberaron rebaños de ovejas para bloquear la ruta que lleva a Gorleben e inmovilizaron durante varias horas un camión delante de la estación ferroviaria de Dannenberg.
El convoy marcó un récord de demora -91 horas- para recorrer el trayecto desde el oeste de Francia, según los ecologistas.
Más de 20.000 policías fueron movilizados para la operación, que costó unos 50 millones de euros, según Rainer Wendt del sindicato de la policía DPolG.