Pero a pesar de todo, para muchos cristianos de todo el mundo Martín Lutero es considerado un ejemplo a seguir. A punto de cerrarse el "año Lutero" que conmemora el V Centenario de la Reforma impulsada por el teólogo alemán, la Iglesia Evangélica recuerda a una figura que cambió el mundo.
Reformador, en cierta manera político y considerado por muchos también un predicador del odio, durante siglos su imagen fue únicamente circunscrita al ámbito religioso. El protestantismo intentó vender a este monje agustino como un mero teólogo, un perfil que sin embargo ya no se sostiene.
La pregunta que martirizaba a Lutero es, hoy en día, casi ininteligible: "¿Cómo consigo un Dios misericordioso?". Pero, en la Edad Media el miedo al infierno como castigo por haber llevado a cabo una vida pecaminosa era bastante habitual.
La Iglesia se aprovechaba de este sentimiento de culpa y vendía indulgencias con las que los creyentes quedaban aparentemente libres de todo pecado. Martín Lutero reconoció en esta acción una especie de traición al mensaje del Nuevo Testamento.
"Sola escriptura" (sólo por medio de la escritura), "Sola Gratia" (sólo por la gracia), estas son las líneas maestras que siguió Lutero para impulsar la Reforma protestante.
Con ellas daba a entender que no era el papa ni la tradición eclesiástica quienes debían marcar las pautas, sino sólo la palabra de Dios, como señalaba la Biblia. Y que el hombre no se podía ganar el cielo a través de buenas obras, sino que sólo podía ser salvado en base a su fe en la gracia de Dios.
Este aspecto le brindó éxito a Lutero porque redescubrió la teología del apóstol San Pablo, y con su regreso a los orígenes del Cristianismo, abrió la puerta a la era actual, a una época de liberación de la explotación económica de la iglesia católica.
Los luteranos no tienen miedo a la muerte ni al infierno, están liberados de la autoridad de la Iglesia. Pueden interpretar la Biblia por sí mismos y seguir su propia conciencia, algo que supuso en su momento toda una revolución.
Hace 500 años, el catolicismo era la religión oficial y tenía un carácter tan político como tiene el Islam en la actualidad en la mayoría de países musulmanes. De ahí que la publicación en el año 1517 de las 95 tesis de Lutero en las que se denunciaban prácticas corruptas y excesivas en el seno de la Iglesia católica, tales como la venta de indulgencias o las suspensiones de penitencias, trascienda la dimensión religiosa.
La Reforma luterana constituye también uno de los movimientos políticos e intelectuales más importantes de la historia europea y está considerada por los luteranos en el norte de Europa como el punto de inflexión que marca el fin de la Edad Media e inaugura la Edad Moderna.
Ocurrida a principios del siglo XVI, puso fin al poder magnánimo ejercido por el papa y contribuyó a reducir la influencia de la nobleza y de la Iglesia católica en el momento en el que empezaron a surgir Iglesias protestantes.
Lutero amplió su leyenda traduciendo la Biblia en la localidad de Wartburg, donde también se escondió al ser perseguido tanto por el papa León X como por el Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
La Biblia luterana, que gracias a una nueva técnica de impresión pudo ser distribuida de manera masiva, estaba ahora no solamente disponible en latín, la lengua católica por excelencia, sino que se podía leer en varios idiomas, los idiomas del pueblo.
En este sentido, su contribución fue fundamental para crear un nuevo movimiento educativo de grandes dimensiones. Con la Biblia luterana, muchos alemanes aprendieron a leer, a hablar y a investigar. Los reformistas fundaron escuelas en muchos lugares de Europa, influyeron a la sociedad y ordenaron el bienestar social.
Es por eso que no sorprende que en las casas rectorales de la Iglesia evangélica surgiesen tantos poetas, pensadores, músicos, científicos y políticos. Hasta el día de hoy. Por ejemplo, la canciller alemana Angela Merkel es hija de un pastor protestante y, en este sentido, su gestión de la crisis migratoria en 2015 se achaca a las enseñanzas recibidas en casa.
En España, las tesis de Lutero prendieron entre la clase noble y culta, más vinculada al humanismo, pero no llegó a arraigar debido a la encarnizada persecución emprendida por la Inquisición española contra quienes cometían "herejía".
Aun así, influidos por el protestantismo, el monje Casiodoro de Reina firmó en 1569 la primera traducción de la biblia al castellano, que en 1602 fue revisada por Cipriano de Valera, conocido como "el hereje español".
Pero Lutero no quería fundar su propia Iglesia y, en un principio, tampoco tenía en mente escindirse de Roma. Sin embargo, la negativa de la Iglesia católica a darle la razón, le llevó a adoptar una postura cada vez más radical y a atacar duramente a los judíos.
En el V centenario de la Reforma Protestante, nadie duda de que Lutero constituye una figura sobresaliente de la historia alemana. No obstante, la Iglesia protestante no puede en 2017 recordar a Lutero como un héroe. En su lugar, el protestantismo intenta no solo entender a Lutero como un hombre de su tiempo, sino que también intenta aceptarlo.
Reformador, en cierta manera político y considerado por muchos también un predicador del odio, durante siglos su imagen fue únicamente circunscrita al ámbito religioso. El protestantismo intentó vender a este monje agustino como un mero teólogo, un perfil que sin embargo ya no se sostiene.
La pregunta que martirizaba a Lutero es, hoy en día, casi ininteligible: "¿Cómo consigo un Dios misericordioso?". Pero, en la Edad Media el miedo al infierno como castigo por haber llevado a cabo una vida pecaminosa era bastante habitual.
La Iglesia se aprovechaba de este sentimiento de culpa y vendía indulgencias con las que los creyentes quedaban aparentemente libres de todo pecado. Martín Lutero reconoció en esta acción una especie de traición al mensaje del Nuevo Testamento.
"Sola escriptura" (sólo por medio de la escritura), "Sola Gratia" (sólo por la gracia), estas son las líneas maestras que siguió Lutero para impulsar la Reforma protestante.
Con ellas daba a entender que no era el papa ni la tradición eclesiástica quienes debían marcar las pautas, sino sólo la palabra de Dios, como señalaba la Biblia. Y que el hombre no se podía ganar el cielo a través de buenas obras, sino que sólo podía ser salvado en base a su fe en la gracia de Dios.
Este aspecto le brindó éxito a Lutero porque redescubrió la teología del apóstol San Pablo, y con su regreso a los orígenes del Cristianismo, abrió la puerta a la era actual, a una época de liberación de la explotación económica de la iglesia católica.
Los luteranos no tienen miedo a la muerte ni al infierno, están liberados de la autoridad de la Iglesia. Pueden interpretar la Biblia por sí mismos y seguir su propia conciencia, algo que supuso en su momento toda una revolución.
Hace 500 años, el catolicismo era la religión oficial y tenía un carácter tan político como tiene el Islam en la actualidad en la mayoría de países musulmanes. De ahí que la publicación en el año 1517 de las 95 tesis de Lutero en las que se denunciaban prácticas corruptas y excesivas en el seno de la Iglesia católica, tales como la venta de indulgencias o las suspensiones de penitencias, trascienda la dimensión religiosa.
La Reforma luterana constituye también uno de los movimientos políticos e intelectuales más importantes de la historia europea y está considerada por los luteranos en el norte de Europa como el punto de inflexión que marca el fin de la Edad Media e inaugura la Edad Moderna.
Ocurrida a principios del siglo XVI, puso fin al poder magnánimo ejercido por el papa y contribuyó a reducir la influencia de la nobleza y de la Iglesia católica en el momento en el que empezaron a surgir Iglesias protestantes.
Lutero amplió su leyenda traduciendo la Biblia en la localidad de Wartburg, donde también se escondió al ser perseguido tanto por el papa León X como por el Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
La Biblia luterana, que gracias a una nueva técnica de impresión pudo ser distribuida de manera masiva, estaba ahora no solamente disponible en latín, la lengua católica por excelencia, sino que se podía leer en varios idiomas, los idiomas del pueblo.
En este sentido, su contribución fue fundamental para crear un nuevo movimiento educativo de grandes dimensiones. Con la Biblia luterana, muchos alemanes aprendieron a leer, a hablar y a investigar. Los reformistas fundaron escuelas en muchos lugares de Europa, influyeron a la sociedad y ordenaron el bienestar social.
Es por eso que no sorprende que en las casas rectorales de la Iglesia evangélica surgiesen tantos poetas, pensadores, músicos, científicos y políticos. Hasta el día de hoy. Por ejemplo, la canciller alemana Angela Merkel es hija de un pastor protestante y, en este sentido, su gestión de la crisis migratoria en 2015 se achaca a las enseñanzas recibidas en casa.
En España, las tesis de Lutero prendieron entre la clase noble y culta, más vinculada al humanismo, pero no llegó a arraigar debido a la encarnizada persecución emprendida por la Inquisición española contra quienes cometían "herejía".
Aun así, influidos por el protestantismo, el monje Casiodoro de Reina firmó en 1569 la primera traducción de la biblia al castellano, que en 1602 fue revisada por Cipriano de Valera, conocido como "el hereje español".
Pero Lutero no quería fundar su propia Iglesia y, en un principio, tampoco tenía en mente escindirse de Roma. Sin embargo, la negativa de la Iglesia católica a darle la razón, le llevó a adoptar una postura cada vez más radical y a atacar duramente a los judíos.
En el V centenario de la Reforma Protestante, nadie duda de que Lutero constituye una figura sobresaliente de la historia alemana. No obstante, la Iglesia protestante no puede en 2017 recordar a Lutero como un héroe. En su lugar, el protestantismo intenta no solo entender a Lutero como un hombre de su tiempo, sino que también intenta aceptarlo.