Barrio de Mitte, Berlín.
El director y productor argentino de películas de animación, Alberto Couceiro, instalado desde hace 18 años en esta ciudad, pagó hace dos años 60.000 euros por 120 m2 en el barrio Neukölln, cerca del aeropuerto del centro de la ciudad, Tempelhof, que acababa de cerrar.
"Era un jardín de infantes en la planta baja de un edificio que transformamos en estudio de animación", cuenta el cineasta recompensado en Cannes por un cortometraje sobre una sociedad obsesionada por la televisión, "TV City".
Una buena operación inmobiliaria que no podría realizar hoy. "Estos últimos tres años los precios de los alquileres o de compra aumentaron entre 6 y 10%. Y en los barrios populares del centro --Mitte, Prenzlauerberg, Friedrichshain, Kreuzberg, Neukölln--, que se han puesto de moda, subieron entre 20 a 30%", explica Andre Adami, experto de la consultora BulwienGesa.
Un despertar tardío para esta ciudad que volvió a ser la capital de la Alemania reunificada en 1991. "Al comienzo de los años 1990 esperábamos que Berlín creciera rápidamente. Algunos preveían hasta 5 millones de habitantes. Por ello se construyó en todos los barrios. Hoy la ciudad tiene 3,5 millones de habitantes", explica Adami.
Pero sin una afluencia de gente, los precios de las propiedades se desmoronaron. Fue recién con la mudanza del gobierno alemán de Bonn a Berlín en el verano de 1999 y con su cohorte de políticos, periodistas, lobistas, que la ciudad comenzó a atraer nuevamente.
Y la renovación con colores vistosos, como amarillo limón, verde pistacho y rosa de los edificios del este de la ciudad, con las fachadas aún marcadas con los impactos de la metralla, estigmas de la Segunda Guerra Mundial, se aceleró.
Poco a poco la capital alemana se puso de moda, visitada por numerosos turistas en busca de precios bajos, su vida nocturna y su abundancia cultural.
Durante un año, Samir El Ghoul, pianista clásico libanés nacido en Ecuador y residente en París, viajó cada mes a Berlín para buscar un departamento. A fines de agosto espera firmar la venta de un loft de 113 m2 en una ex escuela de idiomas por 90.000 euros.
"Si me instalo en esta ciudad es por el precio: tener una superficie de trabajo, estar en mi casa y poder tocar piano. En París no podría haber encontrado nada similar", explica este artista de 34 años. "Berlín será mi plataforma de trabajo. Podré preparar mis conciertos", añade.
Son cada vez más los que piensan como Ghoul, según Marco Mundelius, investigador del instituto económico DIW de Berlín. "Estos últimos años la cantidad de pintores y escultores extranjeros aumentó mucho", explica. Mundelius estima que los artistas representan 10% de la población activa en Berlín, lo que sería superior al promedio nacional.
"En particular porque los precios de los pisos y los talleres son accesibles comparados a los exorbitantes de Londres, París y Nueva York", explica.
Según la empresa BulwienGesa, el precio promedio del metro cuadrado oscila entre 1.800 euros (por un viejo departamento a renovar) y 2.900 (por un departamento nuevo). Los precios de Berlín son cuatro a cinco veces inferiores a los de París, estima Jürgen Michael Schick, portavoz de la Federación de Agentes Inmobiliarios (IVD), lo que deja prever "un aumento de los precios".
Pero a diferencia de las otras grandes metrópolis, Berlín no alberga ni las altas finanzas, concentradas en Fráncfort, ni la industria, presente principalmente en la región del Ruhr y el sur de Alemania. Esto preservaría a la capital de un alza brusca en los precios.
"Era un jardín de infantes en la planta baja de un edificio que transformamos en estudio de animación", cuenta el cineasta recompensado en Cannes por un cortometraje sobre una sociedad obsesionada por la televisión, "TV City".
Una buena operación inmobiliaria que no podría realizar hoy. "Estos últimos tres años los precios de los alquileres o de compra aumentaron entre 6 y 10%. Y en los barrios populares del centro --Mitte, Prenzlauerberg, Friedrichshain, Kreuzberg, Neukölln--, que se han puesto de moda, subieron entre 20 a 30%", explica Andre Adami, experto de la consultora BulwienGesa.
Un despertar tardío para esta ciudad que volvió a ser la capital de la Alemania reunificada en 1991. "Al comienzo de los años 1990 esperábamos que Berlín creciera rápidamente. Algunos preveían hasta 5 millones de habitantes. Por ello se construyó en todos los barrios. Hoy la ciudad tiene 3,5 millones de habitantes", explica Adami.
Pero sin una afluencia de gente, los precios de las propiedades se desmoronaron. Fue recién con la mudanza del gobierno alemán de Bonn a Berlín en el verano de 1999 y con su cohorte de políticos, periodistas, lobistas, que la ciudad comenzó a atraer nuevamente.
Y la renovación con colores vistosos, como amarillo limón, verde pistacho y rosa de los edificios del este de la ciudad, con las fachadas aún marcadas con los impactos de la metralla, estigmas de la Segunda Guerra Mundial, se aceleró.
Poco a poco la capital alemana se puso de moda, visitada por numerosos turistas en busca de precios bajos, su vida nocturna y su abundancia cultural.
Durante un año, Samir El Ghoul, pianista clásico libanés nacido en Ecuador y residente en París, viajó cada mes a Berlín para buscar un departamento. A fines de agosto espera firmar la venta de un loft de 113 m2 en una ex escuela de idiomas por 90.000 euros.
"Si me instalo en esta ciudad es por el precio: tener una superficie de trabajo, estar en mi casa y poder tocar piano. En París no podría haber encontrado nada similar", explica este artista de 34 años. "Berlín será mi plataforma de trabajo. Podré preparar mis conciertos", añade.
Son cada vez más los que piensan como Ghoul, según Marco Mundelius, investigador del instituto económico DIW de Berlín. "Estos últimos años la cantidad de pintores y escultores extranjeros aumentó mucho", explica. Mundelius estima que los artistas representan 10% de la población activa en Berlín, lo que sería superior al promedio nacional.
"En particular porque los precios de los pisos y los talleres son accesibles comparados a los exorbitantes de Londres, París y Nueva York", explica.
Según la empresa BulwienGesa, el precio promedio del metro cuadrado oscila entre 1.800 euros (por un viejo departamento a renovar) y 2.900 (por un departamento nuevo). Los precios de Berlín son cuatro a cinco veces inferiores a los de París, estima Jürgen Michael Schick, portavoz de la Federación de Agentes Inmobiliarios (IVD), lo que deja prever "un aumento de los precios".
Pero a diferencia de las otras grandes metrópolis, Berlín no alberga ni las altas finanzas, concentradas en Fráncfort, ni la industria, presente principalmente en la región del Ruhr y el sur de Alemania. Esto preservaría a la capital de un alza brusca en los precios.