El zar de los medios de comunicación que se convirtió en político, y que muchos consideran un precursor del presidente estadounidense Donald Trump, sobrevivió a una operación a corazón abierto, una condena por fraude fiscal y una expulsión del Senado, y sigue estando en el centro de la atención política.
"La predominancia de Berlusconi está ahí, es real y sigue potencialmente en alza", dijo a dpa Wolfango Piccoli, copresidente de la consultora Teneo Intelligence. "Sus dotes de supervivencia son admirables, yo creo que no hay otro político como él en Italia".
En junio pasado, los candidatos de Berlusconi ganaron en las elecciones municipales que se llevaron a cabo en el país. Ahora, la coalición entre su partido Forza Italia y las ultraderechistas Liga Norte y Hermanos de Italia podría hacerse con la victoria, según los sondeos, en las elecciones previstas para el 4 de noviembre en Sicilia, unos comicios que están considerados una prueba de cara a las elecciones generales previstas para 2018.
"Puedo oler la victoria en las próximas elecciones", escribió hace un mes Berlusconi en Facebook. "Cada vez más italianos me piden a mí, a Forza Italia, el centro-derecha, que cambien radicalmente las cosas que no van bien en nuestro país".
Todas esas palabras pueden parecer exageradas, dado que Berlusconi no puede presentarse a los próximos comicios debido a las condenas judiciales y que Matteo Salvini, el líder de la Liga Norte, intenta reemplazarlo como líder conservador.
Berlusconi confía en que prospere la apelación a su inhabilitación ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero el fallo de la corte de Estrasburgo podría no llegar a tiempo. Además, confía en que los votantes prefieran su política a la de Salvini, con su retórica anti-inmigratoria y anti Unión Europea.
Para prepararse para la batalla, el político, sabedor de la importancia de la imagen, se ha puesto en forma este verano con un régimen y se lo ha visto en un lujoso spa de belleza donde a diario corría cinco kilómetros y hacía media hora de natación.
En lo que podría haber sido una maniobra publicitaria, el 4 de agosto se vieron fotos de Berlusconi en las que parecía anciano y con poco pelo, mientras que la semana pasada apareció "más en forma que nunca" y con pelo en una revista de cotilleos que pertenece a su familia.
De la imagen de político famoso por por sus meteduras de pata internacionales y por sus bacanales sexuales con chicas jóvenes, Berlusconi se ha rebautizado a sí mismo como un estadista moderado que admira a la canciller alemana, Angela Merkel, y que puede actuar como baluarte contra los populistas del Movimiento Cinco Estrellas (M5S, según sus siglas en italiano).
"En la actualidad es una figura clave que puede impedir que los populistas lleguen al poder en Italia", dijo a dpa el ex portavoz de Berlusconi y actualmente presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. "Berlusconi garantiza estabilidad como siempre hizo", agregó.
Ese tipo de declaraciones se tambalean si uno recuerda que la última vez que Berlusconi fue primer ministro tuvo que dejar el cargo en noviembre de 2011 cuando el país se encontraba al borde de la bancarrota y amenazaba a toda la eurozona. Berlusconi siempre sostuvo que esa crisis fue una estratagema para sacarlo del poder.
Ahora, el dirigente considera que tiene ideas frescas para animar la economía, que a duras penas ha conseguido salir de la recesión y sigue siendo frágil. Entre sus propuestas figura la de emitir "una nueva lira", una divisa doméstica que circularía de forma paralela al euro, lo que permitiría a Italia gastar sin problema alguno.
"Esas propuestas... son quimeras", señala Piccoli. "Pero tan irreal como es la promesa de 'dinero fácil' para alentar la economía, igualmente será uno de los temas clave de la campaña electoral", agrega. "Sobre todo si la alianza de centro derecha se concreta, distrae la atención de los problemas reales y desafíos que Italia afronta".
Las encuestas apuntan que la campaña de 2018 será una carrera a tres entre el campo de Berlusconi, el Movimiento Cinco Estrellas y el gobernante Partido Democrático (PD), de centro-izquierda. Su líder, el ex primer ministro Matteo Renzi, perdió fuerza tras ser derrotado en el referéndum constitucional en diciembre pasado.
En una encuesta publicada en septiembre por el diario "La Repubblica", el Movimiento Cinco Estrellas contaba con el 28,1 por ciento de los apoyos, el PD con el 26,8 por ciento y los partidos de Berlusconi y de Salvni el 13-14 por ciento cada uno, mientras que Hermanos de Italia sumaba un 4,8 por ciento.
Con estas cifras y el voto proporcional vigente en Italia, el bloque de Berlusconi podría hacerse con la mayor parte de escaños pero no con una mayoría que le permitiese hacerse con la jefatura del Gobierno. No obstante, sería un considerable triunfo personal que le volvería a convertir en la figura clave del Parlamento.
"El hecho de que un hombre de casi 81 años, que se ha visto en todo tipo de historias, aparezca ahora como la mejor opción, es una muestra de en lo que se ha convertido la política en Italia" para muchos votantes, señaló el profesor Giovanni Orsina, de la Universidad LUISS en Roma.
"La predominancia de Berlusconi está ahí, es real y sigue potencialmente en alza", dijo a dpa Wolfango Piccoli, copresidente de la consultora Teneo Intelligence. "Sus dotes de supervivencia son admirables, yo creo que no hay otro político como él en Italia".
En junio pasado, los candidatos de Berlusconi ganaron en las elecciones municipales que se llevaron a cabo en el país. Ahora, la coalición entre su partido Forza Italia y las ultraderechistas Liga Norte y Hermanos de Italia podría hacerse con la victoria, según los sondeos, en las elecciones previstas para el 4 de noviembre en Sicilia, unos comicios que están considerados una prueba de cara a las elecciones generales previstas para 2018.
"Puedo oler la victoria en las próximas elecciones", escribió hace un mes Berlusconi en Facebook. "Cada vez más italianos me piden a mí, a Forza Italia, el centro-derecha, que cambien radicalmente las cosas que no van bien en nuestro país".
Todas esas palabras pueden parecer exageradas, dado que Berlusconi no puede presentarse a los próximos comicios debido a las condenas judiciales y que Matteo Salvini, el líder de la Liga Norte, intenta reemplazarlo como líder conservador.
Berlusconi confía en que prospere la apelación a su inhabilitación ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero el fallo de la corte de Estrasburgo podría no llegar a tiempo. Además, confía en que los votantes prefieran su política a la de Salvini, con su retórica anti-inmigratoria y anti Unión Europea.
Para prepararse para la batalla, el político, sabedor de la importancia de la imagen, se ha puesto en forma este verano con un régimen y se lo ha visto en un lujoso spa de belleza donde a diario corría cinco kilómetros y hacía media hora de natación.
En lo que podría haber sido una maniobra publicitaria, el 4 de agosto se vieron fotos de Berlusconi en las que parecía anciano y con poco pelo, mientras que la semana pasada apareció "más en forma que nunca" y con pelo en una revista de cotilleos que pertenece a su familia.
De la imagen de político famoso por por sus meteduras de pata internacionales y por sus bacanales sexuales con chicas jóvenes, Berlusconi se ha rebautizado a sí mismo como un estadista moderado que admira a la canciller alemana, Angela Merkel, y que puede actuar como baluarte contra los populistas del Movimiento Cinco Estrellas (M5S, según sus siglas en italiano).
"En la actualidad es una figura clave que puede impedir que los populistas lleguen al poder en Italia", dijo a dpa el ex portavoz de Berlusconi y actualmente presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. "Berlusconi garantiza estabilidad como siempre hizo", agregó.
Ese tipo de declaraciones se tambalean si uno recuerda que la última vez que Berlusconi fue primer ministro tuvo que dejar el cargo en noviembre de 2011 cuando el país se encontraba al borde de la bancarrota y amenazaba a toda la eurozona. Berlusconi siempre sostuvo que esa crisis fue una estratagema para sacarlo del poder.
Ahora, el dirigente considera que tiene ideas frescas para animar la economía, que a duras penas ha conseguido salir de la recesión y sigue siendo frágil. Entre sus propuestas figura la de emitir "una nueva lira", una divisa doméstica que circularía de forma paralela al euro, lo que permitiría a Italia gastar sin problema alguno.
"Esas propuestas... son quimeras", señala Piccoli. "Pero tan irreal como es la promesa de 'dinero fácil' para alentar la economía, igualmente será uno de los temas clave de la campaña electoral", agrega. "Sobre todo si la alianza de centro derecha se concreta, distrae la atención de los problemas reales y desafíos que Italia afronta".
Las encuestas apuntan que la campaña de 2018 será una carrera a tres entre el campo de Berlusconi, el Movimiento Cinco Estrellas y el gobernante Partido Democrático (PD), de centro-izquierda. Su líder, el ex primer ministro Matteo Renzi, perdió fuerza tras ser derrotado en el referéndum constitucional en diciembre pasado.
En una encuesta publicada en septiembre por el diario "La Repubblica", el Movimiento Cinco Estrellas contaba con el 28,1 por ciento de los apoyos, el PD con el 26,8 por ciento y los partidos de Berlusconi y de Salvni el 13-14 por ciento cada uno, mientras que Hermanos de Italia sumaba un 4,8 por ciento.
Con estas cifras y el voto proporcional vigente en Italia, el bloque de Berlusconi podría hacerse con la mayor parte de escaños pero no con una mayoría que le permitiese hacerse con la jefatura del Gobierno. No obstante, sería un considerable triunfo personal que le volvería a convertir en la figura clave del Parlamento.
"El hecho de que un hombre de casi 81 años, que se ha visto en todo tipo de historias, aparezca ahora como la mejor opción, es una muestra de en lo que se ha convertido la política en Italia" para muchos votantes, señaló el profesor Giovanni Orsina, de la Universidad LUISS en Roma.