En la II Cumbre ASPA, que culminó este martes en Qatar, el presidente venezolano, Hugo Chávez, expuso planteamientos, como una moneda OPEP para liberar al mundo de la ''dictadura del dólar'', e insistió en la necesidad de un mundo pluripolar.
El presidente venezolano Hugo Chávez, quien adquirió una gran popularidad en el mundo árabe al romper las relaciones diplomáticas con Israel, después de los ataques y la posterior invasión contra la Franja de Gaza, entre diciembre y enero pasados, que costaron la vida a mil 300 personas, fue el único que levantó una ovación antes de que siquiera iniciara.
Ante los 34 países reunidos en la II Cumbre América del Sur– Países Árabes, Chávez reiteró varias de sus propuestas como la de la creación de un banco de inversión entre los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), nueve de los cuales estaban presentes, o su apoyo a la iniciativa de China, con apoyo de Rusia, de crear una nueva moneda de reserva internacional, que acabe con "la dictadura del dólar", como dijo.
"En esa oportunidad mencioné la necesidad de idear un plan comercial y financiero, como lo es el Banco de la OPEP. Si lo hubiéramos creado cuando lo propuse, tendríamos ahora una gran arma contra la crisis actual. Aunque nunca es tarde, lo seguimos proponiendo desde Venezuela hacia la OPEP", recordó y recalcó que este banco sería idóneo para dejar de colocar las reservas internacionales en países del norte.
Para Chávez es importante el establecimiento de una agenda de trabajo que sea atendida por América Latina y los países árabes, a fin de acelerar los mecanismos posibles para combatir la crisis mundial del capitalismo.
Advirtió que la crisis económica sigue avanzando, y por ello se debe seguir trabajando unidos para consolidar una agenda estratégica en la que se pueden crear planes productivos de alimentos, energías y tecnologías que permitan la complementariedad.
"Desde Venezuela decimos que debemos aprovechar las redes de relaciones bilaterales y multilaterales que nacen en este cónclave para establecer una especie de agenda estratégica para trabajar en aras de la construcción de un conjunto de puntos que beneficien a las naciones en común en cuanto al tema de la crisis financiera", enfatizó.
En ese sentido, aclaró que esa agenda debe permitir llevar a la praxis las ideas y las oportunidades de acuerdo a las posibilidades que tiene cada país, y estimó necesario retomar la agenda del Sur.
"Ante la dinámica de esta crisis económica cabe preguntarse cómo aprovechar este tipo de reuniones como la que llevamos a cabo aquí en esta nación (Qatar), para que no desperdiciemos la oportunidad y tomemos nuestro puesto en esta batalla por el futuro", enfatizó.
Exigió que las propuestas anti crisis nacidas en Suramérica sean tomadas en cuenta para trabajar en función de esa agenda, pues existe un referente geopolítico y económico sobre el cual se puede maniobrar.
"Aquí estamos los países que conforman la Amazonia; es decir, Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Perú, Bolivia, Surinam, Paraguay, más Uruguay y Argentina. Tenemos las reservas de agua más grandes del mundo y pertenecemos al continente que tiene más potencial para producir alimentos en este momento; en tanto, podemos contribuir a mejorar la situación financiera del mundo", expresó.
Voces del Sur
En Qatar, también se habló de la próxima reunión en Londres del G – 20 y que adelantaran algunas propuestas para aliviar los efectos de la recesión de los mercados mundiales.
De los 34 países presentes en el Aspa, sólo tres estarán en el G – 20: Brasil, Argentina y Arabia Saudí.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, adelantó en su alocución en la sesión inaugural que el gran objetivo de estos países debería ser defender el papel del Estado ante el G-20.
En la intervención del mandatario brasileño abundaron llamados a la regulación y transparencia de los mercados y también insistió en la necesidad de terminar la ronda de Doha, para liberalizar el comercio internacional.
Mientras tanto, la presidenta argentina, Cristina Fernández, destacó que sus planes son "llevar al G-20 la voz de las economías emergentes".
"Para nosotros es vital la recreación de un orden multipolar, que va a implicar una reversión de las políticas que se han llevado a cabo y que todos seamos respetuosos de las decisiones de la ONU (Organización de Naciones Unidas)", señaló.
Coincidió con Da Silva y Fernández, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en su calidad de presidenta de turno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Bachelet compareció ante la prensa al término de la cumbre para presentar el documento final, bautizado como Declaración de Doha, y señaló que el consenso alcanzado "tendrá una fuerza suficiente" para que en el G-20 la voz de árabes y suramericanos "pueda estar presente".
El presidente venezolano Hugo Chávez, quien adquirió una gran popularidad en el mundo árabe al romper las relaciones diplomáticas con Israel, después de los ataques y la posterior invasión contra la Franja de Gaza, entre diciembre y enero pasados, que costaron la vida a mil 300 personas, fue el único que levantó una ovación antes de que siquiera iniciara.
Ante los 34 países reunidos en la II Cumbre América del Sur– Países Árabes, Chávez reiteró varias de sus propuestas como la de la creación de un banco de inversión entre los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), nueve de los cuales estaban presentes, o su apoyo a la iniciativa de China, con apoyo de Rusia, de crear una nueva moneda de reserva internacional, que acabe con "la dictadura del dólar", como dijo.
"En esa oportunidad mencioné la necesidad de idear un plan comercial y financiero, como lo es el Banco de la OPEP. Si lo hubiéramos creado cuando lo propuse, tendríamos ahora una gran arma contra la crisis actual. Aunque nunca es tarde, lo seguimos proponiendo desde Venezuela hacia la OPEP", recordó y recalcó que este banco sería idóneo para dejar de colocar las reservas internacionales en países del norte.
Para Chávez es importante el establecimiento de una agenda de trabajo que sea atendida por América Latina y los países árabes, a fin de acelerar los mecanismos posibles para combatir la crisis mundial del capitalismo.
Advirtió que la crisis económica sigue avanzando, y por ello se debe seguir trabajando unidos para consolidar una agenda estratégica en la que se pueden crear planes productivos de alimentos, energías y tecnologías que permitan la complementariedad.
"Desde Venezuela decimos que debemos aprovechar las redes de relaciones bilaterales y multilaterales que nacen en este cónclave para establecer una especie de agenda estratégica para trabajar en aras de la construcción de un conjunto de puntos que beneficien a las naciones en común en cuanto al tema de la crisis financiera", enfatizó.
En ese sentido, aclaró que esa agenda debe permitir llevar a la praxis las ideas y las oportunidades de acuerdo a las posibilidades que tiene cada país, y estimó necesario retomar la agenda del Sur.
"Ante la dinámica de esta crisis económica cabe preguntarse cómo aprovechar este tipo de reuniones como la que llevamos a cabo aquí en esta nación (Qatar), para que no desperdiciemos la oportunidad y tomemos nuestro puesto en esta batalla por el futuro", enfatizó.
Exigió que las propuestas anti crisis nacidas en Suramérica sean tomadas en cuenta para trabajar en función de esa agenda, pues existe un referente geopolítico y económico sobre el cual se puede maniobrar.
"Aquí estamos los países que conforman la Amazonia; es decir, Brasil, Colombia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Perú, Bolivia, Surinam, Paraguay, más Uruguay y Argentina. Tenemos las reservas de agua más grandes del mundo y pertenecemos al continente que tiene más potencial para producir alimentos en este momento; en tanto, podemos contribuir a mejorar la situación financiera del mundo", expresó.
Voces del Sur
En Qatar, también se habló de la próxima reunión en Londres del G – 20 y que adelantaran algunas propuestas para aliviar los efectos de la recesión de los mercados mundiales.
De los 34 países presentes en el Aspa, sólo tres estarán en el G – 20: Brasil, Argentina y Arabia Saudí.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, adelantó en su alocución en la sesión inaugural que el gran objetivo de estos países debería ser defender el papel del Estado ante el G-20.
En la intervención del mandatario brasileño abundaron llamados a la regulación y transparencia de los mercados y también insistió en la necesidad de terminar la ronda de Doha, para liberalizar el comercio internacional.
Mientras tanto, la presidenta argentina, Cristina Fernández, destacó que sus planes son "llevar al G-20 la voz de las economías emergentes".
"Para nosotros es vital la recreación de un orden multipolar, que va a implicar una reversión de las políticas que se han llevado a cabo y que todos seamos respetuosos de las decisiones de la ONU (Organización de Naciones Unidas)", señaló.
Coincidió con Da Silva y Fernández, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en su calidad de presidenta de turno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Bachelet compareció ante la prensa al término de la cumbre para presentar el documento final, bautizado como Declaración de Doha, y señaló que el consenso alcanzado "tendrá una fuerza suficiente" para que en el G-20 la voz de árabes y suramericanos "pueda estar presente".
teleSUR - Efe - Abn - MINCI / mm - PLL