"Túnez es un Estado libre, independiente y soberano. El islam es la religión, el árabe es su lengua y la República es su régimen. No es posible modificar este artículo", dicta este texto, fruto de un compromiso entre los islamistas en el poder y la oposición laica.
El partido gobernante, Annahda, renunció en 2012 a la instauración de la "sharia" o ley coránica en la Constitución.
Por otra parte, los diputados rechazaron dos propuestas de enmiendas, la primera que proponía que el islam, y la segunda que el Corán y la sunna [las palabras del profeta), sean "la fuente principal de la ley".
"Adoptar al islam como fuente principal de la ley otorgará un apoyo espiritual a todos los derechos y libertades", dijo un defensor de la ley islámica, Mohamed Hamdi del pequeño partido "Corriente del amor"
"Hoy, vivimos en el sistema de ley temporal y estas enmiendas van contra la modernidad", subrayó por su parte Mahmud Barudi, un diputado laico de la Alianza Democrática.
El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Mustafá Ben Jaafara, levantó luego la sesión, después de que el diputado Mongi Rahui, de la coalición de izquierda Frente Popular, se levantara exigiendo a gritos que se le dé la palabra.
El proceso de adopción de la nueva Constitución debe terminar antes del próximo 14 de enero, tercer aniversario de la revolución en el país que desató la Primavera Árabe.
Si se cumple el calendario previsto, Túnez podría al fin salir de la crisis que paraliza la vida política desde el asesinato, atribuido a yihadistas, del diputado opositor Mohamed Brahmi el 25 de julio.