"Seguiremos ayudándolos" aunque la situación sea difícil, dijo Hasina durante una visita al campamento de refugiados Kutupalong, en el sur de Bangladesh.
Hasina pidió a la comunidad internacional que ejerza una mayor presión sobre Myanmar para que el país readmita a los refugiados y los reconozca como ciudadanos del país, en referencia a la política birmana de negarles la ciudadanía. "No podemos tolerar injusticias. Myanmar debe readmitir a su gente".
Se cree que Myanmar ha colocado minas terrestres en la frontera y exige pruebas de nacionalidad para permitir el regreso de los miembros de esa minoría, pese a su política de negársela desde los años 80.
Los campamentos de Bangladesh se han visto desbordados ante la llegada masiva de al menos 370.000 rohingya desde el último brote de violencia en el estado fronterizo de Rajine, en Myanmar, a finales de agosto, según los últimos datos ofrecidos hoy por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Ginebra.
Sólo ayer lunes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) había hablado de 313.000, una diferencia que se explica por el mejor panorama con el que cuentan las organizaciones humanitarias tras visitar pueblos apartados y descubrir miles de refugiados más, que se suman a los que siguen llegando a diario.
La violencia estalló cuando rebeldes rohingya atacaron puestos de la policía y el Ejército y los militares birmanos respondieron con una "operación de limpieza", según sus propios datos.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Said Raad al Hussein, denunció el lunes en Ginebra que imágenes de satélites muestran la quema de pueblos rohingya y el asesinato a disparos de civiles en huida, lo que parece un "ejemplo clásico de limpieza étnica".
Así lo denuncian también los rohingya que huyen, pero el Estado birmano asegura que sólo se está defendiendo de "terroristas" y presenta otra versión de la situación. Los rebeldes rohingya anunciaron el domingo un alto el fuego temporal con fines humanitarios.
Las versiones no se pueden comprobar ante la falta de acceso a la zona, pero la comunidad internacional ha hecho recientemente varios llamamientos de atención a la ministra de Exteriores y líder de facto birmana, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
Precisamente el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció hoy que reanudó la entrega de alimentos, suspendida tras el estallido de violencia en el estado fronterizo. "El PMA fue capaz de reanudar el reparto de ayuda en un campo esta tarde en coordinación con el Gobierno, que proporcionó camiones, seguridad y personal", informó un portavoz a dpa. "Si todo marcha bien esperamos que más de 50.00 personas reciban suministro antes de que finalice la semana".
También la Cruz Roja tendrá acceso a la región en crisis del norte del país para apoyar el suministro de ayuda, en coordinación con el Gobierno birmano, informó hoy.
Entre los civiles que serán atendidos se encuentran budistas e hindúes, pero no está del todo claro que puedan ayudar en pueblos musulmanes. Una portavoz dijo que los preparativos sólo acaban de comenzar y que aún hay que aclarar los detalles.
Fuentes diplomáticas apuntan que fue el Gobierno quien pidió ayuda a la Cruz Roja porque las organizaciones de la ONU están bajo sospecha de apoyar a los rohingya.
Por su parte, el comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, anunció hoy ayuda adicional de 3 millones de euros (3,58 millones de dólares) para enfrentar las necesidades más urgentes de los civiles rohingya, que se suman a los 12 millones anunciados en mayo durante una visita del funcionario a Rajine.
Pese a la presión internacional a Myanmar, China manifestó hoy su apoyo al país budista, destacando sus esfuerzos para mantener "la paz y estabilidad" en el estado de Rajine y condenó los ataques violentos en la región, dijo una portavoz del Ministerio de Exteriores.
"Creemos que la comunidad internacional debería apoyar los esfuerzos de Myanmar de mantener la estabilidad nacional y crear buenas condiciones externas para una solución adecuada en el estado de Rajine", dijo Geng Shuang.
También India negó hoy llevar a cabo una política contra los rohingya, después de que el Al Hussein acusara el lunes al país de deportarlos coincidiendo con la violencia a la que se ven expuestos en Myanmar. La mayoría de los refugiados rohingya en India proceden de una ola migratoria que se remonta a 2012.
Mientras, la Organización de Derechos Humanos de los Rohingya de Myanmar en Malasia (MERHROM) pidió al Gobierno estadounidense que presione a la ONU para uqe envíe una misión de mantenimiento de la paz para monitorear la situación y documentar violaciones a los derechos de los rohingya.
Antes de la última oleada, Bangladesh acogía ya a 400.000 ronhingya que fueron desplazados por el régimen militar birmano en los años 90. La minoría musulmana sufre persecución y discriminación en el país de mayoría budista, que además les niega la nacionalidad desde 1982. Incluso los monjes budistas contribuyen a incitar el odio con advertencias de una conspiración musulmana contra su cultura.
Hasina pidió a la comunidad internacional que ejerza una mayor presión sobre Myanmar para que el país readmita a los refugiados y los reconozca como ciudadanos del país, en referencia a la política birmana de negarles la ciudadanía. "No podemos tolerar injusticias. Myanmar debe readmitir a su gente".
Se cree que Myanmar ha colocado minas terrestres en la frontera y exige pruebas de nacionalidad para permitir el regreso de los miembros de esa minoría, pese a su política de negársela desde los años 80.
Los campamentos de Bangladesh se han visto desbordados ante la llegada masiva de al menos 370.000 rohingya desde el último brote de violencia en el estado fronterizo de Rajine, en Myanmar, a finales de agosto, según los últimos datos ofrecidos hoy por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Ginebra.
Sólo ayer lunes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) había hablado de 313.000, una diferencia que se explica por el mejor panorama con el que cuentan las organizaciones humanitarias tras visitar pueblos apartados y descubrir miles de refugiados más, que se suman a los que siguen llegando a diario.
La violencia estalló cuando rebeldes rohingya atacaron puestos de la policía y el Ejército y los militares birmanos respondieron con una "operación de limpieza", según sus propios datos.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Said Raad al Hussein, denunció el lunes en Ginebra que imágenes de satélites muestran la quema de pueblos rohingya y el asesinato a disparos de civiles en huida, lo que parece un "ejemplo clásico de limpieza étnica".
Así lo denuncian también los rohingya que huyen, pero el Estado birmano asegura que sólo se está defendiendo de "terroristas" y presenta otra versión de la situación. Los rebeldes rohingya anunciaron el domingo un alto el fuego temporal con fines humanitarios.
Las versiones no se pueden comprobar ante la falta de acceso a la zona, pero la comunidad internacional ha hecho recientemente varios llamamientos de atención a la ministra de Exteriores y líder de facto birmana, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
Precisamente el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció hoy que reanudó la entrega de alimentos, suspendida tras el estallido de violencia en el estado fronterizo. "El PMA fue capaz de reanudar el reparto de ayuda en un campo esta tarde en coordinación con el Gobierno, que proporcionó camiones, seguridad y personal", informó un portavoz a dpa. "Si todo marcha bien esperamos que más de 50.00 personas reciban suministro antes de que finalice la semana".
También la Cruz Roja tendrá acceso a la región en crisis del norte del país para apoyar el suministro de ayuda, en coordinación con el Gobierno birmano, informó hoy.
Entre los civiles que serán atendidos se encuentran budistas e hindúes, pero no está del todo claro que puedan ayudar en pueblos musulmanes. Una portavoz dijo que los preparativos sólo acaban de comenzar y que aún hay que aclarar los detalles.
Fuentes diplomáticas apuntan que fue el Gobierno quien pidió ayuda a la Cruz Roja porque las organizaciones de la ONU están bajo sospecha de apoyar a los rohingya.
Por su parte, el comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, anunció hoy ayuda adicional de 3 millones de euros (3,58 millones de dólares) para enfrentar las necesidades más urgentes de los civiles rohingya, que se suman a los 12 millones anunciados en mayo durante una visita del funcionario a Rajine.
Pese a la presión internacional a Myanmar, China manifestó hoy su apoyo al país budista, destacando sus esfuerzos para mantener "la paz y estabilidad" en el estado de Rajine y condenó los ataques violentos en la región, dijo una portavoz del Ministerio de Exteriores.
"Creemos que la comunidad internacional debería apoyar los esfuerzos de Myanmar de mantener la estabilidad nacional y crear buenas condiciones externas para una solución adecuada en el estado de Rajine", dijo Geng Shuang.
También India negó hoy llevar a cabo una política contra los rohingya, después de que el Al Hussein acusara el lunes al país de deportarlos coincidiendo con la violencia a la que se ven expuestos en Myanmar. La mayoría de los refugiados rohingya en India proceden de una ola migratoria que se remonta a 2012.
Mientras, la Organización de Derechos Humanos de los Rohingya de Myanmar en Malasia (MERHROM) pidió al Gobierno estadounidense que presione a la ONU para uqe envíe una misión de mantenimiento de la paz para monitorear la situación y documentar violaciones a los derechos de los rohingya.
Antes de la última oleada, Bangladesh acogía ya a 400.000 ronhingya que fueron desplazados por el régimen militar birmano en los años 90. La minoría musulmana sufre persecución y discriminación en el país de mayoría budista, que además les niega la nacionalidad desde 1982. Incluso los monjes budistas contribuyen a incitar el odio con advertencias de una conspiración musulmana contra su cultura.