El presidente de esta rica región nororiental reclama sin éxito desde 2012 el derecho a organizar un referéndum sobre la independencia como hizo Quebec (1980, 1995) o Escocia hace un año, cuando optó por seguir dentro del Reino Unido.
El gobierno conservador español de Mariano Rajoy se negó categóricamente invocando la Constitución, la cual defiende que corresponde al conjunto de los españoles pronunciarse sobre la integridad territorial del país.
Para Mas las próximas elecciones del 27 de septiembre se convertirán entonces en un plebiscito a favor o en contra de la secesión. Los últimos sondeos apuntan a que los independentistas conseguirían una mayoría de los 135 escaños del parlamento regional y rozarían el 50% de los votos.
"Es evidente que si tenemos la mayoría de diputados y de votos el 27 de septiembre, el referéndum ya estará hecho", declaró Mas a la AFP a cuatro días del escrutinio.
Sin embargo, en caso de no obtener la mayoría de sufragios, deja la puerta abierta a celebrar un referéndum si el nuevo gobierno español surgido de las elecciones legislativas de diciembre lo propone. Cada vez son más las voces que abogan por permitir a los catalanes pronunciarse sobre la cuestión.
"Si tenemos la mayoría de diputados pero no de votos y el gobierno español --muy hipotéticamente, soy muy escéptico en este punto-- nos ofrece un referéndum sobre la independencia, escucharemos", dijo.
En cualquier caso, Mas aseguró que Cataluña no se proclamará independiente el día después de las elecciones. Éstas implicarán el inicio de un proceso que debe conducir "en 18 meses o dos años", según él, a la aprobación de una constitución de la Cataluña independiente.
Este texto deberá ser aprobado en un referéndum que también permitirá a los electores rechazar la independencia votando en contra de esa Constitución, señaló.
En este tiempo, quiere negociar con España una separación amigable y con Bruselas el mantenimiento de Cataluña dentro de la Unión Europea.
"El Estado catalán debe ser reconocido como miembro pero esta negociación debe producirse antes de la independencia", insistió.
En caso de acuerdo con Madrid y Bruselas, Cataluña asumirá su parte correspondiente de la deuda española, asegura. En caso contrario, "no tendremos ninguna obligación sobre la deuda española" que actualmente roza el 100% del PIB.
"Si no hay acuerdo con Cataluña, ¿cómo España puede devolver y hacer frente a su deuda que sería del 120% de su PIB habiendo perdido su principal economía productiva?".
Entonces, "¿cómo lo haría Europa para hacer sostenible España desde el punto de vista económico?".
"Si las cosas se complicaran tanto, aunque no tienen por qué complicarse, el problema lo tendría fundamentalmente el conjunto de España", advirtió.
"No amenazamos a nadie", asegura, pero "nos tenemos que defender ante una campaña de miedo" de aquellos que predicen severas dificultades económicas y financieras para una Cataluña independiente con la intención de "condicionar el voto" de los catalanes.
El gobierno español, las patronales empresariales y los bancos españoles multiplicaron en los últimos días las voces de alarma ante un escenario de secesión.
La visión de futuro de Mas es muy distinta. Él desea una separación sin sobresaltos entre Cataluña y el resto de España, "un poco como los hijos que cuando crecen se independizan pero no cortan los vínculos de afecto y amor hacia sus padres".
"Estoy convencido de que la mayoría de los catalanes conservarán las dos nacionalidades, la catalana y la española", asegura. ¿Y él? "¿Por qué no?", responde.
El gobierno conservador español de Mariano Rajoy se negó categóricamente invocando la Constitución, la cual defiende que corresponde al conjunto de los españoles pronunciarse sobre la integridad territorial del país.
Para Mas las próximas elecciones del 27 de septiembre se convertirán entonces en un plebiscito a favor o en contra de la secesión. Los últimos sondeos apuntan a que los independentistas conseguirían una mayoría de los 135 escaños del parlamento regional y rozarían el 50% de los votos.
"Es evidente que si tenemos la mayoría de diputados y de votos el 27 de septiembre, el referéndum ya estará hecho", declaró Mas a la AFP a cuatro días del escrutinio.
Sin embargo, en caso de no obtener la mayoría de sufragios, deja la puerta abierta a celebrar un referéndum si el nuevo gobierno español surgido de las elecciones legislativas de diciembre lo propone. Cada vez son más las voces que abogan por permitir a los catalanes pronunciarse sobre la cuestión.
"Si tenemos la mayoría de diputados pero no de votos y el gobierno español --muy hipotéticamente, soy muy escéptico en este punto-- nos ofrece un referéndum sobre la independencia, escucharemos", dijo.
En cualquier caso, Mas aseguró que Cataluña no se proclamará independiente el día después de las elecciones. Éstas implicarán el inicio de un proceso que debe conducir "en 18 meses o dos años", según él, a la aprobación de una constitución de la Cataluña independiente.
Este texto deberá ser aprobado en un referéndum que también permitirá a los electores rechazar la independencia votando en contra de esa Constitución, señaló.
- Sin acuerdo, el problema lo tendrá España -
En este tiempo, quiere negociar con España una separación amigable y con Bruselas el mantenimiento de Cataluña dentro de la Unión Europea.
"El Estado catalán debe ser reconocido como miembro pero esta negociación debe producirse antes de la independencia", insistió.
En caso de acuerdo con Madrid y Bruselas, Cataluña asumirá su parte correspondiente de la deuda española, asegura. En caso contrario, "no tendremos ninguna obligación sobre la deuda española" que actualmente roza el 100% del PIB.
"Si no hay acuerdo con Cataluña, ¿cómo España puede devolver y hacer frente a su deuda que sería del 120% de su PIB habiendo perdido su principal economía productiva?".
Entonces, "¿cómo lo haría Europa para hacer sostenible España desde el punto de vista económico?".
"Si las cosas se complicaran tanto, aunque no tienen por qué complicarse, el problema lo tendría fundamentalmente el conjunto de España", advirtió.
"No amenazamos a nadie", asegura, pero "nos tenemos que defender ante una campaña de miedo" de aquellos que predicen severas dificultades económicas y financieras para una Cataluña independiente con la intención de "condicionar el voto" de los catalanes.
El gobierno español, las patronales empresariales y los bancos españoles multiplicaron en los últimos días las voces de alarma ante un escenario de secesión.
La visión de futuro de Mas es muy distinta. Él desea una separación sin sobresaltos entre Cataluña y el resto de España, "un poco como los hijos que cuando crecen se independizan pero no cortan los vínculos de afecto y amor hacia sus padres".
"Estoy convencido de que la mayoría de los catalanes conservarán las dos nacionalidades, la catalana y la española", asegura. ¿Y él? "¿Por qué no?", responde.