En Israel, la portavoz del ministerio de Infraestructuras Nacionales, Maya Etzioni, afirmó que no llegaba gas a este país. "Por ahora, no se nos provee gas de Egipto", indicó.
Finalmente, se logró controlar el incendio y Egipto planeaba iniciar las obras de reparación "lo antes posible", indicó el dirigente de la compañía egipcio de gas Gasco, según la agencia oficial MENA.
Un coche se estacionó poco antes de la explosión cerca del gasoducto en la zona de Bir Al Abd, a 80 km de la localidad de El Arish (norte del Sinaí), indicó la fuente.
La explosión fue provocada a distancia, aseguró.
Este sabotaje es el tercero que sufre este conducto de gas a Israel y Jordania desde febrero, cuando el ex presidente Hosni Mubarak abandonó el poder y asumió la dirección de Egipto un consejo militar.
El envío de gas por Egipto a Israel se había reanudado el 10 de junio, mes y medio después de la interrupción causada por el anterior atentado con bomba.
El atentado del 27 de abril, después de un primer ataque con explosivos en febrero, tuvo como blanco el centro de distribución y exportación del gasoducto a Israel y Jordania, situado a la altura de la localidad de Al Sabil, cerca de Al Arish, en el Sinaí egipcio.
El atentado de febrero se produjo en la ciudad de Lihfren, norte del Sinaí, cerca de la franja de Gaza.
En marzo fracasó un nuevo intento de atentado.
Después de estos dos atentados, las autoridades egipcias cortaron por precaución el flujo de gas a Israel y Jordania, principales clientes regionales.
Los ataques se produjeron después de la decisión de las nuevas autoridades egipcias de reconsiderar todos los acuerdos relativos al gas e investigar contratos controvertidos de venta de gas a Israel, firmados antes de la caída del presidente Mubarak, el 11 de febrero.
Egipto proporciona un 43% del gas natural consumido en Israel, que produce un 40% de su electricidad a partir de dicha fuente energética.
El gas egipcio cubre un 80% de las necesidades de Jordania para producir su electricidad, con 6,8 millones de metros cúbicos de gas importados a diario de Egipto.
Egipto fue el primer país árabe en cerrar un acuerdo de paz con el Estado israelí en 1979. La decisión fue saludada por Europa y Estados Unidos, pero es muy impopular entre la población egipcia, crítica con la política israelí hacia los palestinos.
Durante la rebelión popular contra Mubarak, Israel manifestó su inquietud respecto al suministro de gas natural proveniente de Egipto.
Tras la caída de Mubarak, las nuevas autoridades de El Cairo aseguraron que no revisarán el acuerdo.
El pasado diciembre, cuatro empresas israelíes habían firmado acuerdos de compra de gas egipcio durante un período de 20 años, por un monto evaluado entre 5.000 y 10.000 millones de dólares.
La oposición egipcia, y en particular islamista, criticó mucho esos contratos, al considerar que fueron consentidos a un precio demasiado bajo.
Finalmente, se logró controlar el incendio y Egipto planeaba iniciar las obras de reparación "lo antes posible", indicó el dirigente de la compañía egipcio de gas Gasco, según la agencia oficial MENA.
Un coche se estacionó poco antes de la explosión cerca del gasoducto en la zona de Bir Al Abd, a 80 km de la localidad de El Arish (norte del Sinaí), indicó la fuente.
La explosión fue provocada a distancia, aseguró.
Este sabotaje es el tercero que sufre este conducto de gas a Israel y Jordania desde febrero, cuando el ex presidente Hosni Mubarak abandonó el poder y asumió la dirección de Egipto un consejo militar.
El envío de gas por Egipto a Israel se había reanudado el 10 de junio, mes y medio después de la interrupción causada por el anterior atentado con bomba.
El atentado del 27 de abril, después de un primer ataque con explosivos en febrero, tuvo como blanco el centro de distribución y exportación del gasoducto a Israel y Jordania, situado a la altura de la localidad de Al Sabil, cerca de Al Arish, en el Sinaí egipcio.
El atentado de febrero se produjo en la ciudad de Lihfren, norte del Sinaí, cerca de la franja de Gaza.
En marzo fracasó un nuevo intento de atentado.
Después de estos dos atentados, las autoridades egipcias cortaron por precaución el flujo de gas a Israel y Jordania, principales clientes regionales.
Los ataques se produjeron después de la decisión de las nuevas autoridades egipcias de reconsiderar todos los acuerdos relativos al gas e investigar contratos controvertidos de venta de gas a Israel, firmados antes de la caída del presidente Mubarak, el 11 de febrero.
Egipto proporciona un 43% del gas natural consumido en Israel, que produce un 40% de su electricidad a partir de dicha fuente energética.
El gas egipcio cubre un 80% de las necesidades de Jordania para producir su electricidad, con 6,8 millones de metros cúbicos de gas importados a diario de Egipto.
Egipto fue el primer país árabe en cerrar un acuerdo de paz con el Estado israelí en 1979. La decisión fue saludada por Europa y Estados Unidos, pero es muy impopular entre la población egipcia, crítica con la política israelí hacia los palestinos.
Durante la rebelión popular contra Mubarak, Israel manifestó su inquietud respecto al suministro de gas natural proveniente de Egipto.
Tras la caída de Mubarak, las nuevas autoridades de El Cairo aseguraron que no revisarán el acuerdo.
El pasado diciembre, cuatro empresas israelíes habían firmado acuerdos de compra de gas egipcio durante un período de 20 años, por un monto evaluado entre 5.000 y 10.000 millones de dólares.
La oposición egipcia, y en particular islamista, criticó mucho esos contratos, al considerar que fueron consentidos a un precio demasiado bajo.