Delegados de 17 países se reunieron este viernes para buscar una solución a la crisis de los emigrantes en Asia, que huyen por mar desde Birmania o Bangladés hacia Malasia e Indonesia.
Tailandia, anfitriona del encuentro, describió las conversaciones como "muy constructivas", y señaló que los 17 países presentes habían aceptado contribuir con ayuda humanitaria para socorrer a los 2.500 migrantes que se cree aún siguen a la deriva en alta mar, así como a los 3.500 que ya han ido llegando a las costas tailandesas, malasias e indonesias desde el pasado 1 de mayo.
Los países reunidos en Bangkok coincidieron en la necesidad de "atacar las raíces" del problema y "mejorar la vida de las comunidades amenazadas", con "creación de empleo" y "ayuda al desarrollo".
Pero el documento no mencionaba a los rohingyas, minoría musulmana apátrida formada por 1,3 millones de personas que huye masivamente del país debido a la violencia y las múltiples discriminaciones que sufre en Birmania. El aumento de la violencia comunitaria ha causado unos 200 muertos y 140.000 desplazados en 2012, lo que ha contribuido a acelerar el éxodo.
En la publicación el viernes en Birmania del primer censo en tres décadas se volvió a omitir a esta minoría, después de que las autoridades rechazaran contarlos si se identificaban a sí mismos como parte de ese grupo étnico.
El ministro de información birmano anunció al cierre de la cumbre en Bangkok que 727 "bengalíes" a la deriva habían sido rescatados en sus aguas el viernes por la mañana.
Bangladés reconoce a unos 30.000 rohingya como refugiados, pero decenas de miles más son tratados como emigrantes ilegales en Birmania.
La delegación bangladesí, por su parte, se mostró satisfecha del resultado de la reunión. "Hoy tuvimos discusiones muy productivas", dijo a la prensa el responsable Shahidul Haque.
Otros quedaron menos impresionados por el resultado de la reunión.
Charles Santiago, abogado malasio y presidente de los parlamentarios de la ASEAN para los derechos humanos, describió el encuentro como "mucha charla con poca sustancia y ninguna resolución para llevar a cabo cualquier tipo de acción".
Su grupo criticó asimismo que la cumbre no "discutiera públicamente la persecución de los rohingya".
Phil Robertson, de Human Rights Watch Asia, calificó las discusiones de "tirita en una herida abierta".
"Los rohingya ni siquiera son mencionados en la declaración.. ¿Cómo se puede hablar de un pueblo si ni siquiera es nombrado?"
Birmania había acusado por la mañana a la ONU de "estigmatizarla" y denunció la "politización" del problema.
"No pueden estigmatizar a mi país", se quejó el jefe de la delegación birmana, Htin Lynn, molesto por las declaraciones del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que llamó al gobierno a asumir su responsabilidad frente al problema.
Volker Turk, representante de ACNUR, había dicho que para resolver las causas de la crisis, Birmania debía asumir "enteramente sus responsabilidades con todos sus habitantes", en referencia al éxodo los rohingya.
Sus integrantes se enfrentan a restricciones de movimiento, de trabajo, familiares, y su condición de parias no ha sido reivindicado ni siquiera por la premio Nobel de la paz y opositora del régimen birmano Aung San Suu Kyi, estandarte de la democracia en otra época, y que ha recibido duras críticas por su silencio al respecto.
La policía tailandesa sigue registrando la frontera con Malasia, en búsqueda de campos de paso de inmigrantes, después de que en un campamento de la zona las autoridades encontraran una fosa con más de 139 cadáveres.
Tailandia, anfitriona del encuentro, describió las conversaciones como "muy constructivas", y señaló que los 17 países presentes habían aceptado contribuir con ayuda humanitaria para socorrer a los 2.500 migrantes que se cree aún siguen a la deriva en alta mar, así como a los 3.500 que ya han ido llegando a las costas tailandesas, malasias e indonesias desde el pasado 1 de mayo.
Los países reunidos en Bangkok coincidieron en la necesidad de "atacar las raíces" del problema y "mejorar la vida de las comunidades amenazadas", con "creación de empleo" y "ayuda al desarrollo".
Pero el documento no mencionaba a los rohingyas, minoría musulmana apátrida formada por 1,3 millones de personas que huye masivamente del país debido a la violencia y las múltiples discriminaciones que sufre en Birmania. El aumento de la violencia comunitaria ha causado unos 200 muertos y 140.000 desplazados en 2012, lo que ha contribuido a acelerar el éxodo.
En la publicación el viernes en Birmania del primer censo en tres décadas se volvió a omitir a esta minoría, después de que las autoridades rechazaran contarlos si se identificaban a sí mismos como parte de ese grupo étnico.
El ministro de información birmano anunció al cierre de la cumbre en Bangkok que 727 "bengalíes" a la deriva habían sido rescatados en sus aguas el viernes por la mañana.
Bangladés reconoce a unos 30.000 rohingya como refugiados, pero decenas de miles más son tratados como emigrantes ilegales en Birmania.
La delegación bangladesí, por su parte, se mostró satisfecha del resultado de la reunión. "Hoy tuvimos discusiones muy productivas", dijo a la prensa el responsable Shahidul Haque.
- 'Tirita en una herida abierta' -
Otros quedaron menos impresionados por el resultado de la reunión.
Charles Santiago, abogado malasio y presidente de los parlamentarios de la ASEAN para los derechos humanos, describió el encuentro como "mucha charla con poca sustancia y ninguna resolución para llevar a cabo cualquier tipo de acción".
Su grupo criticó asimismo que la cumbre no "discutiera públicamente la persecución de los rohingya".
Phil Robertson, de Human Rights Watch Asia, calificó las discusiones de "tirita en una herida abierta".
"Los rohingya ni siquiera son mencionados en la declaración.. ¿Cómo se puede hablar de un pueblo si ni siquiera es nombrado?"
Birmania había acusado por la mañana a la ONU de "estigmatizarla" y denunció la "politización" del problema.
"No pueden estigmatizar a mi país", se quejó el jefe de la delegación birmana, Htin Lynn, molesto por las declaraciones del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que llamó al gobierno a asumir su responsabilidad frente al problema.
Volker Turk, representante de ACNUR, había dicho que para resolver las causas de la crisis, Birmania debía asumir "enteramente sus responsabilidades con todos sus habitantes", en referencia al éxodo los rohingya.
Sus integrantes se enfrentan a restricciones de movimiento, de trabajo, familiares, y su condición de parias no ha sido reivindicado ni siquiera por la premio Nobel de la paz y opositora del régimen birmano Aung San Suu Kyi, estandarte de la democracia en otra época, y que ha recibido duras críticas por su silencio al respecto.
La policía tailandesa sigue registrando la frontera con Malasia, en búsqueda de campos de paso de inmigrantes, después de que en un campamento de la zona las autoridades encontraran una fosa con más de 139 cadáveres.