El rey de Arabia Abdulá Bin AbdulAsis
El ministerio del Interior debe proceder al reclutamiento de 60.000 nuevos funcionarios, decretó el monarca que no precisó en qué periodo de tiempo debía efectuarse.
Esta iniciativa del soberano de 86 años, que efectuó una breve alocución televisada, indica la determinación del régimen saudí de darse los medios de garantizar la estabilidad interior del primer exportador de petróleo del mundo.
También ilustra la voluntad de la dinastía saudí de utilizar sus importantes reservas financieras, estimadas en más de 450.000 millones de dólares, para evitar los conflictos políticos que desde hace semanas se producen en el mundo árabe.
Los decretos reales leídos en la televisión también contemplan la entrega de 67.000 millones de dólares para la construcción de 500.000 unidades de viviendas, una ayuda mensual para los desocupados, una prima de dos meses para cada funcionario, y un fondo para el sector de la salud.
El rey también decidió la creación de un comité de lucha contra la corrupción que estaría bajo sus vigilancia directa y que podría controlar todos los sectores gubernamentales.
El monarca alabó a las fuerzas de seguridad definiéndolas como "las manos dispuestas a golpear a aquellos que complotan contra la seguridad y la estabilidad del país".
Además de la campaña de reclutamiento del ministerio del Interior, el monarca también anunció una serie de promociones en las filas de los militares y de las fuerzas de policía.
El 11 de marzo, las fuerzas de seguridad se desplegaron en masa en Riad y en otras ciudades saudíes donde prácticamente no se produjo ninguna manifestación, a pesar de un llamado hecho a través de Facebook para una "Jornada de la Cólera" en el reino petrolero.
Un nuevo llamado fue lanzado por Facebook para una jornada de manifestaciones el 20 de marzo.
Las subvenciones decididas el viernes se producen menos de un mes después de una primera serie de medidas por un monto de 36.000 millones de dólares, anunciadas el 23 de febrero por el rey que regresaba al país, tras tres meses de ausencia por razones de salud.
Estas inyecciones de fondos públicos deben responder a una presión creciente sobre la economía saudí, tremendamente dependiente de los ingresos petroleros, para que cree puestos de trabajo en un país donde el desempleo afecta a un tercio de los jóvenes entre 20 y 29 años.
También debe prevenir la propagación de tensiones en las provincias orientales del país, donde vive una importante comunidad chiita que se considera discriminada. Dichas regiones constituyen el núcleo de la industria petrolera saudí.
El viernes, una nueva manifestación tuvo lugar en la ciudad de Qatif en solidaridad con los chiitas de Bahréin, que cuestionan la supremacía de la familia real sunita reinante en el pequeño archipiélago unido a Arabia Saudí por un puente de 24 kilómetros.
Según algunos testigos, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes y hubo marchas en otras localidades de la región, en Tarut, Safwa y Awamiya.
Según otro testigo, diez personas resultaron heridas en la ciudad de Omran en enfrentamientos entre manifestantes y la policía.
Esta iniciativa del soberano de 86 años, que efectuó una breve alocución televisada, indica la determinación del régimen saudí de darse los medios de garantizar la estabilidad interior del primer exportador de petróleo del mundo.
También ilustra la voluntad de la dinastía saudí de utilizar sus importantes reservas financieras, estimadas en más de 450.000 millones de dólares, para evitar los conflictos políticos que desde hace semanas se producen en el mundo árabe.
Los decretos reales leídos en la televisión también contemplan la entrega de 67.000 millones de dólares para la construcción de 500.000 unidades de viviendas, una ayuda mensual para los desocupados, una prima de dos meses para cada funcionario, y un fondo para el sector de la salud.
El rey también decidió la creación de un comité de lucha contra la corrupción que estaría bajo sus vigilancia directa y que podría controlar todos los sectores gubernamentales.
El monarca alabó a las fuerzas de seguridad definiéndolas como "las manos dispuestas a golpear a aquellos que complotan contra la seguridad y la estabilidad del país".
Además de la campaña de reclutamiento del ministerio del Interior, el monarca también anunció una serie de promociones en las filas de los militares y de las fuerzas de policía.
El 11 de marzo, las fuerzas de seguridad se desplegaron en masa en Riad y en otras ciudades saudíes donde prácticamente no se produjo ninguna manifestación, a pesar de un llamado hecho a través de Facebook para una "Jornada de la Cólera" en el reino petrolero.
Un nuevo llamado fue lanzado por Facebook para una jornada de manifestaciones el 20 de marzo.
Las subvenciones decididas el viernes se producen menos de un mes después de una primera serie de medidas por un monto de 36.000 millones de dólares, anunciadas el 23 de febrero por el rey que regresaba al país, tras tres meses de ausencia por razones de salud.
Estas inyecciones de fondos públicos deben responder a una presión creciente sobre la economía saudí, tremendamente dependiente de los ingresos petroleros, para que cree puestos de trabajo en un país donde el desempleo afecta a un tercio de los jóvenes entre 20 y 29 años.
También debe prevenir la propagación de tensiones en las provincias orientales del país, donde vive una importante comunidad chiita que se considera discriminada. Dichas regiones constituyen el núcleo de la industria petrolera saudí.
El viernes, una nueva manifestación tuvo lugar en la ciudad de Qatif en solidaridad con los chiitas de Bahréin, que cuestionan la supremacía de la familia real sunita reinante en el pequeño archipiélago unido a Arabia Saudí por un puente de 24 kilómetros.
Según algunos testigos, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes y hubo marchas en otras localidades de la región, en Tarut, Safwa y Awamiya.
Según otro testigo, diez personas resultaron heridas en la ciudad de Omran en enfrentamientos entre manifestantes y la policía.