BRUSELAS, 19 noviembre 2009 (AFP) -
"El Consejo (el organismo que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE) nombró a Herman Van Rompuy como primer presidente del Consejo Europeo y lo felicitamos", declaró el primer ministro británico, Gordon Brown, al término de una cumbre de los líderes de los 27 en Bruselas.
"Será un excelente presidente", aseguró el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país ejerce la presidencia de turno de la Unión Europea (UE).
Van Rompuy, un democristiano flamenco de 62 años, era considerado favorito prácticamente desde que se iniciaron hace unas semanas las negociaciones entre bastidores y las consultas telefónicas entre capitales.
El tándem será completado con la actual comisaria europea de Comercio, Catherine Ashton, de 53 años, que sucederá al español Javier Solana en el cargo de Alto Representante de la UE para las Relaciones Exteriores, pero con unas prerrogativas reforzadas.
La creación de ambos puestos está contemplada en el Tratado de Lisboa, que entrará en vigor en diciembre con la vocación de reforzar el peso de la Unión en el mundo y mejorar la eficacia de sus colosales instituciones.
Pero los dirigentes europeos se inclinaron finalmente por dos figuras de perfil bajo, poco conocidas incluso en Europa, que no lo tendrán fácil para medirse al presidente estadounidense, Barack Obama, o al líder chino, Hu Jintao.
No obstante esta fórmula tiene el mérito de haber reunido rápidamente el consenso de los 27 jefes de Estado y de gobierno y haber logrado desbloquear el principal escollo: el apoyo férreo de Londres a la candidatura de Tony Blair a la presidencia.
Repudiado por la mayoría de dirigentes por haber sido el mayor aliado del ex presidente estadounidense George. W Bush, Blair fue defendido a capa y espada hasta el último momento por su sucesor en Downing Street, Gordon Brown, antes de que éste arrojara la toalla y aceptara en 'compensación' la designación de Ashton.
La Casa Blanca saludó el nombramiento y lo vio como una promesa de colaboración reforzada entre Europa y Estados Unidos.
Van Rompuy asumirá el cargo por un mandato de dos años y medio renovable una vez, tras dirigir durante algo menos de un año el gobierno belga y restablecer la unidad en un país que estuvo al borde del abismo durante muchos meses por las diferencias entre francófonos y flamencos.
Poco conocido más allá de las fronteras del reino, Van Rompuy es un político discreto y sus primeras declaraciones tras conocerse su designación apuntaron a que no tiene previsto saltar con gran pompa a la notoriedad internacional al afirmar que se contentará con un papel de facilitador de compromisos entre los países de la UE.
El otro puesto en juego, el de jefe de la diplomacia, recayó en manos de Catherine Ashton, propuesta por los dirigentes socialistas nada más iniciarse la cumbre.
Interrogado sobre su falta de experiencia diplomática, el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó que "la línea fundamental era que se debía tener un equilibrio" entre hombres y mujeres.
Ashton pidió por su parte ser juzgada por "sus actos" futuros y subrayó su experiencia de "negociadora".
Las dos nuevas figuras representarán al bloque de 27 países y sus cerca de 500 millones de personas.
El presidente y su Alto Representante están llamados a reforzar la influencia de la UE en el mundo, aunque algunos responsables habían expresado su temor de que la elección de los líderes no estuviera a la altura.
Para el jefe de fila de los eurodiputados ecologistas, el francés Daniel Cohn-Bendit, la elección "debilita" a Europa, al tachar a Van Rompuy de "insulso" y a Ashton de "insignificante".
Muchos analistas también habían advertido de que los jefes de Estado y de gobierno podían recortar el perfil de los cargos para evitar nombrar a figuras que pudieran hacerles sombra.
"El Consejo (el organismo que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE) nombró a Herman Van Rompuy como primer presidente del Consejo Europeo y lo felicitamos", declaró el primer ministro británico, Gordon Brown, al término de una cumbre de los líderes de los 27 en Bruselas.
"Será un excelente presidente", aseguró el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país ejerce la presidencia de turno de la Unión Europea (UE).
Van Rompuy, un democristiano flamenco de 62 años, era considerado favorito prácticamente desde que se iniciaron hace unas semanas las negociaciones entre bastidores y las consultas telefónicas entre capitales.
El tándem será completado con la actual comisaria europea de Comercio, Catherine Ashton, de 53 años, que sucederá al español Javier Solana en el cargo de Alto Representante de la UE para las Relaciones Exteriores, pero con unas prerrogativas reforzadas.
La creación de ambos puestos está contemplada en el Tratado de Lisboa, que entrará en vigor en diciembre con la vocación de reforzar el peso de la Unión en el mundo y mejorar la eficacia de sus colosales instituciones.
Pero los dirigentes europeos se inclinaron finalmente por dos figuras de perfil bajo, poco conocidas incluso en Europa, que no lo tendrán fácil para medirse al presidente estadounidense, Barack Obama, o al líder chino, Hu Jintao.
No obstante esta fórmula tiene el mérito de haber reunido rápidamente el consenso de los 27 jefes de Estado y de gobierno y haber logrado desbloquear el principal escollo: el apoyo férreo de Londres a la candidatura de Tony Blair a la presidencia.
Repudiado por la mayoría de dirigentes por haber sido el mayor aliado del ex presidente estadounidense George. W Bush, Blair fue defendido a capa y espada hasta el último momento por su sucesor en Downing Street, Gordon Brown, antes de que éste arrojara la toalla y aceptara en 'compensación' la designación de Ashton.
La Casa Blanca saludó el nombramiento y lo vio como una promesa de colaboración reforzada entre Europa y Estados Unidos.
Van Rompuy asumirá el cargo por un mandato de dos años y medio renovable una vez, tras dirigir durante algo menos de un año el gobierno belga y restablecer la unidad en un país que estuvo al borde del abismo durante muchos meses por las diferencias entre francófonos y flamencos.
Poco conocido más allá de las fronteras del reino, Van Rompuy es un político discreto y sus primeras declaraciones tras conocerse su designación apuntaron a que no tiene previsto saltar con gran pompa a la notoriedad internacional al afirmar que se contentará con un papel de facilitador de compromisos entre los países de la UE.
El otro puesto en juego, el de jefe de la diplomacia, recayó en manos de Catherine Ashton, propuesta por los dirigentes socialistas nada más iniciarse la cumbre.
Interrogado sobre su falta de experiencia diplomática, el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó que "la línea fundamental era que se debía tener un equilibrio" entre hombres y mujeres.
Ashton pidió por su parte ser juzgada por "sus actos" futuros y subrayó su experiencia de "negociadora".
Las dos nuevas figuras representarán al bloque de 27 países y sus cerca de 500 millones de personas.
El presidente y su Alto Representante están llamados a reforzar la influencia de la UE en el mundo, aunque algunos responsables habían expresado su temor de que la elección de los líderes no estuviera a la altura.
Para el jefe de fila de los eurodiputados ecologistas, el francés Daniel Cohn-Bendit, la elección "debilita" a Europa, al tachar a Van Rompuy de "insulso" y a Ashton de "insignificante".
Muchos analistas también habían advertido de que los jefes de Estado y de gobierno podían recortar el perfil de los cargos para evitar nombrar a figuras que pudieran hacerles sombra.